¿Agresiones machistas en la dirección de la CUP?

La exdiputada de la CUP, Mireia Boya, acompañada de otros dirigentes de la CUP / EFE

La exdiputada aranesa de la CUP, Mireia Boya, ha dejado de formar parte de la dirección de su formación con un duro mensaje donde acusa a uno de sus compañeros en la ejecutiva –también en el Parlament en la pasada legislatura– de "agresiones machistas". La cupaire ha lanzado críticas muy duras contra esta persona –de la que no ha querido desvelar el nombre–, puesto que la ha acusado de "comportamientos agresivos y roles de poder". 

Boya ha explicado que necesita recomponerse y descansar tras "un episodio continuado de agresión psicológica que ha supuesto una gestión emocional todavía complicada". Esta situación, que ya venía de su época como diputada de la CUP, se reavivió cuando esta persona entró también en la ejecutiva. 

Visibilización

La exdiputada aranesa ha asegurado que "como reflejo de la sociedad", su organización también sufre esta lacra. La cupaire ha destacado el trabajo de las personas de su formación política que se han puesto al frente en materia de feminismo para combatir el problema desde "el agradecimiento y la comprensión". No obstante, la exdirigente pidió al partido evitar esta incómoda situación de estar con el presunto agresor en la dirección, con escaso éxito. 

Mireia Boya Busquet@yeyaboya

He deixat el Secretariat Nacional de la CUP, per cuidar-me i volent explicar-me. Us ho dec. Ens tornarem a veure als carrers, a les places, arreu. Abraçades.

En el comunicado público por Twitter, Mireia Boya ha explicado que "visibilizar la propia vulnerabilidad [de la CUP] también es una apuesta por cambiarlo todo". Ha insistido en que cualquier proyecto de futuro que "no se construya sobre esta base" està condenado a a fracasar. 

Despedida emotiva

Boya ha agradecido a sus compañeros de militancia el trabajo hecho "desde la trinchera durante los últimos tres años". La ya exdirigente antisistemaha destacado "ha aprendido mucho" y se despide muy emotivamente de sus compañeros con un "hasta luego". 

Mireia Boya fue diputada de la CUP durante la anterior legislatura en la que fue investido presidente Carles Puigdemont. La CUP votó contra los primeros presupuestos del expresident aunque luego apoyó la cuestión de confianza a la que se sometió en el otoño de 2016. Su partido votó las entonces llamadas leyes de desconexión y –se supone a pesar de la votación secreta– la DUI del 27-O. La exdiputada está acusada de desobediencia por los hechos del procés y deberá ir a juicio en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TJSC).

Minutos después del anuncio de Boya, la CUP ha emitido un comunicado asegurando que “lamenta la dimisión de Mireia Boya y las causas que la han motivado”. La organización admite que “todavía” viven “carencias y contradicciones”. “No somos impermeables a un sistema patriarcal que atraviesa nuestras vidas y nuestras prácticas militantes”, añade en el escrito.

No es la primera vez que la CUP admite que en sus filas también padece la chacra de las agresiones machistas. El verano pasado el partido anunció que estaba elaborando un protocolo, que todavía no se ha finalizado, para detectar estas situaciones en el seno del partido y que podría desembocar en la expulsión de los militantes que protagonicen el acoso. En este caso concreto, una portavoz de la CUP asegura que están aplicando el protocolo provisional para tratar este tipo de casos, que no contempla medidas punitivas, pero sí “medidas de reparación”, que no concretan, y que se acuerda con la víctima. 

Resultado: El agresor permanece en el anonimato dentro del partido y la víctima tiene que salir humillada del mismo. ¿La CUP sigue aún dentro la sociedad patriarcal que quiere destruir?

Mireia Boya, en una asamblea de la CUP en 2017. S. SÁEZ EFE