Diputados indignados
La aprobación esta mañana en el Congreso de la reforma de la constitución ha puesto en evidencia que las decisiones son tomadas por las mayorías parlamentarias, algo que ya nadie tenía recuerdo. Ayer una simple votación a un reforma de la Constitución que no servirá para mucho, les devolvió a una serie de partidillos del Congreso a su verdadera dimensión. Acostumbrados a que el PSOE accediera a todos sus caprichos para conseguir anular al principal partido de la oposición en el momento que los dos se pusieron de acuerdo vieron reflejado en el espejo a la realidad de partidos minoritarios sin su poder de decisión exagerado que han tenido con Zapatero que no quería hablar con Rajoy.
Los socialistas llevan años menospreciando al PP, tachándolo de derechona franquista, acusándolo de cavernícola, buscando el modo de marginarlo, de alejarlo del poder para siempre, de convertirlo en la eterna oposición. Para esto firmaron hace años el pacto del Tinell. Nadie esperaba esta traición.
Los socialistas llevan años menospreciando al PP, tachándolo de derechona franquista, acusándolo de cavernícola, buscando el modo de marginarlo, de alejarlo del poder para siempre, de convertirlo en la eterna oposición. Para esto firmaron hace años el pacto del Tinell. Nadie esperaba esta traición.
Les ha pillado con el pie cambiado y la rabieta y posterior ridículo ha sido espectacular. Durante toda la votación de la reforma constitucional, ha habido unos cuantos ataques de cuernos de diputados despechados, especialmente notorio ha sido el de Gaspar Llamazares que se ha llevado buena parte del protagonismo. El diputado de Izquierda Unida, que junto con los de ERC, BNG, ICV, NaBai. cuando todos juntos no suman ni 20 del total de 350 de la cámara, ya habían anunciado su intención de abandonar el pleno del Congreso en el momento de la votación de la reforma como forma de protesta; pero finalmente decidió quedarse para así boicotear el acuerdo que PSOE y PP habían alcanzado con CiU en forma de enmiendas transaccionales.
Antes de la votación, Llamazares ha intentado tomar la palabra en el Congreso cuando había terminado el turno de palabra: "Quiero expresarme para vetar esta transacción, es una tomadura de pelo", aseguraba, bastante exaltado. José Bono rechazaba sus tentativas: "Tendrá la palabra cuando se le dé" contestó, tajante.
Antes de que comenzara la votación, el presidente del Congreso ha instado a los diputados que así lo habían comunicado a abandonar: "Si quieren abandonar la sala, este es el momento. Después las puertas quedarán cerradas". Este anuncio ha generado bastante revuelo en la Cámara, ya que los grupos de la izquierda nacionalista querían salir en el momento mismo de la votación, y no cuando Bono se lo indicara. "¡Ujieres, cierren las puertas!" ha ordenado, visiblemente enfadado y agotado por las continuas interrupciones.
Mientras, los diputados rebeldes permanecían en las escalerillas bastante atolondrados, discutiendo entre ellos si salían o se quedaban. Finalmente, los diputados que así lo han querido han salido de la sala...salvo Gaspar Llamazares. Al final unos no votaron, otros se abstuvieron y otros lo hicieron en contra. Lo que tenía que ser un motín se convirtió en un sainete. Fue como la rabieta del niño consentido.
Tras siete años de cambalaches de los socialistas en el gobierno, con los nacionalistas y los residuales de la izquierda, todos estaban convencidos que esto funcionaba así y que con los dos o cinco o siete votos que faltaban los obtenían de alguno de estos partidillos previo pago y así podían aprobar lo que les viniera en gana. De tanto estirar la cuerda Zapatero no se había percatado que al PSOE seguramente le hubiera ido mejor si hubiera contado desde un principio con el PP en muchas de sus propuestas. Al menos no tendría el déficit que ahora nos reclaman para obtener sus votos. Ahora Zapatero en sus horas bajas se ha dado cuenta. Lo mejor que puede hacer es disolver cuanto antes este gallinero de nenes malcriados que se veian tan indignados que parecia que iban reunirse con los indignados perroflautas que estaban sentados en la acera frente la puerta de Congreso gritando y pataleando.
Casto Pascasio Escolá
ResponderEliminarDesde luego, es una desagradable sorpresa comprobar, que en ponerse de acuerdo los dos grandes partidos, las minorias no tienen nada que hacer. ¡OJO ¡ vaya por delante que con ésto no quiero decir, que no se tengan en cuenta sus más legítim...os derechos y revindicaciones. Lo que me molesta , es que hasta éste momento, el inutil del Rodriguez, haya tenido que aceptar sus continuos chantajes. ¿ESTA RESPONSABILIDAD SOLAMENTE, LA DEPURAN LAS URNAS ?. Claro, que las minorias no estan de acuerdo, uno porque saben que a poco que se lleve bien EL ACUERDO, la vaca se queda tísica. Dos, su maldad, les hace pensar, que ellos (las monorias ) pueden quedar fuera de los privilegios. EN FIN. ES CURIOSO COMPROBAR, QUE POR NO PONERSE DE ACUERDO EN LOS GRANDES TEMAS, HEMOS LLEGADO A LA MISERIA.
Sarita Amon Jadue
ResponderEliminarBuenísimo!!!!!!!
Vicente Chirivella Soria
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo y que pena que estos dos partidos no se apoyen mas para no tener que caer en el chantaje de los nacionalistas antiespanoles
Carassius Auratus
ResponderEliminarYa, pero el PSOE y el PP estaban dispuestos a bajarse sus prendas inferiores ante CIU. Ya veo que no nos podemos fiar de nadie. Ni con mayoría absoluta.
Carassius Auratus
ResponderEliminarAunque no valga para mucho, me encanta que se indigne el enemigo. Me preocuparía más que estuviese contento. Ojalá se indignasen más.