Cuestión de aguante

Después de tres años de crisis pertinaz, la capacidad de aguante de la sociedad se va derrumbando y aflora la desesperación. El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha sido desautorizado en las urnas y, por lo tanto, deslegitimado en el ejercicio de sus funciones, pero sigue en su empeño de no dar paso a quien tenga las ideas más claras y de el viraje necesario para que no nos estrellemos de una vez.
A Zapatero y sus chicos/as les da igual seguir haciendo “sus reformitas”, porque saben que no producirán frutos y continuará la siembra de la desconfianza y el descrédito cuya cosecha recogerá sin duda su sucesor. Zapatero sabe que cada día que pasa los daños políticos y sociales se incrementan, dificultando y dilatando la reconstrucción y no digamos la recuperación nacional, al mismo tiempo que se reduce aún más la representación de su partido, que parece consentirle todo.
Una semana después por el triunfo arrollador del PP en las elecciones municipales y autonómicas, que debe ser interpretado como un plebiscito contra Zapatero y las políticas socialistas, así como un clamor popular contra la prolongación de la actual agonía política hasta marzo del 2012 y, por lo tanto, a favor de la convocatoria inmediata de elecciones generales, con la consiguiente apertura de una nueva etapa.
Así vemos el intento de utilización del movimiento 15 m por parte del candidato Alfredo para continuar en la senda trazada por Zapatero, que ve con buenos ojos la radicalización del mismo y están profiriendo consignas contra los bancos, el mercado o el “Pacto por el Euro” (¿) procedentes de la más rancia extrema izquierda que se ya se creía extinguida y están mostrando la cuestión de fondo, la clara manifestación de un proceso de descomposición social en España y que hasta ahora había permanecido oculto y desarticulado.
Observando las actitudes y aptitudes de los manifestantes en estos días, uno no podía dejar de pensar que esa fértil imaginación que se traslucía tras eslóganes y lemas originales, los buenos oficios que hubieran rendido al departamento de marketing o de publicidad de cualquier empresa, al mismo tiempo que denotan una inteligencia viva y creativa tan necesaria en este país. Viendo las duras condiciones de permanencia en este campamento, dormir en el suelo y pocas horas, comer lo que se disponga, ofrecerse a colaborar en cualquier labor que les fuera encomendada, etc., me hacen reflexionar sobre las cualidades de estas personas si se pudiera transformar su disposición en valores sociales permanentes, rindiendo en el terreno abonado de una sociedad estructurada. Parecen hoy tan necesarios los valores de ayudar a los demás, de comprometerse por las cosas, de no desinhibirse de las cuestiones públicas, del esfuerzo, de soportar las inclemencias de las circunstancias (el sacrificio), de la disciplina de cumplir con horarios y con funciones asignadas, etc.
Pero también me viene a la memoria la desvalorización que en estas circunstancias se ha estado vulnerando dentro de estas manifestaciones y no son ni más ni menos que los grandes principios políticos de democracia, libertad y economía de mercado.
A pesar de los pesares de la triste evolución de las cosas, con la España democrática, hemos alcanzado cotas de progreso y de bienestar, no demasiado frecuentes en nuestra larga historia. Habrá que corregir bastantes cosas, pero no se puede impugnar como se hizo en Sol el sistema democrático salvo si lo que se quiere es entrar en una espiral autodestructiva. La libertad, inherente a la condición humana, es el origen de todas las transformaciones importantes, duraderas y beneficiosas de la historia. Una de sus creaciones, ha permitido mejorar la condición de vida de los hombres, a lo largo de siglos, se trata de la economía de mercado. La prosperidad y el equilibrio social de las sociedades democráticas son deudoras del mercado abierto y libre. Es profundamente reaccionario y nocivo para el bien común ponerlo en entredicho. Los únicos límites por los que debe transcurrir el cauce de la economía de mercado son los de las leyes. En un Estado de derecho nadie puede estar por encima de la Ley.

¿Qué es el Pacto del Euro?
L.D.
La izquierda europea ya tiene un gran enemigo al que culpar de todos los males que rodean a la sociedad: el Pacto del Euro. En los últimos días, los indignados han centrado en este acuerdo todas sus protestas y le han acusado de buscar el desmantelamiento del Estado social europeo. Este acuerdo, firmado el pasado marzo por los líderes europeos, persigue coordinar las políticas económicas de los países de la eurozona. Hay numerosos aspectos por los que podría cuestionarse su contenido, pero los ataques que se han conocido en los últimos días son de lo más curiosos.
¿Qué es el Pacto del Euro?
Los líderes de la UE se reunieron en marzo para tratar de evitar el colapso que se cernía sobre la eurozona. Grecia, Irlanda ya habían sido rescatadas y Portugal estaba a punto de pedir la ayuda de los socios de la UE. El problema es que los países ricos (Alemania y los nórdicos fundamentalmente) cada vez estaban menos dispuestos a seguir prestando dinero de sus contribuyentes a sus socios del sur de Europa sin ver ninguna contraprestación a cambio.
De esta incertidumbre nació el Pacto del Euro: es algo así como una transacción que dice "nosotros (Alemania, Francia, Finlandia, Dinamarca) te prestamos dinero a cambio de que tú (Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia,...) hagas las reformas estructurales necesarias para pagarnos en el futuro".
Este nuevo acuerdo surge como sustituto del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Cuando nació el euro los estados que adoptaron esta divisa pactaron coordinar su política económica para asegurar el buen estado de la moneda común. El acuerdo era no rebasar el 3% del PIB de déficit público cada año y el 60% del PIB de deuda pública en total. El problema es que desde el principio esos límites no se cumplieron -Alemania y Francia fueron los primeros en saltarse a la torera este Pacto- y los estados no pagaron las multas correspondientes.
De hecho, como se ve ahora mismo, el PEC no sirvió ni para controlar la crisis, ni para evitar el colapso de Grecia, Irlanda o Portugal. Por eso, hace unos meses se decidió crear un nuevo Pacto de Competitividad, que fuera más allá de un control genérico de las cuentas públicas y que coordinase también cuestiones como la edad de las pensiones, el mercado laboral o la fiscalidad.
¿Qué se acordó en marzo?
En realidad, el Pacto del Euro nace de la falta de un acuerdo, aunque parezca una contradicción. Así, Alemania quería establecer compromisos fijos y que se multase a aquellos países que no quisieran acogerse a los mismos -algo así como "el que se pase del 3% de déficit paga una multa"-. Mientras, otros países como Francia pedían unas condiciones más laxas. Al final, triunfó esta última posición.
Lo que se firmó fue la asunción de una serie de "compromisos comunes" que se revisarían cada año. Los países de la UE se obligaban a presentar propuestas para avanzar en una serie de cuestiones: competitividad, empleo, finanzas públicas, estabilidad financiera, control del déficit. Luego, cada doce meses, se revisaría en conjunto entre todos los socios cómo se estaban desarrollando estas iniciativas y si cumplían sus objetivos. Es decir, el Pacto por el Euro, en realidad, no obliga a nada en concreto sino a avanzar en una serie de objetivos genéricos. Y son el resto de socios que han firmado el acuerdo los que juzgan si un país está avanzando o no en la senda prevista.
¿Impone "recortes sociales"?
Los "recortes sociales" contra los que protestan los indignados en Atenas o Madrid no los establece el Pacto del Euro, ni el FMI, ni el BCE, ni siquiera los banco europeos, sino la realidad y los derroches anteriores de los gobiernos griego, español o portugués.
Cuando se dice que "la UE obliga a Grecia a rebajar las pensiones, despedir funcionarios o acometer privatizaciones" se olvida una cuestión evidente: el Gobierno heleno puede negarse. Sólo tiene que salir al mercado y encontrar financiadores que quieran seguir prestándole dinero. Habría que preguntar a todos los indignados que el domingo se solidarizaban en Madrid con el pueblo heleno cuántos de ellos han comprado deuda pública de ese país.
El problema es que nadie quiere prestar dinero a Atenas porque es muy poco probable que lo devuelva. Sólo los países de la UE están dispuestos a enviarle fondos, porque temen que su caída arrastre al euro.

Comentarios

  1. Telmo

    Cómo vamos a pedir a esos indignados que piensen?. Como son de izquierdas, ellos solo quieren no trabajar y vivir del ajeno que sí trabaja. De momento les vemos diariamente por las calles, lo que nos hace preguntar: ¿Cuándo y dónde trabajan?. Por lo que se ve, solo viven del trabajo de los demás.

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  2. Triptico

    Lo que tiene que hacer este Desgobierno, es marcharse de una vez. Y además hay que terminar con el estado de las autonomías, que es una de las mayores sangrías económicas que padece España.

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  3. andy21

    Que nos tiene cogidos por los... es evidente. Que tenemos que asumir nuestra situación es inevitable. Dudo mucho que los contribuyentes de los países que nos prestaron dinero supieran que lo estaban prestando y para que lo estaban prestando, pero algunos de sus gobernantes si lo tenían muy claro y los nuestros también, se trataba de su forma particular de hacer Europa, que no es otra que, comprarla a buen precio, una lucha de poder he influencia, en la que nosotros hemos sido un campo de batalla ( Nos han engañado), con beneficios de los que nadie habla como por ejemplo la influencia Francesa en países árabes, como por ejemplo Marruecos en el que España podía haber sido una seria dificultad.
    La solución, es para mi, que a la mayor brevedad posible, empecemos a ahorrar a producir como sea, para que VOLVAMOS A SER UN POCO MAS LIBRES y podamos salvar nuestra casa (España), a ser posible con los muebles, solo entonces podremos decir si o no al "Pacto del Euro".

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  4. Thickasa

    Los "indignados" quieren seguir recibiendo la "sopa boba" que les daba el PSOE. Pero eso se acabó, ya no hay de donde sacar.

    Los "indignados" lo están, no por lo que ha dilapidado el gobiernos del PSOE con ayuda y/o complicidad de la UE, bancos , cajas y grandes empresas (que se han llevado su tajada) sino porque se ha acabado la fiesta.

    Dicen los "indignados": "No pan para tanto chorizo". Yo les digo: "No hay chorizo para tanto pan". El pan y circo permanente que pretende estos "indignados" nos lleva a la ruina de modo irremisible, y esto sí que me indigna y escandaliza.

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  5. ionesco

    Se llame como se llame, hay que reducir deudas porque la causa real no llegó con el boom inmobiliario, todo lo contrario, el boom inmobiliario sirvió mientras duró para tapar las verdaderas realidades económicas de éste pais llamado España, se vivieron años exultantes de una riqueza basada en créditos baratos y dinero muy fácil de obtener, por unos politicos sinverguenzas y corruptos que engañaban a la población mintindoles en su realidad e incitando al consumo desorbitado entre ellos el inmobiliario, todo ello con la complicidad de la banca deseosa de controlar toda clase de capitales, fuesen grandes, medianos o simples nóminas, y es más ayudado por los paises fuertes de la UE, Alemania y Francia con los paises nórdicos, donde basaban sus grandes exportaciones a paises cómo España, Portugal, Grecia, etc. etc., además en España los corruptos politicos empujados por regiones, principalmente Cataluña y Pais Vasco se empeñaron en crear un estado de las autonomias del todo inviable, donde esos minis-estados que se crearon 17, una enorme trampa para ocultar la corrupción a una casta de sinverguenzas metidos a politicos para enriquecerse en nombre de una mal llamada democracia representativa. La adopción del euro fué un error para una seria de paises que no supieron ver sus propias realidades y ahora los paises ricos y serios, que se quedaron con una serie de actividades como la industria casi en monopolio exigen que se les pague los excesos de esos paises sureños. Toda una tésis digna de ser estudiada.

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  6. Marimar Calvo Begue

    Y sigue diciendo que " España no está en riesgo ".....

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