Presupuestos 2012

El Gobierno acaba de presentar un Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012, que salvo examinar en el BOE partida por partida, encaja bastante bien con la situación de grave crisis económica y fiscal por la que atraviesa nuestro país. Lo primero que hay que destacar del mismo es que establece un recorte ambicioso del déficit estatal, ni más ni menos que 27.300 millones de euros, o el 2,5% del PIB. El Ejecutivo no podía hacer otra cosa, teniendo en cuenta las presiones que viene sufriendo la deuda española en los mercados desde hace semanas, así como los compromisos contraídos con la Unión Europea. La huelga general no ha sido obstáculo para que el Gobierno se desvíe del camino que previamente se ha trazado.

No ha habido demasiadas sorpresas en cuanto al camino tomado, quizá lo mas llamativo ha sido la amnistía fiscal, una medida difícil de defender desde el punto de vista ético; perdonar a los infractores siempre es castigar a quienes no lo son. Creo que esta medida podía haberse evitado, profundizando en la reducción del gasto. Pero en una situación de emergencia como la que estamos podría ser defendible. No obstante, habrá que ver si en estos momentos de tanta incertidumbre sobre el futuro del euro se repatrían tantos capitales como espera el Gobierno, nada menos que 25.000 millones de euros. El haber tomado este camino da que pensar en la difícil situación en que está nuestra tesorería.

Es cierto que algunos de los cambios más necesarios requieren de mucho más tiempo que los escasos tres meses que lleva Rajoy en La Moncloa. No puede ser que nuestras autonomías sólo gasten, recibiendo los beneficios políticos del derroche, pero no se preocupen de recaudar, lo que impondría un límite a sus desmanes. No podemos aguantar semejante exuberancia de administraciones, hasta cuatro por ciudadano, con ayuntamientos para cada núcleo de población sea del tamaño que sea.

Si el Gobierno cree que el Estado debe reducirse, algo de que en este momento habrá que convencer a algunos, estas medidas deberán completarse en los próximos meses dentro de la periferia de la administración. Habrá que entrar en el detalle en las autonomías donde existen tensiones políticas por parte de quienes entienden su autonomía como una nación a los que habrá que poner a prueba sobre su sentido de la responsabilidad, que podrían dificultar la recuperación.

No podía hacer otra cosa porque mientras no se reduzca de forma drástica el déficit de todas las administraciones públicas, no podrá empezar a fluir ese crédito hacia el sector privado que debe cimentar la recuperación de la economía española y el proceso de creación de empleo. Consciente de ello, el Ejecutivo ha actuado como debía marcándose un objetivo bastante ambicioso. Desde la bolsa que ha frenado su desplome y la prima de riesgo que se rebajó ayer, se nos indica que vamos por el camino adecuado, mientras Bruselas nos da el visto bueno.