Perder el tiempo...

Pasan los días y  ya van nueve meses que  nuestro país decidió que Pedro Sánchez era quien debía estar al frente de un gobierno  que gestione nuestros intereses y a hasta ahora sigue sin un gobierno que pueda decirnos por donde va nuestra economía, nuestra educación o nuestra sanidad y a falta de noticias, las televisiones se dedican a meternos  en la mollera temas inexistentes como guerras de sexos, memorias histéricas, calentamientos globales y otras monsergas, con las ministras Calvo, Montero y Celáa regañándonos cada dia.

Nuestra España está aterrada y por los planes de Pedro Sánchez de acostarse con los nacionalismos haciendo suyas todas sus barbaridades, dejándose humillar cada dia más por unos sinvergüenzas que habian planeado asaltar nuestra nación, entre regates que no llevan a ninguna parte, revuelos históricos que al final duran unas horas y tonelada de propaganda oficialista que todo lo dulcifica y camufla. Los más sesudos pensadores buenistas continúan meditando cómo cepillarse la idea de España sin que se note mucho, para que cuando no exista «encajen» por fin en ella cómodamente Cataluña y el País Vasco

El resultado es que casi ha dejado de consignarse lo importante: este país lleva sin Gobierno desde febrero del año pasado, más de nueve meses, y los últimos Presupuestos Generales del Estado, la herramienta principal de un Ejecutivo, son los que sacó adelante Rajoy en mayo de 2017.

Ayer se consagró un nuevo capitulo de la deriva socialista hacia un país con ocho naciones o una nación con ocho países (faltan bastantes) con distintos derechos y obligaciones.... que ha inventado el estratega bailarín del PSC, que ha sido vuelto a reelegir. 

Las leve protestas de los barones que igual pronto se quedan sin nación a Sánchez son ninguneados por las televisiones del imperio «progresista», que son casi monopolio y no pueden dormir desveladas por Ortega-Smith, para ellas el gran problema nacional. Aún así, Carmen Calvo se ve obligada a salir a regañar a Page y Lambán, tan carcas que no entienden el oxímoron de que hay que dialogar «dentro de la Constitución» con quien te pone como condición irrenunciable una independencia que hace añicos esa Constitución. 

Esta semana vamos a contemplar otro acto de esta comedia interminable y el emperador de la Moncloa va a dignarse a recibir a los principales lideres de la oposición para aparentar que habla con ellos y rellenar los telediarios huérfanos ya de la insoportable niña sueca. 

La derecha, dispersa en su gresca interna, no aporta apenas iniciativas, salvo la imposible de Arrimadas, para tratar de evitarle al país el mal supremo para cuando el preso de Lledoners y el fugado de Bruselas se pongan de acuerdo y decidan: un Gobierno socialista con la ultraizquierda comunista y sostenido por los separatistas. Los países a veces se equivocan en las urnas, pero también pueden acabar rectificando.