Educación, una tarea titánica

Ayer le tocó al ministro José Ignacio Wert exponer los proyectos que tiene su ministerio con el fin de enmendar el cenagal que nos ha sumido años de inconsciencia y permisividad de los planes socialistas en materia de educación. Hay que celebrar la desaparición de la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía, utilizada descaradamente por la izquierda donde asomaban muy descaradamente los tics más totalitarios de la izquierda política para su proyecto de ingeniería social, empeñados en utilizar los recursos del Estado en algo que solo las familias pueden atender. Han desplazado a los padres la autoridad sobre sus hijos sin quitarles la responsabilidad  sobre los resultados. Hay que celebrar, por tanto, la victoria de miles de familias que se opusieron al adoctrinamiento de sus hijos, llevando a cabo el mayor movimiento de objeción de conciencia de la democracia.
Otra cuestión es restituir la autoridad del profesor en las aulas, donde actualmente su trabajo es poco menos que imposible. Cuando Sarkozy manifestó “Quiero una Francia en la que los alumnos se pongan en pie cuando entre el profesor” tuvo un montón de protestas ya que incidía directamente el modelo que ha inundado durante décadas la educación europea, en un largo proceso de degradación que hasta hace poco parecía imparable. Pero si el modelo europeo resultaba defectuoso, no hay ni que decir que el caso español destaca en todos los indicadores negativos. Las cifras que ayer aireaba el ministro Wert son la enésima constatación de un fracaso repetido, trágico para más de una generación. El revuelo que causó el ejemplo refleja bien hasta qué punto la contaminación estaba extendida incluido a mismo profesorado,  ya que cuesta entender que hay quienes pueden no estar de acuerdo en algo tan evidente como la necesaria recuperación de la autoridad del maestro, y que esa autoridad –imprescindible para la docencia– debe tener una expresión tan visible como legal.
Por todo ello la reforma de Wert debe atender a cuestiones técnicas como la convergencia con Bolonia y la ampliación del Bachillerato, o económicas, donde queda claro –por nuestros propios resultados– que no existe una relación directa entre recursos y éxito, pero también debe incidir en las raíces profundas del mal, para desterrar de una vez por todas ese modelo progresista que, lejos de conseguir la igualdad de oportunidades, parece empeñado en imponer la igualdad de resultados, como si el mérito, el esfuerzo, el talento y la excelencia fueran valores poco democráticos en las escuelas y los institutos.
Pero lo mas difícil para el ministro será luchar contra los diecisiete reinos de taifas que han conseguido modificar hasta niveles irreconocibles muchas de las materias fundamentales y obviar aquellos conocimientos indispensables sobre Historia, Geografía o Literatura, cuando se comprueba que los alumnos ni siquiera conocen el curso de los ríos cuando traspasan los limites de su comunidad o donde no se respeta el bilingüismo y se imparten las clases  exclusivamente en el idioma que interesan al color político de quienes las regentan despreciando el español como idioma común de todo el país. Una unificación en los planes de estudios en primaria y secundaria va a ser indispensable.  
La tarea que Wert tiene por delante es absolutamente urgente, la reforma profunda de la educación no puede esperar más, cuyos resultados solo será posible notarlos hasta pasados unos cuantos años.

Comentarios

  1. Martin Sánchez

    O hacemos reformas o la ruina económica, intelectual y moral nos sumirá a todos. A todos. Lo que no puede ser es que la economía nos ahogue, que el desempleo nos asfixie, que los nacionalismos nos chuleen, que los piratas nos extorsionen, que los etarras nos burlen, que los sindicalistas nos gorroneen, que los empresarios nos aplasten, que la Administración nos esclavice, que las leyes nos sancionen, que las multas nos esquilmen, que las viviendas disparatadas nos quiten la vida, que la educación nos adoctrine o que la sanidad nos enferme. No puede ser.

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  2. Javier Santos

    hay algo que no se imparte y es la base de todo estudiante " la motivación".

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  3. Juan Viaña Hernandez

    El problema de las reformas es educación es que no serviran para nada sino son consensuadas, cuando venga un gobierno de izquierdas habrá una contrareforma, la derecha sigue acomplejada, y la izquierda no renunciará nunca al adoctrinamiento, ¿porque solo 1 año de bachiller?. los que hicimos 6 con dos revalidas y Preu, no salimos Senecas pero casi en comparación con la peña actual.

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  4. Pilar Zamora Ruiz

    Despues de la concienzuda labor de deseducar a ver quien arregla este desastre.

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  5. Maryam Rey

    Y continuará igual... en las regiones con "lengüita" a la que han apodado de propia sigue la imposición. Y ya no hablo de Cataluña o Vascongadas, sino de Galicia y Valencia (gobernadas por el PP). Al menos en Galicia, se destinan millones de euros (más de 1000 millones entre 2009-2010 y 2011) para lavar el cerebro a los niños en las aulas con la identidad propia, la "Nazón", "el País llamado Galiza",... Y por mucho que haga el ministro, tiene las manos atadas porque las competencias en Educación las tienen las "autonosuyas". El primer paso que se debería dar sería que las CCAA devolviesen la competencia de Educación y Cultura al Estado. Entonces sí podríamos hablar de cambiar las cosas

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