La rabieta de Junqueras

Oriol Junqueras había enseñado hasta ahora su cara amable. Fue el miércoles en Bruselas cuando Oriol Junqueras amenazó “con una huelga general de ocho días que arruine la economía catalana y española como España se oponga a sus proyectos para el referéndum” cuando nos mostró su cara más siniestra y nos marcó lo que puede ser el futuro de Cataluña bajo la batuta de ERC, que ahora mismo el partido que tiene más expectativas de voto en las siguientes elecciones autonómicas. Sus palabras son un gravísimo error estratégico fruto sin duda de una creciente ansiedad y nerviosismo.

Quien no le importa el bienestar y la economía de sus conciudadanos con tal de seguir con la suya en sus ansias de una pretendida independencia, no merece ser quien tome la batuta de de Cataluña. Algo que mis paisanos los catalanes deben tomar buena nota. Sus declaraciones de este miércoles le enfrentan no con "España" sino con muchos catalanes sentimentalmente independentistas pero que no están por la labor de destruir nada. Y menos su propia riqueza. Bastante se ha sufrido con la crisis económica como para que ahora venga un "revolucionario" para acabar de rematar la faena.

Hasta ahora se nos había vendido una independencia indolora. Solo ventajas. Ningún problema. Ahora resulta que no sólo el puerto de llegada dejaría a Cataluña fuera de la UE, sino que el trayecto será tormentoso y con daños económicos graves. ¿Ha comentado en alguna ocasión como iba a resolver los graves problemas de financiación del nuevo país?

En fin, entramos en una nueva fase del llamado proceso soberanista. La alianza CiU-ERC queda muy tocada. No veo a CiU secundando una huelga para arruinar a sus votantes. Junqueras ya ha enseñado una patita nada tranquilizadora para la burguesía catalana y las clases medias. La suya no parece una buena táctica y su discurso va a tener consecuencias.