Cataluña, la sociedad civil, Òmnium Cultural y su “país normal”
Se parapeta tras formas exquisitas, un lenguaje culturalista y un seudo-intelectualismo de libro
José Rosiñol Lorenzo,
José Rosiñol Lorenzo,
Artur Mas con Muriel Casals y otros directivos de la independentista Òmnium
Cultural.
…. Òmnium, cuya página web solo está
disponible en catalán, inglés y francés, -¿será este el país que anhela el
nacionalismo, uno dónde desparezca el idioma propio de millones de catalanes?-….
Omnium Cultural, una entidad nacida durante el
franquismo para preservar la cultura catalana parece haberse reconvertido en el
brazo sociocultural de CDC, es el
instrumento que el nacionalismo conservador usa para aglutinar eso que
denominan la sociedad civil, es la encargada de encuadrar a la ciudadanía
nacionalista poco tendente a expresar sus ideas con la estridencia de ERC o el fanatismo de la CUP.
Los
de Òmnium se parapetan tras formas
exquisitas, un lenguaje culturalista y un seudo-intelectualismo de libro
–imagino que por la influencia de tantos años a la sombra de poder y por la
distancia que supone observar desde Torres de Marfil una realidad que les
resulta muy lejana- pero en verdad defienden los mismos objetivos, los mismos
tiempos y los mismos atajos ilegales que los quegritaban vivas a Terra Lliure en la Plaza de Sant Jaume
mientras exigían una inmediata declaración de independencia.
Tras
las formas democráticas, tras los disfraces de tolerancia, tras un pluralismo
puramente instrumental se esconde una rara vez disimulada animadversión hacia
todo lo español, empezando por nuestro idioma, una aversión a la diversidad
identitaria, una politización de lo cultural, un proyecto de uniformización
cultural y lingüístico.
Pues
bien, Òmnium ha puesto en marcha una campaña denominada “Un Pais normal” con la
que convencer a los indecisos de las bondades de la independencia, una campaña
diseñada para llegar al otro, a esa alteridad ignorada, a esa Cataluña incómoda
pero ahora necesaria para los planes y desvaríos soberanistas.
Sorprendente
de esta campaña que una entidad como Òmnium,
cuya página web solo está disponible en catalán, inglés y francés, -¿será este
el país que anhela el nacionalismo, uno dónde desparezca el idioma propio de
millones de catalanes?- se rebaje a incluir un eslogan como “es normal que uno
hable catalán y el otro hable castellano”, el otro del que hablaba más arriba,
el lenguaje siempre se empeña en delatar aquellos prejuicios escondidos tras
las máscaras condescendientes.
Sorprende
que digan “es normal que la gente pueda decir lo que piensa”, ¿querrán
decir que en Cataluña hay quién no puede expresar libremente sus ideas
independentistas?, ¿querrán decir que los que no somos nacionalistas podemos
expresarnos con la misma libertad –y con las mismas oportunidades- que los
nacionalistas, sin sufrir coacciones sociales e, incluso institucionales?, ¿no
es invertir la realidad de la cosas?, ¿no es un ejemplo más del falso
victimismo del que se nutre el ideario del independentismo?
Finalmente
una reflexión:
¿no
resulta chocante que una entidad supuestamente cultural se haya convertido en
una organización parapolítica?,
¿no
resulta sorprendente que una entidad surgida para resistir a la imposición del
poder se comporte como un resorte del poder?,
¿no
resulta incomprensible que una entidad subvencionada con dinero público se
dedique a propagar la ideología de una parte de la población negando la
legitimidad del resto?
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