Mareando la perdiz
Mariano
Rajoy sigue en Méjico junto a los mandatarios del G-20 y su estancia no deja de
ser paradójica, ya que si el pasado domingo calificó el rescate de 100.000
millones a la banca como una gran victoria, en una semana ha pasado a considerarlo “tremendamente
dañino” porque vincula el riesgo bancario al riesgo soberano. Todo
ello ocurre mientras el foco de los
inversores ahora centrado en España, cuya prima de riesgo y rentabilidad de la
deuda a 10 años alcanzaron nuevos máximos el lunes, acrecentándose así el
riesgo de que el país acabe precisando un rescate soberano.
Empeñado
en establecer la separación absurda entre los indicadores económicos y la vida
real, como si no hubiera la menor implicación entre ambos, es como intentar
negar los efectos de la gravedad, una ley que además ni siquiera ha sido votada
democráticamente. Las dos cosas pueden ser injustas, así que o las integramos
en nuestros esquemas existenciales o nos pegamos el leñazo del siglo –camino de
eso vamos–. La Economía y el Universo son así de arbitrarios y el ser humano
nada puede hacer sino adaptarse a la realidad por mucho que le fastidie.
Asistimos, llenos de perplejidad, al lamentable
espectáculo que está dando el Gobierno. Mientras los mercados muelen a palos a
nuestra deuda pública, encareciendo cada vez más la financiación del déficit
público y acercándonos progresivamente a ese punto en el cual la carga de la
deuda se hará insostenible para nuestro país, mientras nuestro Ejecutivo
contempla los acontecimientos sin la menor capacidad de reacción. Porque
reaccionar no es esperar a que pase la tormenta, como estamos haciendo, o pedir
al Banco Central Europeo que intervenga en los mercados, sino tomar las medidas
adecuadas para resolver la situación.
La
solución, desde luego, no pasa por una unión fiscal y una unión bancaria en la
zona euro, como acaba de pedir Rajoy en la reunión del G-20. Ambas pueden ser
necesarias para el buen funcionamiento de la Unión Monetaria Europea si
consigue superar esta crisis, pero no son la salida para nuestros problemas,
que son acuciantes e inmediatos. Los datos de ejecución presupuestaria hablan
de un deterioro constante, no de una corrección del déficit, con lo que la cosa
está empeorando.
La
solución no está en tratar de que el rescate de cien mil millones de euros que
ha aprobado la Unión Europea para el sistema financiero español sea un dinero
que se entregue directamente a los bancos y cajas de ahorros, para que no
compute como deuda pública ni los intereses que generen estas ayudas entren a
formar parte del déficit presupuestario, porque la crisis fiscal del Reino de
España sigue ahí, con o sin rescate. Todo esto no son más que triquiñuelas de
cara a la galería para evitar el tener que afrontar el verdadero problema, que
no es otro que el deterioro causado día a día por el desplome de los ingresos
fiscales y el desorbitado gasto de las administraciones. Lo que no podemos
hacer es seguir paralizados como hasta ahora por el miedo a un supuesto
estallido social.
El
Gobierno desde la reforma laboral no ha vuelto a hacer nada para salir de la
crisis y los españoles ya se están cansando de sufrir de forma gratuita
mientras autonomías y ayuntamientos siguen haciendo de las suyas porque nadie les
obliga a hacer otra cosa.
Juan García Urrea
ResponderEliminarMientras crece la incertidumbre, el despilfarro sigue.
Jesús Huete
ResponderEliminarQuienes se creyeron la increible propuesta, y les votaro, son los responsables directos del contubernio sadomasoquista en el que nos metieron con su voto desesperado e irracional ¿Poner al lobo a cuidar el rebaño era la solución?. El perro que lo cuidaba era tonto, ineficaz y poco útil. Pero era un perro. Siguen diciendo eso de la herencia recibida, sin aclarar, naturalmente, que el 80% de diche herencia provenía de sus mismos camaradas: Madrid, Levante....etc. El hombre es el único gilipollas que tropieza mil veces en la misma piedra. Cuando nadie vote a nigún partido, cuyas estructuras medievales y adoradores de la Ley de Hierro, que se niegan a quitar el Senado y miles de carguetes bien remunerados a analfabetos funcionales de la Política,cuando nadie acuda a los colegios electorales, puede que esto comience a plantear cómo regenerar la democracia real, no esta comedia bufa que estamos sufriendo, inteligente amigo....