La suerte del Tribunal Constitucional
La
solución planteada por Esperanza Aguirre de convertir el Tribunal
Constitucional en una sala del Supremo ha logrado la aceptación de la dirección
nacional del PP. Ahora faltará encontrar en momento oportuno para desarrollar
esta propuesta, ya lo que ahora no conviene al país es otro incendio político
que pudiera desestabilizar una de las patas en las que se sustenta el Estado
-en este caso la Justicia- ya de por sí muy devaluada a ojos de la opinión
pública.
"Me
parece que lo que no se puede en un edificio constitucional como el nuestro es
reiteradamente que el TC le enmiende la plana al Tribunal Supremo y entre en
cuestiones de valoración de los hechos y de legislación", ha señalado Aguirre, “Un
tribunal que no está formado por jueces a excepción de su presidente, Pascual
Sala, aunque se llaman "magistrados", son "nombrados
por los políticos, aunque estas personas sean juristas de reconocido
prestigio, por lo tanto, hay que abrir el debate sobre la necesidad del mismo”.
La
última sentencia sobre Bildu ha sido
la gota que ha colmado el vaso de un órgano totalmente devaluado que ha estado
dictando sentencias frente a sentencias del Tribunal Supremo y al sentido común
siempre al servicio de intereses políticos del momento. Empezó su andadura con
la expropiación de Rumasa, siguió con la aprobación del Estatut de Catalunya,
fuente de las discordias territoriales y ahora con legalización de BILDU y SORTU, las
terminales de la banda terrorista ETA.
El
Tribunal Constitucional no representa otra cosa que la desconfianza de los
políticos hacia el poder judicial que en su conjunto les es más difícil de
controlar, por las características de imparcialidad que se atribuyen a la
función jurisdiccional. Ya hemos probado el TC y hemos descubierto que es un
órgano con un diseño hecho aposta para que los políticos puedan cargarse la
Constitución.
No
deja de ser mucha casualidad que la profesora Pérez Vera haya sido la ponente
del Estatuto de Cataluña, de la sentencia de Bildu y de la de Sortu. Hace más o
menos un año ya se reformó la Constitución por el procedimiento de urgencia.
Querer es poder.
Martin Sánchez
ResponderEliminarLas sentencias del Tribunal Constitucional son un modelo de perversión jurídica y un exponente de cómo la justicia se supedita a la política.
Más bien hablarás de las diigencia y providnias de inadmisión, que sin fundamento jurídico alguno inamiten el 98% de los recursos. Las sentencias son puñetera excepción y excusa
ResponderEliminarJuan Viaña Hernandez
ResponderEliminarBuen articulo Xavier Carrió Jamilá como todos los tuys y gracias por el honor de compartir en este grupo.
Alberto Olivera Muxí
ResponderEliminarEn verdad en verdad os digo que es una ¿ Institucion ? que es una inutilidad y un sumidero por donde se desperdicia mucho dinero de los contribuyentes , Es una pena mantenerlos
José Luis Trinquete Gómez
ResponderEliminarSobre todo por no ser Juristas y violar constantemente sus competencias, sirviendo de escudo y amparo a un partido político que goza de mayoría en él mismo en este momento por negarse a su renovación.
Pilar Zamora Ruiz
ResponderEliminarLos del Tribunal Constitucional, son una réplica del "CHAVO DEL 8"