ETA, por la coacción al poder

Dice Mayor Oreja en su artículo de hoy en Libertad Digital que ETA está a dos pasos de culminar la toma del poder en el País Vasco. Este ha sido el sentido de su negociación con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El primer paso es la excarcelación de Arnaldo Otegi; el siguiente, su investidura como lehendakari. La banda terrorista decidió hace tiempo que debía legitimarse desde el poder para forzar al Estado a un proceso de autodeterminación.

No hay, ni habrá, un arrepentimiento. No hay, ni habrá, una condena de la violencia. Hay solo una vía distinta, la vía de la política, para alcanzar la meta de siempre: la ruptura. El proceso de negociación, irresponsablemente impulsado por Zapatero, ha permitido a ETA instalarse en ayuntamientos y asambleas. Su próximo objetivo es ver a Otegi investido como Lehendakari.

La paz en el País Vasco no ha sido más que una ficción montada por los etarras por un lado y Zapatero por otro con la única condición de que ya no matan a nadie y que con toda facilidad puedan hacerse con las instituciones. Los etarras han vuelto al impuesto revolucionario, ahora ejerciendo presión ante los pequeños comerciantes mediante las cartas pidiendo una aportación “voluntaria” para los presos que lleva el etarra del barrio que dice “tomar nota” de la decisión del comerciante y que no es más que un nuevo chantaje para financiar a los comandos que están de nuevo reorganizándose.

Hemos visto a los etarras en los balcones del Ayuntamiento de San Sebastián presidiendo la tamborrada. Los filo etarras contratan un autocar se van a Madrid y montan el pollo a cada juicio que haya contra sus terroristas con gritos y consignas en la Audiencia cuando con prohibir el acceso del publico a la Audiencia para estos juicios esto estaría solucionado.

Vayamos de lo evidente: que ETA no se disuelve ni se desarma ni se arrepiente, a lo interpretable: qué se propone el presidente Rajoy con la herencia envenenada del llamado proceso de paz. De ETA conocemos perfectamente su rumbo y podemos seguir con claridad sus pasos. Forzar un proceso de autodeterminación desde esa institución será para ETA más fácil, limpio, rentable y práctico que hacerlo con el tiro en la nuca, las bombas y los secuestros. ¿Por qué iba a dejar de amedrentar, si el negocio del terror le ha servido para llegar al poder y sentarse a la mesa con el Estado? El de ETA es un caso de libro de la eficacia política del terrorismo en una sociedad que se niega a sí misma. Estos métodos ya han cumplido sobradamente su función. Cerca de mil españoles habrán muerto en vano gracias a ellos.

Ahora el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, considera que ETA está tratando de reconstruir su "aparato logístico" de forma "latente", como demuestra el material para fabricar artefactos explosivos intervenido a los últimos etarras detenidos hace dos semanas en Francia. La novedad, para los españoles, es que, por primera vez, con un Gobierno del PP, todo parece propicio para derrotar a ETA cuyo presidente Mariano Rajoy lanzó el mensaje correcto en su discurso de investidura, cuando dijo a los diputados de Amaiur: "Yo, a ustedes, no les debo nada". Y sin embargo los etarras ahí siguen… amenazando, chantajeando.