Reino Unido - Adiós a la democracia

Boris Johnson ha sacudido este miércoles a sus compatriotas del letargo de agosto con una maniobra política que puede abocar al Reino Unido a una grave crisis institucional. El primer ministro pidió y obtuvo de la reina Isabel II la orden de suspender la actividad del Parlamento entre el 10 de septiembre y el 14 de octubre. La maniobra, que supone el cierre de la Cámara por un periodo más largo de lo habitual, se convierte en un arma política para restar tiempo a la oposición para frenar la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. 

El primer ministro, azuzado por las promesas de Donald Trump en su reciente visita al G7, se ha salido con la suya después de que la Reina Isabel II autorizara la medida.  En ella se indica que el Parlamento "no debe ser prorrogado (suspendido) o disuelto a menos y hasta que el Artículo 50 haya sido suficientemente extendido o se cancele la intención del Reino Unido de abandonar la UE". La decisión del nuevo 'premier' no tiene precedentes y empuja al Reino Unido en dirección autocrática

Todo porque la reina Isabel II no ha tenido más remedio que firmar este miércoles la orden por la que autoriza la suspensión del Parlamento solicitada por el primer ministro hasta el 14 de octubre. Un cerrojazo que la oposición interpreta como un intento de Johnson de impedir que el poder legislativo bloquee un Brexit sin acuerdo.

La respuesta en las calles y de la oposición no se ha hecho esperar. Miles de personas han salido a la calle para protestar por esta decisión. RIP british democracy rezan ya los carteles de las primeras protestas a las puertas del Parlamento. Y habrá más. La tensión política en la vecina Gran Bretaña va en aumento. Más de dos millones de ciudadanos del Reino Unido han firmado ya una petición popular para instar al primer ministro, Boris Johnson, a no suspender durante cinco semanas el parlamento, una decisión que ha convulsionado a todos los partidos.

Dimisiones

La diputada Ruth Davidson ha renunciado este jueves a su puesto como líder del Partido Conservador de Escocia. A través de un comunicado dirigido al presidente de su formación y hecho público en sus perfiles en redes sociales, la dirigente 'torie' ha agradecido "el privilegio de servir como líder estos ocho años (...) durante uno de los perídos más importantes de la historia reciente" del país. La líder escocesa se opuso a Johnson durante la campaña por el liderazgo tory y lo ha criticado desde que se convirtió en primer ministro por su negativa a descartar un Brexit sin acuerdo, y también por despedir al secretario escocés David Mundell y reemplazarlo por un miembro del Parlamento inglés.

Fue una de las principales defensoras de permanecer en la UE en el referéndum de 2016, se enfrentó duramente a Johnson en un debate televisivo días antes de la votación, acusándolo de engañar a los votantes. Escocia votó abrumadoramente por permanecer en la Unión Europea en el referéndum del Brexit.

Hubo un tiempo en que el parlamentarismo británico era el espejo en el que se miraban todas las democracias de Occidente. Pero esa admirable tradición parece definitivamente arrumbada desde que David Cameron abrió la espita endiablada del referéndum y el triunfo del Brexit coronó una campaña de groseras mentiras estratégicamente diseminadas para atizar los bajos instintos del electorado. Theresa May trató de encauzar la salida de la Unión Europea de su país de la forma más indolora posible, pero una clase política envilecida por el populismo y una opinión pública incapaz de articular una oposición racional culminaron en el ascenso al poder de Boris Johnson. 

Se desconoce si esta maniobra terminará con el Gobierno recién constituido. Pero hemos ya descubierto sus probables efectos. Doscientos mil españoles que están trabajando en el  Reino Unido y los mas de trescientos mil británicos residentes en nuestro pais tienen todos los motivos para sentir preocupación ante su futuro. Que el Brexit duro generará un drama social y económico de cuyas consecuencias quizá no son conscientes los principales perjudicados, que son los ciudadanos británicos. Y que cuando se entrega el poder al populismo, no solo un país sino todo un continente lo acaba pagando.