Opacidad sindical… y empresarial

 
Finalmente los dos sindicatos mayoritarios y la principal organización empresarial han tenido que mostrar su cara y han manifestado su oposición a las pretensiones del Gobierno de incluirlas en la Ley de Transparencia. UGT, CCOO y CEOE coinciden en defender que se trata de entidades privadas y que por eso no tienen por qué rendir cuentas a la Administración de sus finanzas, más allá de la justificación documental de las subvenciones puntuales que reciben anualmente. O sea quieren esconder todo aquello que provenga de las cuotas de sus asociados o … donaciones que según ellos es el 70% de sus ingresos y que con toda seguridad es muchísimo menos.

Aseguran con todo el descaro que dicha ley podría suponer “una injerencia del Estado” en el funcionamiento de sus organizaciones, al tiempo que mostraban su temor por el menoscabo de “la libertad sindical” y su “autonomía organizativa”. Dicen que son organizaciones privadas y esto no es cierto, tanto los sindicatos como la patronal son mucho más que simples entidades privadas receptoras de subvenciones aisladas para un fin predeterminado.

Ellos administran los fondos públicos destinados a los planes de formación, procedentes de las cotizaciones de los trabajadores y de los impuestos de todos los contribuyentes, lo que las convierte prácticamente en unidades administrativas gestoras de un enorme volumen de recursos públicos, sobre cuyo destino real caben toda clase de sospechas bien fundadas. Este año gestionarán unos 3.000 millones para estos cursos –por otra parte, perfectamente inútiles–, pero hasta la llegada de la crisis UGT, CCOO y la CEOE han manejado más de 7.000 millones anuales para estos planes de formación en régimen de oligopolio, que sólo la tímida reforma del Gobierno de Rajoy para permitir a las propias empresas ocuparse de la formación de sus empleados ha conseguido liberar en parte.

Sólo ese ingente caudal de fondos públicos puestos a disposición de esas tres organizaciones debería ser un motivo suficiente para que ninguno de sus dirigentes se atreviera a exigir su exclusión de la Ley de Transparencia, pero es que las tres organizaciones reciben además subvenciones públicas de todo tipo y procedencia, así como pagos correspondientes a su mediación obligatoria en la tramitación de expedientes de regulación de empleo, en el caso de los sindicatos, que convierten las aportaciones por cuotas a las que apelan sus dirigentes en una circunstancia anecdótica de escasa influencia en sus finanzas anuales.

Ahora mismo estamos asistiendo al escándalo sobre los ERES de Andalucía donde CCOO y UGT, han estado percibiendo comisiones escandalosas solo por asesorar a políticos y aseguradoras sobre la mejor forma de esquilmar unos fondos que en teoría deberían servir para los parados cuando en realidad han ido a los bolsillos de miembros de la casta política y sindical.

Patronal y sindicatos sostienen con desfachatez su pretensión de seguir rindiendo cuentas como lo han venido haciendo hasta el momento, asegurando que los controles actuales son más que suficientes para garantizar la limpieza de su conducta. No debe sorprender esta preferencia por mantener el estado actual de cosas, pues, ni sindicatos ni patronal han sido jamás auditados por el Tribunal de Cuentas, único organismo oficial dedicado expresamente a controlar la aplicación de los fondos públicos. Lejos de ello, las tres organizaciones se limitan a aportar justificaciones documentales genéricas sobre las subvenciones recibidas, sin que sus finanzas pasen el control riguroso al que deberían estar sometidas desde hace ya muchos años.

UGT, COOO y CEOE,con  cada vez menos afiliados, cuya representatividad real es muy inferior a la que presumen y el Gobierno acepta, reciben ingentes fondos públicos de las más diversas procedencias y para los fines más variopintos, Precisamente por su condición de organizaciones paraestatales encargadas de la gestión directa de partidas completas del presupuesto público, han de ser controladas con el mismo rigor que el resto de órganos que van a estar sujetos a las exigencias de la inminente Ley de Transparencia. Caso contrario, que dependan únicamente de las cuotas de sus afiliados y que renuncien a apropiarse de un solo euro público. En este caso el gobierno debería suspender toda clase de subvención con tal de que sindicatos y patronal dejen de disfrutar de esa obscena e intolerable opacidad.

Comentarios

  1. Julio González Ibáñez

    ¡¡¡¡¡ Y luego dicen que la justicia para la Infanta Cristina es distinta !!!!!

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  2. Jose Antonio Palacios Sanchez

    Esto tiene una solución , si quieren ser privadas , pues muy bien . FUERA SUBVENCIONES DEL ESTADO , Y A LA PATRONAL TAMBIÉN . Así tendrán toda la opacidad que quieran y podrán hacer todos los chanchullos que quieran . Que se financien con las cuotas de sus afiliados , y conste que yo he estado pagando mi cuota durante casi 30 años .

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  3. Jose Villar Campuzano

    De acuerdo, quieren privacidad, si, pero no con nuestro dinero, sinverguenzas vividores, dais ascooooo

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  4. M Dolores Guillen Sibon

    Lo que no tienen es que recibir ninguna subvención. Que se mantengan con las cuotas de sus afiliados. Y el Gobierno a ver cuando es valiente y "mete mano" a todos estos que viven sin trabajar del dinero de los demás. Da asco escucharlos en las tertulias.

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  5. Elisa López Navarro

    todo aquel que reciba una subvención estatal debe rendir cuentas desde el primer euro. Todo lo demás son "excusas"

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  6. Isabel Montejano

    CLARO!

    Finalmente los dos sindicatos mayoritarios y la principal organización empresarial han tenido que mostrar su cara y han manifestado su oposición a las pretensiones del Gobierno de incluirlas en la Ley de Transparencia. UGT, CCOO y CEOE coinciden en defender que se trata de entidades privadas y que por eso no tienen por qué rendir cuentas a la Administración de sus finanzas, más allá de la justificación documental de las subvenciones puntuales que reciben anualmente. O sea quieren esconder todo aquello que provenga de las cuotas de sus asociados o … donaciones que según ellos es el 70% de sus ingresos y que con toda seguridad es muchísimo menos.

    Aseguran con todo el descaro que dicha ley podría suponer “una injerencia del Estado” en el funcionamiento de sus organizaciones, al tiempo que mostraban su temor por el menoscabo de “la libertad sindical” y su “autonomía organizativa”. Dicen que son organizaciones privadas y esto no es cierto, tanto los sindicatos como la patronal son mucho más que simples entidades privadas receptoras de subvenciones aisladas para un fin predeterminado.

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  7. Reme Bernabe

    Sin profundizar .. menudo morro tienen

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  8. Ocap Onitram

    Es más fácil dejar de subvencionarlos, así no hay que vigilarlos

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  9. Lon González

    Y financiación y mucho "pret a porter"

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  10. Sanchez Vicente

    ¡¡ A CAÑONAZOS con ellos !!! que somos los que les pagamos en gran medida

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  11. Mari Carmen Garcia Mora

    .... Y política.... Y bancaria....

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  12. Eva Visedo Martin

    El ke se niega a enseñar es porke tiene ke esconder...a todo cerdo le llega....

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  13. Juan Antonio Lopez Ortega

    !! TRES HHIJOS DE PUTA, INSEPARABLES!!

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