No ha entendido nada

No ha entendido nada

Había una pequeña esperanza de que el PSOE hubiera entendido el porqué del abandono de más de dos millones de sus votantes y no viera claro que la causa de perder casi todas las grandes ciudades en la mayor catástrofe del partido desde la democracia no era debido a que si tal o cual alcalde hubiera gestionado mal su municipio, sino porque las siglas PSOE van asociadas a un demente totalmente irresponsable llamado José Luis Rodríguez Zapatero que en vez de aprender de sus errores y de reconocer que ni los españoles ni los votantes de su propio partido están dispuestos a acompañarlo un día más en su loca huida hacia adelante, no convoca elecciones generales inmediatas y sigue dispuesto a entretenernos con unas primarias y así poder llegar hasta marzo, que será para cuando terminen su chalé de León.

Quien hubiera conectado con el discurso del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE tres minutos después de su inicio, podría haber caído en la confusión de pensar que su partido había ganado las elecciones. El no se ha dado por aludido en nada de lo que ha ocurrido, porque a su entender los españoles somos tan tontos que no hemos sabido interpretar los esfuerzos que ha hecho para salvarnos a todos de una crisis mundial que hace ya unos meses abandonó a parte de nuestros vecinos.

Está claro que pese a lo ocurrido en las urnas y a la auténtica catástrofe de estos resultados, él está dispuesto a seguirse sacrificando para sacarnos de una crisis con unas recetas que primero han sido rechazadas por toda la comunidad mundial y ahora han sido repudiadas en las urnas. No sólo no dimite como secretario general del PSOE -medida profiláctica imprescindible en quien tiene su autoridad desbordada por los cuatro costados- sino que pretende mantener invariable su política desde el Gobierno, agotando los plazos porque "considera que hay que cumplir con los tiempos" como si el tuviera la fórmula mágica con la solución del problema. Creo más bien que pretende utilizar este tiempo para “recolocar” a los barones y colaterales ya despreciados por las urnas, dentro de consejos, empresas públicas o fundaciones donde puedan seguir teniendo nómina pública, ya que ahora se han dado cuenta que no tienen donde caerse muertos/as.   

Hoy por ejemplo después de las elecciones la prima de riesgo ha vuelto a subir hasta los 260 puntos sobre los intereses casi inasumibles para poder devolver la cada vez más abultada deuda de nuestro país que va dando lugar las sucesivas emisiones de deuda para cubrir los gastos inmediatos en un círculo vicioso que podría pararse aún en el momento que el timón de esta nave diera un giro de 180 grados como es consecuencia primordial de lo que se denomina en los mercados como falta de “confianza” en un Gobierno que solo es motivado por el empecinamiento de Zapatero a seguir con su empeño de cambiar nuestras ideas y costumbres y plasmarlas luego en leyes macarrónicas dentro de su concepto trasnochado de la moral y ética .

Había una pequeña esperanza de que el PSOE supiera leer en el abandono de una parte importante de su electorado natural y obrar en consecuencia, procediendo a una refundación del partido. Pero sus compañeros de viaje en la reunión del partido han callado esta mañana y le han dejado hacer su capricho, pensando mas en su bolsillo o la prórroga del coche oficial que en su propio partido, que se irá al carajo como no tome la decisión de marcharse. (Hay quien asegura que esto de querer aguantar hasta el final, es porque está dentro de sus pactos con ETA y aún le quedan cosas que cumplir).

Si los holligans de Zapatero, que tanto han contribuido como palmeros de grandes disparates a esta catástrofe, siguen apuntalando a un partido moribundo, no es descartable un zarpazo de Izquierda Unida y otros partidos de izquierda que aupados por la revuelta popular nacida el 15 de mayo, terminen por barrer del todo a un partido socialdemócrata que tiene un jefe tan narcisista que no entendido su responsabilidad en la hecatombe que ha provocado.

Porque un personaje como Zapatero que culpa a los ciudadanos por no entender sus medidas, necesita otros chivos que expíen lo que él no es capaz de asumir como su responsabilidad no merece estar ni un día más al frente del Gobierno. Si esta actitud de Zapatero se consolida en los próximos días, en los órganos de su partido, convendrá ir encargando un mausoleo cuyo epitafio diga como apunta certeramente  Carlos Carnicero: "aquí yace un partido centenario, cuyo último secretario general confundió su papel con el de Dios".