La encrucijada real

Por si faltaban pocos problemas a este país, las noticias que van apareciendo sobre determinados miembros de la Casa Real han dejado bajo mínimos la credibilidad a la máxima institución española. La causa, el estruendoso silencio de Iñaki Undargarín sobre las espectaculares informaciones sobre sus sucesivas actuaciones ante ayuntamientos, generalitats varias, diputaciones o equipos de fútbol que lo han llevado a disfrutar de un elevado tren de vida y un por lo menos sospechoso patrimonio familiar gracias a vender unos sospechosos informes a cambio la obtención de una influencia o roce con la "Institución".

Aunque la definición académica de estafa y la de timo sean casi idénticas –más o menos, robar con engaño–, pienso que en los timos el timador se aprovecha de la codicia del timado. En la estafa a veces también, pero la víctima puede ser simplemente víctima. No son del todo excluyentes, pero hay un matiz. En todo timo hay una estafa, pero en toda estafa no hay un timo.

Estamos ante un silencio estruendoso que nos hace pensar que el rey sabía perfectamente de los manejos de su yerno desde hace mucho tiempo y que el motivo de su traslado a Nueva York era poner tierra por medio ante algo que la justicia tarde o temprano iria destapando y nos pondrá a la vista a todos que la Casa Real no ha sido inmune a estos tristes años de corrupción y pelotazos de los que ahora empezamos a despertar.

Los maridos de las infantas pueden tener empleo pero no negocios, vinieron a decir en aquel momento. Pero la solución al problema, a mi modesto entender, no está en que Urdangarin deje de hacer el maula. Al final, el yerno vasco del Monarca ha terminado haciendo lo que ha visto hacer en casa. En la Casa Real. “Aquí todos sabíamos lo de Iñaki, lo sabíamos desde el principio. Muy pronto supimos que usaba la Casa como tarjeta de visita, pero nadie vio que su conducta mereciera censura alguna no ya de la infanta, a la que gustan las mismas cosas que a él, sino por parte de la Reina o del Rey”. También lo sabía el CNI, dedicado a ocultar la vida privada del Monarca en lugar de ocuparse en defender el prestigio de la Corona, cosa que nos hubiera venido muy bien a todos.

Con esta acusación es a lo que se enfrenta uno de los miembros significados de familia real. Ante todo ello solo cabría la renuncia de la Infanta Cristina a la cadena sucesoria o su divorcio, o… la abdicación del Rey en favor de su heredero hijo Felipe, que se ha mantenido al margen hasta la fecha de este gravísimo asunto. La decisión que seria la salidamas inteligente podría fundamentarse perfectamente a la edad avanzada del rey con sus achaques ya constantes de salud, y especialmente a la madurez del príncipe que ha dado muestras de seguridad y buen hacer para poder hacerse cargo y enderezar esta monarquía ahora acosada desde varios frentes además de la corrupción.

Los próximos meses será fundamentales para conocer el desenlace de toda esta historia.