OWR y el "record" de la Via Catalana




A principios de este mes se hizo pública la «gigafoto» de la Vía Catalana y dio pie a mucho orgullo y alegría. «Estamos en el récord Guinness con 2.300.000», dijo Pilar Rahola el día 2 de abril en el programa Migdia de 8TV. Pero como tantas veces ya, la doctora Rahola confundía algunas cosas.

Según el Libro Guinness de los récords, la mayor cadena humana se hizo en 2004 en Bangladesh. Fue otra organización, llamada Official World Record (OWR), la que certificó un récord para la Vía Catalana y estimó la asistencia en 1,6 millones de personas, cifra dada también por la Generalitat. Curiosamente, habla de la «mayor cadena humana en la Unión Europea», cosa que, bien mirado, no puede constituir un récord mundial. No obstante, el año pasado la noticia hizo las delicias de muchos separatistas, debidamente anunciada por medios afines, como Vilaweb, todos ellos subvencionados por la Generalitat.

Pocas personas se percataron de que OWR es una organización catalana, y hasta ahora nadie ha reparado aún en el hecho de que fue fundada por David Ventura Aparicio, activista independentista que el mes pasado tuvo que abandonar sus responsabilidades en Òmnium Cultural cuando la prensa volvió a hablar de que en 1996 había sido condenado por asesinato. Entonces, «La Vanguardia» informó de que «los agresores actuaron de forma "primitiva y animal"».

La página web de Official World Record fue registrada en 2012 por David Ventura, en la dirección de su empresa Wenidon S.L., en Vic. Desde entonces, OWR ha certificado toda una serie de récords con buen sabor patrio. Entre ellos el mayor número de disparos de «trabucaires», en 2012. El premio fue para Les Masies de Voltregà, municipio que junto con Sant Hipòlit de Voltregà, donde reside Ventura, forma el territorio conocido como Voltreganès, situado al norte de Vic. En febrero de 2014, OWR certificó también el récord del mayor número de banderas colgadas por habitante. Premio para todo el Voltreganès.

Los dos eventos fueron organizados por Òmnium Cultural, cuyo líder en el Voltreganès era, a la sazón, David Ventura, cosa que le convirtió en juez y parte en ambos asuntos: Ventura premiaba a Ventura. La prensa afín informó sobre los eventos, pero sin que este conflicto de intereses llegara a los ojos del público. Hace dos meses, «La Vanguardia» recogió un artículo de la agencia de noticias de la Generalitat, ACN, citando a Ventura como presidente local de Òmnium Cultural y destacando que una colgada de banderas durante el acto de los trabucaires en 2012 «se popularizó y se extendió por toda Cataluña más allá de las colgadas puntuales para el Once de Septiembre o Sant Jordi, gracias a una iniciativa de la ANC». Dicho de otra manera: que Cataluña en los últimos dos años se haya llenado de esteladas sería gracias a David Ventura.

«Con motivo del tricentenario», continúa «La Vanguardia», ANC y Òmnium Cultural se propusieron «entrar otra vez en el ranking de los récords mundiales, esta vez con una colgada multitudinaria y pública de esteladas en fachadas y balcones», cosa que consiguieron cuando Ventura certificó el récord este febrero pasado.

«La Vanguardia» también mencionó que «diversas organizaciones y partidos políticos» se sumaron a la iniciativa, entre ellos Reagrupament, pero sin revelar que este partido está representado en el Voltreganès por el ubicuo David Ventura. También los medios públicos como TV3 y su canal hermano 324 se hacían eco de los supuestos récords mundiales, y diversos personajes conocidos los avalaron, entre ellos los directores del Museo de Historia de Cataluña y del Born Centro Cultural, Agustí Alcoberro y Quim Torra, como también el secretario general de CC OO en Cataluña, Joan Carles Gallego.

El se lo guisa y el se lo come

Cuando en 2013 tuvo lugar la Vía Catalana la situación era similar. El evento fue organizado por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que gozaba en todo momento del firme apoyo de Òmnium Cultural, razón por la que Ventura no era imparcial a la hora de certificar el récord de la Vía Catalana.

Su implicación tampoco estaba exenta de cierto ánimo de lucro. En la tienda de Official World Record se pueden comprar camisetas, gorras y otros productos propagandísticos de la Vía Catalana con la inscripción «Official World Record - 2013», que se pusieron en venta semanas antes del evento. Además, OWR cobra unas «tasas» para hacerse cargo de la certificación de un récord.

Un activista condenado por asesinato y con dos órdenes de alejamiento

David Ventura es un personaje notorio entre sus conciudadanos por su actitud agresiva y amenazante. Sus antecedentes penales van desde el asesinato de un seguidor del Espanyol hace 22 años hasta lesiones y resistencia a la autoridad.

Sobre él pesan dos órdenes de alejamiento, una de las cuales, según la víctima, que quiere mantener el anonimato, ya ha quebrantado. También tiene varias denuncias pendientes de juicio y un proceso aún sin sentencia firme por el impago de nóminas de su empresa, Wenidon, que también incumple la obligación de depositar las cuentas anuales en el Registro Mercantil y tenía, al menos, a un empleado en situación irregular.

Pese a que se trata de hechos conocidos y documentados, Òmnium Cultural los tildó de «mentiras y calumnias» y vio en su publicación un ataque contra la organización. La ANC tampoco se ha distanciado de Ventura.

Hace unos días, finalmente, la ANC ha publicado la largamente esperada «gigafoto» de la Vía Catalana, y ya han salido las primeras voces que, lejos de dar por bueno un supuesto récord mundial de más de millón y medio, rebajan la cifra a menos de un millón. Una asociación del ámbito independentista llamada «Contrastant» ha estimado la asistencia en unas 700.000 personas. Y es que para llegar a los 1,6 millones de participación, el promedio de los 784 tramos en los que se dividía la Vía Catalana debería tener unas 2.000 personas por cada tramo de 500 metros, es decir, cuatro personas por metro. Una situación a la que quizás se llegara en Barcelona, pero muy difícilmente fuera de ella. Lejos de corregir el disparate, diversas fuentes, tanto periodísticas como de la misma Generalitat, últimamente hablan de una asistencia de dos millones de personas.

Falso récord aparte, los números sí importan. En base a la cifras infladas, Artur Mas concluyó «que tenemos unas grandes mayorías y un país que va hacia adelante».

No puede haber en el mundo movimiento de liberación nacional que tenga en tan baja estima el cociente intelectual medio de la nación a liberar como el que encabezan Mas y su fiel escudero Junqueras. Seguro que no lo hay. Tanto el apéndice sanchopancesco como su señor, esa engolada reencarnación mediterránea del doctor Pangloss, deben creer en su fuero interno que Cataluña es un país formado por siete millones y medio de tontitos de baba. Imposible, si así no fuera, comprender el tenaz, constante, obstinado afán de nuestros libertadores por vendernos burras ciegas sin el menor asomo de pudor, ni el más mínimo. Y es que una vez segregado, aseguran muy orondos y circunspectos, el país petit será Jauja.

El dinero brotará de los árboles, en especial de las palmeras. Los grandes mandatarios todos del planeta formarán largas colas en las Ramblas para suplicar que la Generalitat les conceda signar acuerdos mercantiles con Cataluña. Lejos de hundirse por la debacle del comercio con el resto de España, el PIB local dará un súbito estirón merced a la rauda conquista catalana de fabulosos mercados internacionales hoy ignotos. Huelga decir que permaneceríamos como miembros de pleno derecho de la Unión Europea, pese a las reiteradas advertencias en sentido contrario de la propia Unión Europea. Nos toman por idiotas, es evidente. 

La razón, según tales sabios, es que ni a España ni a Cataluña interesaría dejar de hacer caja por tamaña nimiedad. Con lúcido sarcasmo, el catedrático Clemente Polo ha lamentado al respecto que los economistas en nómina de Mas no estuvieran presentes en las disputas previas a la Guerra de Secesión americana "para explicar a federalistas y confederados que la misma les ocasionaría cuantiosas pérdidas a ambos bandos y que, por tanto, la solución más deseable era dejar que los Estados sureños se independizaran". Sin duda, de haber podido aprender de nuestras grandes luminarias domésticas, ni Lincoln ni el Congreso hubieran incurrido en el error de defender la Constitución aplastando a los insurrectos. Nos han tomado por idiotas, nadie lo dude.

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