La táctica del avestruz

Desde la cúpula del PP se han dictado instrucciones para que nadie de partido comente los sobresueldos de sus dirigentes, algo que ya el domingo apuntábamos que podría ocurrir. Asi se han podido contemplar escenas verdaderamente ridículas y absurdas incluso de quienes con toda seguridad por su edad y las fechas a que se refieren los papeles de Bárcenas no tienen nada que esconder, lo hemos visto huyendo de los periodistas en cuanto existía alguna posibilidad de que los periodistas, les hicieran mención al asunto.
 

Dice el refranero que el que calla, otorga. Esta afirmación, que no tiene por qué ser siempre cierta, es cuanto menos acertada en el ámbito político. El hecho de que los papeles originales de Bárcenas señalen a Rajoy, y a otros muchos destacados dirigentes del PP, como perceptor de sobresueldos cuando era ministro es de tal envergadura que no puede ni debe ser despachado con un escueto comunicado del partido y con un clamoroso silencio por parte de todos los miembros del Gobierno.

La actitud de Rajoy y de sus ministros contrasta con la que ha mantenido la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que ha sido la primera en romper esta consigna y ha asegurado este martes en un discurso ante la Junta Directiva del PP madrileño que, si ha habido "irregularidades" en la financiación, el partido tendrá que "reconocerlas" y explicarlas, y no "mirar hacia otro lado".

Esperanza Aguirre ha defendido de forma tajante que el PP no puede esperar a la Justicia o a iniciativas como la conocida como Ley de Transparencia, ya que los ciudadanos están "metiendo" al PP ya en el "mismo saco" que a "los socialistas y comunistas de los ERE" y "a los de Convergencia i Unió". "No me resigno a que nos metan el mismo saco", ha remarcado.
 

Creo que la actitud del PP está creando un grave desánimo en el partido del poder, ya que los socialistas que habían estado haciendo una oposición de bajo nivel a causa de sus tremendos problemas en Andalucía, ahora todo el PSOE se han lanzado a la yugular de PP ante la posibilidad que se rompiera esta orden de silencio. El Gobierno lo hace rematadamente mal, guardando un silencio, que no hará sino mantener al Gobierno bajo sospecha hasta que alguien lo rompa.

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