Indignación... ¿O simple rabieta?
Sobre el movimiento de los que se llaman a sí mismos ’indignados’, empiezo a dudar sobre su legitimidad para la indignación. Esto lo digo después de tres meses de verlos incordiar a viandantes arruinar a comerciantes y mofarse de la policía por el centro de las ciudades. Por un lado está eso de tomarse a sí mismos por indignados. Si nos distanciamos un poco suena pretencioso, hinchado, como de hacer simplemente gestos. Tiene el concepto algo de absoluto y de punto final. Después de la indignación ya no queda nada. Habría sido mejor comenzar con declararse cansados, hartos, aburridos, cabreados, maltratados, empobrecidos, marginados… pero el estado de indignación es a la vez demasiado penoso y solemne como para sacarlo a la calle y hacer de él una consigna política. En su condición de tal tiene demasiada negatividad dentro, es poco propositivo, no parece que encierre la semilla de un comienzo.
¿Cuál es la situación injusta frente a la que protestan los indignados? Está claro: todo. Pero seamos serios: en el todo nos perdemos Y cuando concretamos nos encontramos con los lugares comunes: los malvados banqueros, el sistema, la corrupción, las multinacionales. ¿También las leyes constitucionales que regulan la convivencia?
Es un hecho que el 15 M ha canalizado y hecho aflorar las dosis de insatisfacción, malestar y frustración de una parte de la ciudadanía. El dolor es real y las exigencias de cambiar un buen puñado de cosas, también. Pero me pregunto si están dispuestos a sufrir. El hedonismo blando en el que todos nos movemos —y ellos también— es mal consejero. ¿Habrán caído en la cuenta de que tienen que cambiarse a sí mismos antes de cambiar la sociedad?
Sé que soy injusto para con la generosidad, altitud de miras, inteligencia y esfuerzo que muchos jóvenes y otros no tanto, vienen poniendo en este movimiento. Pero este no es único ni el mejor camino para demostrar su indignación, que también puede ser la mía. Pero no está mal que nos burlemos un poquito de ese eslogan que casi es un pendón: “indignados”. Los caminos de salvación hay que recorrerlos ligeros de equipaje y la moralina pesa mucho.
Ahora los del 15-M ven venir una verdadera amenaza en contra de su ya agotado y cansino chantaje a la ciudadanía, y que no es más que la llegada desde diversas partes del mundo de miles de peregrinos para el encuentro de Jóvenes Católicos con Benedicto XVI en Madrid. Dicen los “indignados” que el coste de esta visita va a salir de nuestros bolsillos. Creo que esto no es cierto y estos chicos que van llegando han estado ahorrando durante meses para pagarse el viaje y lo más que les dan, es una mochila con un bono para el metro y la comida que pagan también. Los demás lo ponen su ilusión y la solidaridad entre los católicos. Va a ser un éxito.
Se trata solo de una rabieta, ya quisieran los indignados conseguir un resultado así. Acostumbrados a vivir a costa de un gobierno irresponsable que ha estado financiando todo lo imaginable, desde abortos, memorias históricas, orgullo gay, fomento de lesbianas en Mali o movidas para sindicatos y partidos políticos. A ellos no les interesa lo que el Estado pueda gastar en cualquier evento, sino que durante unos pocos días no podrán hacer lo que les dé la gana en las calles y plazas de las ciudades. En su lugar estarán miles de jóvenes venidos desde todas partes del mundo, cantando, rezando, comiendo, haciendo fotos o visitando museos, en una marea que va a borrarlos del cutre mapa urbano que nos habían impuesto hasta ahora.
Ahora estos indignados que se llaman asimismo “laicos” nos amenazan con manifestaciones y acciones contra las Jornadas de la Juventud, creando problemas ante los servicios de metro u otros medios de transporte. Ellos, aunque no lo confiesen, no es la llegada del Papa lo que realmente les molesta, sino los miles y miles de jóvenes que ya están recorriendo las ciudades del país para algo más positivo que todo lo que ellos han hecho hasta ahora. El tiempo nos dirá si unos centenares de rencorosos podrán torcer el gesto de alegría de los cientos de miles de pelegrinos ilusionados que nos van a visitar.
Como siempre, la clave obtener resultado un cambio político no es unirse “contra algo” sino hacerlo “para algo” y lo que se haga no puede ser solo político, sino moral. A eso llamaron nuestros abuelos regeneración.
Lola Del Real
ResponderEliminarMe ha encantado ese pequeño gran rincón que abre las puertas al mundo. Le felicito por la vehemencia en la exposición de sus textos, los cuales me han parecido bastante clarificantes, bien argumentados, y de temática muy interesante... Felicidades, trataré de seguirlo tan a menudo como pueda. Me ha encantado.
Carassius Auratus
ResponderEliminarEs verdad. Y eso que los "indignados" tienen algo de milagroso, porque no acabo de entender de qué viven, que parece milagro. Ayer aparecieron algunos, que se fueron a la playa, so capa de luchar "contra la especulación urbanística" coster...a. Supongo que en el invierno irán a esquiar. Que cuenten cómo viven, que a muchos les gustaría saber cómo se hace, aunque supongo que iría en contra de la conciencia de la mayoría.
Caballol
ResponderEliminarEsta gente está intentando imponernos a los españoles sus ideas contra nuestra voluntad mayoritaria. Esta gente nos dijo que no fueramos a votar en las elecciones autonómicas y municipales y los españoles fuimos a votar en masa. Esta gente se niega a someterse al dictamen de las urnas y a la voluntad del pueblo español con la peregrina excusa pero que les sirve para mantener su presión de que no creen en la democracia sino en su democracia "real". La cosa está muy clara, si un colectivo quiere imponer sus ideas políticas y su régimen político contra la voluntad del pueblo español, este colectivo está, literalmente, dando un golpe de estado, y la legislación que hay que aplicarles es la prevista para quienes perpetran golpes de estado. Ya sabemos lo que quieren, no nos interesa, ellos saben que a la inmensa mayoría de los españoles no les interesa, y no obstante, insisten en querer seguir imponiendonos sus ideas y su régimen político, eso es un gope de estado con todas las letras.
Casto Pascasio Escolá
ResponderEliminarEsta claro que el movimiento, no es lo mismo. Si nos planteamos que en origen hay consignas, los jovenes seguidores del Papa, estan bajo el paraguas de una "empresa multinacional" con 2000 años de experiencia, regida por señores de carrera,... que llegan a la máxima categoria, despues de haber empezado desde monaguillos y acabar en cardenales. Todo con independencia de que la IGLESIA lo que pregona más bien va hacia lo divino. TRISTEMENTE para el 15M , quien dá las consignas, políticos desengañados, fracasados, en fin bajo que paraguas estan ?.Vaya por delante, que me gustaria que el 15M, triunfara, pero es que falta rodaje, paciencia, dinero (que hay que sacar del trabajo, no cae del cielo), etc. etc. ESTA DEMOSTRADO QUE SE CONSIGUEN MÁS EXITOS A FAVOR DE ..., QUE EN CONTRA DE ...,
Carassius Auratus
ResponderEliminarHe seguido estos días la visita del Papa. Hace años que no soy católico (y no sé si soy cristiano), pero creo en un Dios. De todas formas, me he pasado estos días con lágrimas en los ojos y adrenalina, de furia, por dentro, ante los miserables piojosos que pretendieron reventar la celebración religiosa, atacando a gentes que no se pueden ni quieren defender, muchos de los cuales proceden de países en donde sus creencias pueden acarrearles enormes daños. Como persona y como español, he sentido rabia y verguenza.