¿Reprobación o moción de censura?

 

El PSOE con Rubalcaba a la cabeza  esté intentando que se configure un inexistente procedimiento de reprobación del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, para obligarle a dimitir ya que, a juicio del PSOE y otros grupos, mintió al Congreso de los Diputados en su comparecencia del primero de agosto sobre el denominado caso Bárcenas.

El procedimiento no es penal, sino político: lo acuerda el Congreso y lo ejecuta el Senado. Y la condena es también política: la destitución y la inhabilitación subsiguiente. En España, como en la mayoría de las democracias de nuestro entorno, este procedimiento de depuración de responsabilidades políticas no existe. Quieren que el Congreso modifique el sistema y apruebe el sistema llamado impeachment, al que estuvo a punto de ser sometido el expresidente Bill Clinton y que Richard Nixon evitó en 1974 renunciando a la presidencia.

No existe ni una sola posibilidad de que se establezca una suerte de impeachment a la española. No sólo porque en la actualidad la mayoría absoluta bloquearía cualquier intento normativo en ese sentido, sino porque la Constitución ofrece a la oposición la moción de censura constructiva que, de prosperar, conlleva la destitución del presidente del Gobierno, la investidura de un nuevo candidato y formación de otro Ejecutivo. De momento, estas son las reglas del juego. Y no hay posibilidad de cambio en este momento.

Lo que ocurre es que la moción de censura anunciada y prometida repetidamente por Rubalcaba y sus huestes no desean llevarla adelante y al mismo tempo quieren mantener encendida la petición de dimisión de Rajoy. No se atreven a abordarla con todas las consecuencias que conlleva la suficiente valentía para que quien proponga tal procedimiento tenga que ofrecer un programa lo suficientemente atractivo para los ciudadanos que debería llevar inexcusablemente como la promesa de la reducción de un  aparato del estado ineficaz, un cambio profundo en los procedimientos políticos y la regeneración del sistema expulsando de su seno todos las células dañadas de su seno. Casi nada. Demasiado para el partido que nos ha estado llevando hasta hace un año y medio a la situación actual. Los ciudadanos empezarían a pedirles toda clase de explicaciones sobre Faisanes, ERES, y demás historias que lleva a cuestas la izquierda de este país, que no les interesa removerlo demasiado.

La insistencia en sacarse ahora de la manga un procedimiento de reprobación -no previsto ni en el Reglamento de la Cámara ni mucho menos en la Constitución- está dando la impresión de que los socialistas se limitan a una pose cara a la galería. Lo que pretende el PSOE con la reprobación es simplemente mantener la movilización de la militancia con este nuevo anuncio, que pretende entre otras cuestiones hacer olvidar la única posibilidad real que tiene para descabalgar a Rajoy, que es exclusivamente a través de la moción de censura, a cara de perro, poniendo las cartas encima la mesa, que dejaría al descubierto especialmente la hipocresía instalada en los principales partidos políticos y especialmente las deficiencias de nuestro sistema parlamentario que ninguno de ellos desea cambiar.