El cuento de la lechera

El día después de la confesión por parte de su conseller de Hacienda de que Cataluña está en quiebra y no tendrían mas remedio que acudir a la ayuda del gobierno español, se celebró el pleno sobre el pacto fiscal con el gobierno de la nación en orden a su equiparación financiera con el anacrónico concierto vasco y foral navarro, cuando el gobern de Artur Mas no puede ya hacer frente va las nóminas de sus funcionarios ni a los gastos de sus hospitales.

La solicitud de fondos adicionales al Gobierno efectuada por la Generalidad obligará al Gobierno de España a cuantificar, fiscalizar y evaluar antes de efectuar nuevos desembolsos debe implicar necesariamente un mayor esfuerzo en la reducción de los gastos en que incurre la administración autonómica catalana cosa que no parece dispuesto, que va a obligar necesariamente al Gobierno de España a cuantificar, fiscalizar y evaluar antes de efectuar nuevos desembolsos que podrían caer de nuevo en el fondo perdido del nacionalismo identitario.

El acuerdo adoptado ayer en el parlamento regional catalán no busca deshacer una injusticia histórica que esté perjudicando a la población catalana como interesadamente sostienen los líderes nacionalistas, al afirmar tramposamente que si Cataluña tuviese un pacto fiscal podrían mantener todos los servicios públicos sin subir impuestos ni pedir ayuda financiera al Gobierno. Así hay que entender la reclamación de una Hacienda propia y un pacto fiscal "con el Estado" aprobada ayer por la mayoría del Parlamento de Cataluña, cuyo propósito indisimulado es aumentar las trasferencias de fondos del resto de España para que el nacionalismo en el poder pueda seguir financiando su actual tren de gastos.

Las finanzas de Cataluña no están arruinadas por una diabólica conjunción de voluntades centralistas en contra de sus gentes, sino por la penosa gestión de su clase política, con el tripartito y el actual Gobierno de Mas como los principales agentes destructores de riqueza que jamás ha debido soportar la región.

Solo una de las demandas aprobadas por el Parlament puede ser de justicia y no es mas que la petición de aumento de dotación para gastos en función del aumento de la población tiene sentido, ya que Cataluña junto con la Comunidad Valenciana o Madrid son las comunidades donde la población que mas ha crecido estos últimos años y hay que darles servicios con los mismos recursos de 2009, tema articulado por la LOFCA , y ésta es  revisada cada cinco años y no tocará hacerlo hasta 2014.

Artur Mas levanta castillos en el aire al decir que el pacto fiscal es la solución a esos problemas, o que “con la mitad del pacto fiscal ya tendríamos déficit cero”. La última versión del cuento de la lechera. Un nuevo atajo para caminar hacia la independencia de Cataluña, que es el confesado objetivo de los nacionalistas. La maniobra es muy burda. Han convertido el endeudamiento catalán y la consiguiente petición de ayuda al Estado en coartadas suplementarias para agitar su ideario.

Lo que distingue a unas comunidades solventes de otras abocadas a la quiebra no son los mecanismos de financiación autonómica, por otra parte extraordinariamente ventajosos para Cataluña desde la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía, sino la gestión de sus dirigentes y su capacidad para realizar economías en entornos financieros adversos.