Camas por embajadas

Estos días la sanidad pública catalana está indignada los recortes de sueldo de los sanitarios, el cierre de quirófanos, las listas de espera y geriátricos sin financiación a causa del déficit dejado por la nefasta gestión del Tripartit de Montilla, Carod y compañía ha llevado a este extremo. No hay más remedio que ahorrar gastos y Artur Mas ha empezado sus recortes por ahí. Teniendo en cuenta que gobernar es elegir prioridades, yo diría que lo ha hecho fatal. Está echando discursos incendiarios contra la falta de financiación del gobierno central. Y esto es una gran mentira, mediante el gimoteo constante y la amenaza no dar el  voto catalán si no suelta la guita quien gobierne en Madrid. Y es que en España, especialmente en aquellos territorios que presumen de no ser españoles, se castiga la mesura y se premian los excesos.

Ahora nos encontramos ante la disyuntiva por donde hay que recortar y CIU ya ha elegido. Ante la pregunta ¿camas o embajadas? Y han elegido las camas de los hospitales y todo lo que sea sanidad. Están dispuestos a acogotar hasta el agobio a la sanidad y los servicios sociales a cambio de no tener que tocar los fondos cada vez más exagerados para la propaganda identitaria, promocionar deportes rarísimos, TV3, los periódicos que se autocensuren, el idioma o los “casals” y embajadillas por todo el mundo, a ver si así también consiguen alarmar a Madrid ante la amenaza del colapso sanitario, y sacan otro pellizco para su causa. Hoy mismo se ha presentado las subvenciones a los “casals” en el extranjero para” para difundir la cultura y la lengua catalana” y su dotación se ha doblado ya que los 700.000 euros del pasado año han pasado a 1.405.000 para este ejercicio.

Si para lograr sus objetivos tienen que echar a enfermos de sus camas (los recortes han llevado a cerrar el 30% de las camas y el 40% de los quirófanos), o ancianos de sus residencias, entonces ese nacionalismo es artificial y tiene un coste que hay que explicar a los ciudadanos, pues pudiera ser que estos ante tal inacostumbrado ejercicio de transparencia decidieran que para ese camino no hacían falta alforjas. Si han decidido que importa más la bandera que la salud de los ciudadanos que lo digan claramente y que lo pongan en su programa, pero que no tomen el pelo a los catalanes.

Si entramos a valorar la televisión catalana con tres canales autonómicos (y tres más locales), un presupuesto de 383 millones, otros 49 millones de Catalunya Ràdio (incluidos canales de música clásica, ¿en catalán?) y con una plantilla de 1.874 trabajadores en la televisión (más que las plantillas de Antena 3 y Tele 5 juntas) y 421 en la radio que sirven para nadie en Cataluña se quede sin recibir únicamente la propaganda institucional Hay que añadir a esta cuenta las amplias subvenciones al resto de medios de comunicación para que no publiquen aquellas noticias u opiniones que el Gobern no le conviene que se conozcan. Véase, El Carmel, el caso Palau etc. etc. donde los catalanes con ganas de informarse, no han tenido más remedio que echar mano a la prensa de otras comunidades para conocer lo que ocurre en la suya.

También hay que hablar del dinero que se va por el sumidero de las empresas públicas para cobijar paniaguados innecesarias, fundaciones o federaciones deportivas para dar cobijo a quienes sean siempre proclives al poder establecido que no cumplen apenas ninguna función social ampliamente regadas con dinero público, que Artur Mas claramente no va a querer recortar.

Cataluña ha obtenido siempre más ventajas dinerarias que cualquier región española, el caso es que han elegido desde siempre gastar en nacionalismo o el idioma antes que sanidad, educación o infraestructuras para lo que en teoría se destinan las transferencias. Esto ya viene de lejos, hace treinta años Jordi Pujol fue su artífice. Los catalanes se quejan muchas veces de que las demás autonomías presumen de autovías y comunicaciones modernas y ellos están como hace medio siglo y esto es verdad, no hay más que montarse en un tren de cercanías o o recorrer la única autovía transversal que no tiene ni dos carriles.

Ahora que hay que apretarse el cinturón y con la amenaza una mayoría absoluta del PP los nacionalistas andan de los nervios ya que se les puede desmontar el tinglado. El dinero para sanidad e infraestructuras ha ido en gran parte todo este tiempo para alimentar sus delirios de grandeza y la pervivencia del dominio sobre los catalanes de la casta política compuesta por muy pocas familias de derecha, izquierda o nacionalista cada una con su rollo, los Pujol, Raventós, Millet, Maragall etc.etc. con la incorporación de los nuevos ricos, como los Barroso-Chacón que siempre han estado de acuerdo en sacar lo más posible para mantener su status o enriquecerse y con la excusa de la “patria” tener bajo sus mentiras a los ciudadanos. Pero volvamos al tema que nos ocupa estos días: ¿realmente el nacionalismo sirve para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos? Porque lo demás, son discursos grandilocuentes que tratan de disfrazar lo que de verdad importa.

¿Por qué se recorta en sanidad o en gastos sociales? Pues porque los gobiernos catalanes, en ejercicio de su autonomía de gasto, han hecho opciones de políticas públicas y en lugar de apostar por privilegiar el crear y mantener un sistema de salud y de protección social de calidad y eficiente, que les diera prestigio (real) en España y en Europa, han preferido optar por el folklore: comprando lanzas tribales, subvencionado la enseñanza del catalán en países latinoamericanos o abriendo costosas embajadas (folklóricas) embajadas cuya utilidad práctica es cercana al cero cuando no al ridículo ya que la protección consular sólo puede ser ejercida legalmente por el Estado español,

¿Alguien cree que se fomenta la inversión extranjera clamando que Cataluña no es España? Bonita seguridad jurídica la que ofrecen. Con esta política no es de extrañar que la inversión extranjera en Cataluña en el último año sea cero (vean las estadísticas).

¿Alguien se cree que Más va a demandar judicialmente a Montilla, Carod o al anterior Tripartit por sus despilfarros y golferías en su gestión anterior, donde han dejado a los catalanes un pufo de 7.000 millones de euros, causa de estos recortes? Pues no. Ellos se necesitan y complementan unos a otros. Sus enfrentamientos teatrales en el Parlament, le sirven a Mas de excusa para llevar a cabo sin demasiada oposición los recortes a veces innecesarios, asi lamentarse ante los ciudadanos y lo más importante, echarle la culpa y sacarle los cuartos a Madrid.

Ahora anuncian el sacrificio de que 350 altos cargos de la Generalitat no van a cobrar la paga de Navidad y dejarán de percibir 1,8 millones de euros. Hagan una simple operación y lleguen a la conclusión de que tocan a 5.148 euros por cabeza, no se sabe si son muchos los que cobran o cobran demasiado o quizá las dos cosas. Que nadie se preocupe por ellos que ya tienen en las comisiones por obras o servicios la posibilidad de recuperar el dinero perdido o en todo caso recuperan lo perdido subiendo un punto la tarifa.

Doce meses después, y ante la imposibilidad de poder hacer frente al vencimiento de los bonos patrióticos (la primera emisión vence el próximo 21 de noviembre) decide refinanciar (pagar deuda anterior con deuda nueva) mediante una nueva emisión de bonos patrióticos. Ahora pretende captar entre 3.000 y un máximo de 4.000 millones para poder pagar el principal y los intereses de los primeros bonos patrióticos. Sólo que ahora el coste será superior. En definitiva, esta operación demuestra que Cataluña, presidida ahora por Artur Mas, trata de renovar deuda para no suspender pagos. Ahora los tipos aplicados serán del 4,75% a 12 meses (al igual que la primera emisión) y del 5,25% para los bonos a 24 meses. A ello hay que añadir hasta otro jugoso 5,25% para las entidades colaboradoras. El coste total para la Generalidad ascendería en este caso al 10,5% en los bonos a dos años: Un coste histórico, reflejo de la enorme dificultad para vender su deuda regional.

Pero volvamos al tema que nos ocupa estos días: ¿realmente el nacionalismo sirve para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos? Porque lo demás, son discursos grandilocuentes que tratan de disfrazar lo que de verdad importa. Habrá quien piense que la tengo tomada con el nacionalismo, pero quien piense así también creerá que solo existe una forma de expresar la singularidad, la que llevan practicando los últimos años en España PNV, CiU, Esquerra y Batasuna… y no es verdad. Quien no se dé ya cuenta de que el nacionalismo se ha convertido en un gran negocio solo para algunos, es que está ciego y no quiere ver.