Parcelando España

 

No es de extrañar que este sábado, Día de los Santos Inocentes, mientras las víctimas del terrorismo decidieron acercarse al Pais Vasco y homenajeaban en Eibar a los asesinados por la banda, los seguidores de la banda terrorista les insultaran y corearon frases como "Los nuestros a la calle, los vuestros en el hoyo" justo antes de intentar agredir a las víctimas y zarandear los autocares de la comitiva de la dignidad. Ellos ni siquiera pudieron reponer fuerzas con una comida hasta las seis de la tarde cuando traspasaron la "frontera" del “territorio vasco” por "motivos de seguridad".

Ya están los de Sortu organizando una magna manifestación en exaltación de los 63 terroristas de ETA recientemente excarcelados donde se proponen reunirlos para el 4 de enero a favor de los presos que siguen en prisión. Ahí se proponen que los criminales liberados tomen la palabra como un acto de desafío al Estado Español. Un ejemplo de resultado de la política de "pacificación" del Pais Vasco emprendida por los distintos gobiernos de este país.

Artur Mas en su discurso institucional de Fin de Año, que no ha sido boicoteado por los trabajadores de TV3 ha reclamado al Gobierno que "deje votar" a los catalanes y "no levante muros para silenciar su voz", ya que Cataluña "prefiere gobernarse que ser gobernada", aunque al mismo tiempo ha admitido "la falta de unanimidad" alrededor del proceso soberanista.

"Los catalanes y las catalanas, los de ayer y los de hoy, se han ganado el derecho a decidir su futuro, porque han sabido mantener viva su identidad, su cultura, su lengua y su derecho, muy a menudo en contra de normas y leyes injustas", ha relatado por enésima vez en sus discursos a ver si consigue convencer a algún despistado.

La eventual consulta pactada entre las fuerzas soberanistas para el 9 de noviembre de 2014 la que ha centrado la mayor parte del discurso, en el que hasta en dos ocasiones ha reclamado directamente que se "deje votar" a los catalanes. Una gran mentira, ya que si Mas ha comprendido que los catalanes desean votar su futuro no tiene más que dimitir mañana mismo y convocar nuevas elecciones presentándose con la independencia dentro un  programa que sería mucho más real al que presentó hace dos años. Así de fácil. Nadie se lo impide.

Ante todo esto, Mariano Rajoy y su Gobierno asisten impávidos a estas provocaciones encaminadas a dividir España, como si nada estuviera ocurriendo. Queda claro que los nacionalistas interpretan cualquier concesión del Estado como una muestra de debilidad y salen a la calle incrementando sus exigencias que no tienen fin. A este paso dentro de poco tiempo los historiadores explicarán que España ha sido la nueva Yugoslavia del siglo XXI.