La Finca de los Pujol y algunos "Mas" - El “Debat”

Cuando Cataluña entera estaba expectante sobre lo que podría decirse allí sobre el tema estrella, el debate en TV3 entre todos los candidatos a la presidencia de la Generalidad fue totalmente decepcionante y a vez clarificante no por lo que se dijo sino por lo se callaron, ante una oportunidad que no se va repetir, antes de que los ciudadanos pongan su papeleta en la urna, ante la denuncia de El Mundo ante las fundadas sospechas de corrupción que recaen sobre Artur Mas y CiU.

Ni el socialista Pere Navarro, ni la popular Alicia Sánchez-Camacho, ni el ecocomunista Joan Herrera (ICV-EUiA) ni los independentistas Oriol Junqueras (ERC) y Alfons López Tena (Solidaritat) se atrevieron a poner a Artur Mas ante las graves acusaciones que pesan sobre él. Ninguno de ellos tuvo la iniciativa de llevar este tema al debate. Sólo el líder de Ciutadans, Albert Rivera, tuvo el coraje y la responsabilidad de mencionar un asunto que debería preocupar a todos los catalanes y señala a quien de momento no entra en el reparto, que no puede ventilarse con alusiones a "las cloacas del Estado" como las que se están haciendo desde la CiU de Mas, que parece aquejado de manía persecutoria.

Mientras las gravísimas revelaciones sobre el presidente del Gobierno autonómico y la familia Pujol ocupan las portadas de la prensa nacional, y los presuntos implicados se envuelven en la bandera independentista y amenazan con querellas que no llegan a presentar, los cinco aspirantes a desbancar a Mas prefieren pasar de puntillas sobre la cuestión.

Siempre he tenido la certeza de la actitud de silencio ominoso sobre esas cuestiones que están practicando todos los medios de comunicación catalanes desde TV3 a la Vanguardia. La razón es muy clara, son las jugosas subvenciones recibidas desde la Generalitat dedicadas a evitar que ninguna noticia que no interese al poder establecido se filtre y modifique las prioridades de los electores catalanes ahora entretenidos por un referéndum para una futura independencia que según Mas los va a llevar a la felicidad.

Si añadimos a ello la sorprendente decisión del ministro de Interior Jorge Fernandez Diaz (de la politica catalana también) más preocupado por el origen de la filtración que por la investigar la veracidad de algo que es, desde cualquier punto de vista, mucho más grave que pasar un informe a un periodista que ha ordenado una investigación no sobre los hechos delictivos denunciados por El Mundo sino sobre quien haya podido filtrar el informe.

Mas preocupante aún es la actitud del juez Josep Maria Pijuan sobre el caso Palau quien lleva tres años instruyendo el caso y tiene en su poder informes y denuncias suficientes desde la policia y otros colectivos sobre el tema para haber mandado una comisión rogatoria a Suiza y que no ha mostrado ninguna curiosidad para que este informe llegue cuanto antes a sus manos para terminar lo que lleva durmiendo tres años y medio  en los cajones de su escritorio. Simplemente dijo que él no había ordenado este informe que es motivo de escándalo y ha citado al comisario responsable de la UDEF "dé cuenta sobre las informaciones publicadas estos días en el diario El Mundo". Habrá que estar muy pendientes del comportamiento de este juez y sus futuras decisiones, no sea otra pieza captada para la “Omerta”.

Cada vez es mas notorio que muchos casos de corrupción estén signados por la transversalidad: en no pocas ocasiones, los detenidos o imputados pertenecen a partidos distintos, lo que lleva a sospechar que a muchos se les olvidan las diferencias ideológicas cuando se trata de saquear las arcas públicas. Los catalanes deben reflexionar sobre la gravedad que tiene el asunto acerca de su clase política y de los medios de comunicación locales, especialmente acerca de aquellos que se engolfan en el "España ens roba" y se hacen los suecos cuando toca mirar a Suiza mientras sus insignes representantes les roban la cartera. Mientras esto no se aclare, los catalanes deben de saber que al menos el 4% del dinero de los presupuestos de la Generalitat (a veces el 20%) que deberian ir a la sanidad, servicios sociales o infraestructuras, seguirán fluyendo sin problema a cuentas particulares de sus mas insignes representantes. Después de las elecciones que nadie se queje.