El PP ante su disyuntiva

Las elecciones andaluzas lo han trastocado todo. La recuperación de la consciencia de la sociedad  andaluza ante los constantes agravios y falsedades impuestos desde la izquierda desde hace mas de veinte años, ha provocado la vuelta a los principios que llevaron al poder al PP en 1996.

Ha tenido que ser un partido hasta ahora sin representación como Vox, quien pusiera ante el espejo las renuncias y dejaciones cometidas por la derecha durante estos años que han alejado a la sociedad española de su verdadera realidad, llegando a imponer leyes tan inconstitucionales como delictivas como el Plan Hidrológico o la ley de Memoria Histórica o la de Violencia de Género o los ataques sistemáticos contra el idioma español como base de nuestra unidad, encaminadas todas ellas a beneficiar a un grupo de ciudadanos en detrimento de los demás.

MIentras se ha instaurado por todas las regiones una corrupción galopante al amparo de los reinos de taifas que se han convertido la autonomías, implantadas en un principio para acercar la administración al ciudadano y actualmente sedes de toda clase de rebeliones, subversiones o casas de caridad, promovidas por los caciques del lugar.

Está claro que Partido Socialista ha sido el principal culpable de esta catástrofe, pero en todo ha gozado con la colaboración del PP, cuando no de su iniciativa, cuyos votantes se habían estado desengañando a lo largo de los años.

El principio de esta deriva fue a partir de José Mª Aznar, con sus concesiones a Pujol, después el empeño de Zapatero en la sistemática destrucción del país y las sucesivas concesiones o dejaciones de Rajoy hacia los caciques regionales que les han dado el valor suficiente para desafiar en beneficio propio al Gobierno de España en distintos momentos y desde diferentes aspectos que han creado un país al borde de la desintegración.

Pablo Casado con buena cintura y talante, se ha dado cuenta de la gravedad de la situación ha convocado con urgencia una Conferencia con el pasado del PP donde ha expuesto con toda claridad su propósito y necesidad de regenerar el partido y su urgencia que la ha puesto en trance de desaparecer, fagocitado por Vox quien hace unos días habia presentado sus principios, que eran los del PP de toda la vida. 

Al menos la mitad del PP ha demostrado que es cobardemente incapaz de entender lo que pasa en España tras el golpe de Estado en Cataluña; en buena parte, de su responsabilidad. Ni entienden la profunda humillación nacional que ha supuesto el Golpe ni el movimiento de reacción popular que se manifiesta en Vox, pero lo que ha hecho ese medio PP en cuanto le ha dado ocasión es obligarnos a recordar que, en la derecha, hay alternativa.

Los tres puntos más débiles del PP con respecto a Vox son los que muestran su incapacidad de lucha ideológica y cultural contra la Izquierda: las Leyes de Memoria Histórica y Violencia de Género y la discriminación sistemática del español en las Autonomías bilingües, también en las del PP. 

Contra esas tres formas de atropello, asumidas y jaleadas por el rajoyismo, ni una palabra dijo Aznar, pese a estar en contra de las tres. Y sin plantear esa disposición a combatir y no a heredar y mantener lo que la Izquierda va dejando en las Leyes, como ha hecho el PP de Rajoy, que es el que conocen los españoles desde hace quince años, es imposible creer en sus promesas. ¿Cómo creer en ellas si las imaginamos, porque no es capaz de hacerlas?

Tal vez no haya sido buena idea montar un espectáculo con tantos actores en escena que no se saben o no quieren aprenderse el guión. Al fin y al cabo tampoco podrán coexistir dos partidos en espacios tan parecidos.