El reino de Pujolandia (5) - La aparición de Pujol

Ayer, Pujol dio la cara, rompió su silencio, salió de Can Ferrusola junta a la Marta para decir que no tiene nada que decir y se solazó con la presencia de una nueva generación de periodistas, algunas de ellas venidas hasta de Madrid que le reían todas sus gracietas. Qué sabrán ellas -debió pensar- de paraísos fiscales, de Banca Catalana y del pasado cuando están en la flor de la vida.

Y volvió el Pujol de siempre, ese súper "transformer" que lo mismo te habla de la función de la tenora en la sardana que de la situación en el este de Ucrania, el del "avui no toca", pero sin los tics, sin los carraspeos gorgojeantes y con punto menos de arrogancia. Todo ello ha sido difundido por las televisiones ávidas de noticias, incluida TV3, que en su noticiero ha intentado levantar el ánimo de los soberanistas ante este ejercicio de valor del lider.

Por el pueblo de Queralbs todo son adhesiones y comprensión hacia su vecino cuando sale a pasear por sus calles para demostrarle al mundo mundial que ya no se esconde  Un pueblo asombrado ante tal caravana de cámaras y secretarias judiciales venidas expresamente detrás del "fill del poble" para citarle para que explique lo de la herencia a un lugar tan remoto donde el líder  espiritual de Cataluña está descansando.

Su publicista debe ser un genio, Ha resucitado a alguien que pensábamos ya había desaparecido de nuestras vidas y ha aparecido con un golpe de sorpresa para intentar desviar la atención de su enorme patrimonio acumulado desviado sistemáticamente por la pléyade de sus descendientes hacia paraísos fiscales de todo este mundo mundial.

Lo importante, ahora, es determinar de una vez por todas si el entorno político de Pujol, con Artur Mas a la cabeza y Oriol Junqueras en la retaguardia, que ya se han apresurado a quitarle sus privilegios, conocía sus chanchullos. Si los conocía y callaba, deberá cargar con la responsabilidad que cabe a los cómplices. Si no se enteraba de lo que tenían delante de las narices, deberán pagar el precio de su estolidez retirándose a cuarteles de invierno.