Como un huevo a una castaña

Artur Mas se presentó ayer en Madrid con la excusa del velatorio de Adolfo Suarez con el único objetivo de dar una rueda de prensa publicitario de su proyecto separatista. Alli ante los periodistas destacó el "coraje, la audacia y la imaginación" del presidente fallecido. Puso énfasis Mas en la decisión de Suárez de restaurar la Generalitat y subrayó que era un presidente que "hacía frente a los problemas, nunca los rehuyó. Arriesgó, ganó y se quemo", unas palabras cargadas de intención y de reproche contra la actitud que, según él, mantiene el actual presidente del Gobierno. O sea comparar un huevo a una castaña.

Quiso hacer una comparación del proceso democrático e integrador realizado por el ex presidente fallecido, con su obsesiva intención de separar Cataluña de España. Quince minutos tan sólo estuvo el President en el Congreso. Acompañado de Jesús Posada, presidente del Congreso de los Diputados, transmitió el pésame del pueblo de Cataluña a la familia Suárez, conversó con algunos diputados presentes en la sala e inmediatamente salió a la escalinata exterior para plantificarse frente a los micrófonos.

Aprovechó la concentración de periodistas allí concentrados para soltar un discurso totalmente chirriante  y fuera de lugar que mereció el reproche incluso de miembros de su partido como Miquel Roca, uno de los 'padres' de la Constitución, militante histórico de Convergencia, optó por la prudencia y, en tono de reproche al líder de su partido, señaló que "este no es un buen momento para instrumentalizar la figura de Suárez", y optó por el prudente elogio. "Compararlo con algo a mí no me va.

Después de esta exhibición se volvió por donde había venido, ya  que para entonces, ningún miembro del Gobierno quedaba ya en el edificio. Rajoy lo había abandonado dos horas antes. No hubo posibilidad ni de encuentro ni de saludo. Lo de Artur Mas es ya una paranoia obsesiva que le está llevando a Cataluña al callejón sin salida que ahora mismo se encuentra.