Alimentar a la fiera

Por fin el rector de la Complutense José Carrillo que hasta ahora había impedido la entrada de la policía en el campus por los distintos incidente violentos ocurrido en la universidad,  ha tenido que reconocer el peligro que representa albergar en sus instalaciones a la izquierda radical y ha tenido que pedir auxilio a la policía cuando se ha percatado que el edificio del vicedecanato estaba albergando desde hace días a un grupo bastante numeroso de okupas que no eran ni más ni menos que parte de los alborotadores profesionales, que habían estado actuando en los hechos violentos del pasado sábado en Madrid.

Ellos estaban preparados para  montarla de nuevo incrustados en la huelga de estudiantes que se está desarrollando estos últimos días. Los sucesos de mayor relevancia han sucedido ayer a primeras horas de la mañana, sobre las 06:50, cuando un grupo de 40 violentos se ha abalanzado sobre 6 policías al grito de "¡vamos a matarlos, que son pocos!". Se dice que la izquierda busca desesperadamente provocar una muerte para generar el desorden general y con  el fin de echarle la culpa al gobierno.  

La huelga convocada por el Sindicato de Estudiantes para este miércoles 26 y jueves 27 de marzo se ha saldado con 53 detenidos, la mitad de ellos que ya habían estado en los disturbios de la Castellana, sin tener ningún tipo de vínculo con la universidad que habrían viajado desde distintos puntos de España con el fin de reforzar a los piquetes y coordinar la violencia en cualquier conflicto que exista, ahora la universidad, el sábado por la dignidad, mañana Tele Madrid… Donde exista conflicto lo que sea, ellos van a poner la carga violenta.

Los sucesos de mayor relevancia han sucedido a primeras horas de la mañana, sobre las 06:50, cuando un grupo de 40 violentos se ha abalanzado sobre 6 policías al grito de "¡vamos a matarlos, que son pocos!", existiendo un verdadero peligro para estos policías acorralados.

Estas algaradas recurrentes de los grupos extremistas siempre cuentan con el apoyo más o menos explícito de los partidos de izquierda. IU porque en su locura programática defiende esas mismas medidas suicidas y el PSOE porque su falta de escrúpulos le permite asumir cualquier iniciativa que socave la legitimidad de su rival político cuando ostenta el poder. Ninguno de ellos ha reprobado públicamente hasta la fecha estos actos violentos. A pocas semanas de que se inicie la campaña de las elecciones europeas, ambas formaciones corren el riesgo de que los ciudadanos sensatos las identifiquen con estos grupos antisistema, cuyo recorrido electoral es inexistente tal y como ocurre cada vez que concurren a unos comicios en cualquiera de sus ámbitos.

La esencia de la reunión de ayer fue ver a la UGT, protagonista del robo de los ERE andaluces, pidiendo acabar con la corrupción, y a personajes como Willy Toledo o Diego Cañamero, palafreneros de los últimos reductos de comunismo, dando lecciones de democracia bajo la atenta mirada de diputados comunistas en las Cortes Generales. Unos radicales desnortados, considerados por los medios de izquierdas como un ejemplo de dignidad que la inmensa mayoría de los ciudadanos, por fortuna para nuestro país, no está dispuesta a imitar.

Mucho se debe criticar a la extrema izquierda, que no sabe protestar sin llevar a cabo acciones de violencia, pero no menos criticable es una derecha gobernante que hace dejación de sus funciones y con ello alienta el salvajismo. Si los autores de este auténtico terrorismo callejero merecen la cárcel, no menos exigible es la coordinación de los distintos estamentos policiales hasta llegar a la dimisión del ministro de Interior, por no saber o no querer estar a la altura de la situación.