Convergencia se cuartea


La reunión del Govern en funciones del pasado martes después del nombramiento de Carme Forcadell y su viva a la Republica Catalana, ha sido con mucho la más tensa del CDC desde los últimos tiempos. La rebelión del gobierno relatada el viernes en una crónica de La Vanguardia que parecía de ficción para los que han seguido históricamente las informaciones de Convergència delataba dos cuestiones: la distancia que existe entre los hombres que han acompañado a Mas en su gabinete y el desconocimiento que tenían la mayoría sobre la resolución pactada entre Junts pel Sí y la CUP de ruptura con la legalidad vigente. Ahora el escepticismo se ha apoderado de la mayoría de sus dirigentes.

Aunque el escrito de la resolución presentada en el Parlament había sido redactado hacía días por los equipos de Junts pel Sí y de la CUP y consensuada en la reunión secreta realizada el lunes, o sea el día antes, entre Mas y dirigentes de la CUP, lo cierto es que aquella mañana no parecía el día idóneo para su presentación en público. Todavía estaba caliente el discurso de la recién elegida presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Otro ejemplo más de la improvisación a la que se están viendo obligados los dirigentes de la nueva CDC.

No es frecuente que se produzcan debates políticos en el seno del Consell Executiu. Hubo alguno el año pasado, con motivo de la consulta del 9-N, pero lo habitual es que los miembros del Govern se ciñan a las materias de su competencia. El president Mas tampoco suele dar demasiados detalles de los diferentes momentos delicados por los que ha ido pasando la política catalana. Hay que recordar que aquella mañana se despertaban todos con los registros en diferentes domicilios o empresas de la familia Pujol. Una de ellas, para ser más exacto, era en el domicilio donde ha resido toda la vida Jordi Pujol, una residencia emblemática en la Barcelona política.

Cuando ya llevan casi dos horas de reunión y los medios digitales hierven, los móviles de los consellers también empiezan a echar humo. El tema de la resolución se pone sobre la mesa. Alguien pide a un empleado del Palau de la Generalitat que haga fotocopias del texto y se reparten los folios a los miembros del Govern. Todos se ponen a leer. El titular de Economia, Andreu Mas-Colell, se sube las gafas a la cabeza y se sumerge en el texto. Al cabo de unos instantes, rompe el silencio y suelta en tono airado: "Pero ¿esto qué es?". El conseller no se corta un pelo. No en vano es de los pocos que suelen decir lo que piensan en las reuniones del Ejecutivo catalán. Aunque no sea un hombre de partido, su autoridad dentro del Govern es respetada. Mas-Colell expresa sin ambages que el texto pactado por Junts pel Sí y la CUP le parece una barbaridad, que supone saltarse las leyes sin ningún miramiento y que eso no es de recibo. La indignación del conseller de Economia abre una intensa discusión.

Según algunos miembros consultados de la dirección del partido venida a menos -son un total de 45- el ciclo Mas finaliza. ¿Quién liderará el siguiente si algo queda? Felip Puig y Germà Gordò, consellers de Empresa y Justicia, están bien situados entre lo antiguo y lo nuevo. Santi Vila, el conseller que mejor relación ha tenido con el Gobierno de España, en concreto con la ministra Ana Pastor, es la opción de los que querrían volver al catalanismo negociador.

Ese tipo de perfil, de momento, se expone poco, pero la bolsa de dirigentes dispuesto a ello es elevado. «El votante convergente catalanista existe. Está ahí. Algunos se irán a Unió y hasta a Ciutadans, pero todos suspiran por volver al sentido común. Sienten ridículo que las decisiones de ahora las tome la CUP», asegura un ex conseller y diputado nacionalista hasta no hace mucho. La vieja guardia pujolista está escondida o desaparecida. Los que no han desaparecido ahora son considerados masistas. Acompañan al presidente en funciones en todo lo que hace. Y una cosa tienen muy clara: sólo existe una posibilidad de futuro para la presidencia de la Generalitat en esta nueva legislatura y se llama Artur Mas. O es president o se convocan nuevas elecciones. Eso piensan.

Un temor de todos: llegar tarde. Que esta deriva no tenga una vuelta atrás.

Comentarios

  1. Fernando Vidal

    Que se vayan a cagar a Suiza

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  2. Moleman

    Podemos empezar haciendo apuestas...tal como está la situación, creo que CDC en las próximas elecciones autonómicas en marzo, de los 30 diputados que aún le quedan, con suerte sacará una docena. Gran "éxito" de un partido político que hace 5 años tenía 62 diputados.

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  3. azuzuquilaloqui

    Nuevas elecciones hasta que consiga su objetivo final multiplicarse por cero. Entonces asumirá que es un despojo .que lo pierde todo. Primero cae en monos de erc lo explica la gente por su iluminación lo cree. Ahora con la cup eso sí que es inexplicable no tiene en común ni el blanco de los ojos

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  4. magycus2015

    Sin posibilidades de exito y con la Justicia, pisandoles Los talones, el proces agoniza.

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