La sonrisa del fracaso
La sonrisa del fracaso
Muchas veces me pregunto como un país medianamente inteligente como el nuestro haya llegado a tener un gobernante tan nefasto como Rodríguez Zapatero. He ahí, comprimido, el pensamiento del personaje. No hay principios, ni valores, ni argumentos racionales. No hay ideología ni fundamentos morales que valgan. Mucho menos una idea de España (“concepto discutido y discutible”), ni del otrora llamado patriotismo constitucional. No hay Historia. Todo está abierto en canal.
¿Cómo hemos podido llegar a “esto”? ¿Qué han hecho los españoles para merecer tal castigo? ¿Qué ha hecho él para soliviantar a tantos con tan poco? Los españoles hemos tardado años en descubrir lo que el tipo escondía tras la máscara de su seductora sonrisa. Y lo hemos vuelto a votar hace solo dos años. Así el presidente del Gobierno de España se ha convertido en el primer problema español al inicio de este decisivo 2006”. No sabía uno bien lo que se nos venía encima.
Es un producto del marketing político, un tipo, eso sí, con la inteligencia emocional suficiente para conectar con parte importante de una sociedad, la española, convertida en su vivo retrato: una sociedad reñida con el principio de la responsabilidad individual, liviana en lo moral, alérgica al esfuerzo, enemiga del sacrificio, acomodaticia, sedada. Sociedad del “buen rollito” que rechaza de plano los problemas, porque solo le preocupa su bienestar a corto plazo. La sociedad de Belén Esteban. Y encima nos insulta presentando leyes anti-natura para ir menoscabando lentamente nuestra capacidad de resistencia.
Afirmar que la crisis de caballo que padecemos ha llegado para España en el peor momento posible, con la clase política más mediocre de las últimas décadas y en la fase final de agotamiento del sistema salido de la Transición. Un país que reclama a gritos un liderazgo creíble con nervio bastante para movilizar conciencias, inspirar entusiasmo y ofrecer esperanza. La simple llegada de un Gobierno de nuevo cuño sería motivo suficiente para, con apenas cuatro retoques, revertir la situación económica –solo la económica; lo “otro” son palabras mayores- en seis meses.
¿Y ahora qué hacemos para sacarlo del poder?¿No son suficientes los cinco millones de parados ante el despilfarro político insultante, para que alguien sea del PSOE o de la oposición o si me apuráis desde la calle tome de una vez la batuta a falta de impulso de la clase política, nos diga la verdad de cómo está la cosa y nos indique el camino para salir del lio que no ha metido este personaje, y se ponga a trabajar para hacer una reforma de verdad que no tenga que ser de nuevo a costa de los ciudadanos.
ignalade
ResponderEliminarElecciones ya... eso quiere el populacho... para qué, para votar otra vez a zETAparo al menos la mitad del ganado...??
A... no... ésta vez votaremos Mariasno... el tonto útil del prisoe, el memo solemne del PEPOE, esos mismos que hacen la política más NAZI posible en las regiones que gobiernan con mayoría, los que ni saben ni contestan a nada... los que han despeñado a todos los que tenían unos principios y valores mínimos... ¿ a esos votaremos....?
Mariasno, CON MI VOTO NO, ni a ti ni a ningún partido que no tenga como primera y absoluta prioridad, la erradicación y eliminación total de las autonomías... CON MI VOTO NO.
paserifo
ResponderEliminarYo quiero que desaparezcan todos los miembros del Gobierno, cargos intermedios incluídos, y todos los del parlamento, senadores incluídos. Y también todos los del Tribunal constitucional y todos los de las autonomías. Que se ganen la vida arando la tierra con las manos y sembrando ajos y pimientos.
No es que haya que hacer una renovación política, es que necesitamos un botón de reset y apretarlo con decisión y tantas veces como sea necesario.
nostrum
ResponderEliminarAquí, vivimos a golpe de encuestas, pero creo que elecciones para más de lo mismo, no debería ser el foco de las encuestas, ni lo prioritario para una sociedad medianamente inteligente.
¿Con qué presupuestos concurrimos a las elecciones? Sería estúpido seguir con un modelo caduco, errado y conducente a la mera instalación en la partitocracia.
Por aquí, despotricamos mucho, pero hablamos poco de las reformas necesarias, y de los puntos básicos con los que una formación política debe de comprometerse firmemente, para pedir el voto a su electorado y a los españoles en general.
Treinta y cinco años deberían ser suficientes para poder fijar los lastres y errores cometidos desde el principio, así como el déficit de verdadero poso democrático de nuestra sociedad.
Hoy por hoy, la simple alternancia política, no resolverá absolutamente ninguno de los males que nos aquejan. Se impone la regeneración desde abajo, y los grandes asuntos, gane quien gane unas elecciones, deberían ser sometidos a la consulta de la ciudadanía. Una sociedad no puede avanzar dedicándose cuatro años a poner ladrillos y cuatro a quitarlos, por las simples ocurrencias del sectarismo propio del partido que gana unas elecciones. Ya sé que las consultas son caras, pero ¿no somos una sociedad moderna? ¿no somos una sociedad digitalizada? ¿no vamos a hacer uso de las tan cacareadas nuevas -¡que ya, son viejas!- tecnologías?
Elvira Arias Fernandez
ResponderEliminarXavier...pues a una servidora nadie le cambia el papel h... ¡ faltaria que me dijesen que marca y que color...¡ anda que ya nos vale..Besucos amigo.