Entrevista a la docente que se nego a abrir su colegio
ENTREVISTA A
LA DOCENTE QUE SE NEGÓ A ABRIR SU COLEGIO
“Los directores nos sentimos
presionados para abrir los centros el 9N sin orden escrita de la Generalitat”
Dolores
Agenjo saltó a la luz pública hace poco menos de un año cuando decidió, de
forma valiente, respetar la ley y la sentencia del Tribunal Constitucional que
declaró ilegal la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014. Agenjo
se negó a entregar las llaves a la consejería de Educación de la Generalitat
para que pudiera abrir el instituto que dirigía en Hospitalet de Llobregat
(Barcelona) y se pudieran instalar las urnas, algo que declaró ilegal el Alto
Tribunal.
Dolores
Agenjo, hoy jubilada para dedicarse a su tesis doctoral, ha decidido relatar a Vozpópuli
cómo desde la Consejería de Educación de la Generalitat, dirigida hace un año
por Irene Rigau que ha declarado esta semana por organizar junto con Artur
Mas y su exvicepresidenta Joana Ortega en la consulta ilegal del 9N,
se le presionó a ella y a otros directores de institutos públicos catalanes
para que abrieran sus centros y permitieran la celebración de la consulta el 9
de noviembre de 2014. Agenjo se negó porque no recibió ninguna notificación
escrita de aquella petición de apertura que se enfrentaba radicalmente a la
decisión del Tribunal Constitucional.
Mientras
desde la Generalitat se presionaba sin facilitar orden por escrito para no
tener consecuencias legales a los directores de los centros educativos para que
abrieran sus puertas, buscaran voluntarios y colocaran las urnas, Dolores
Agenjo se sentía entre “la espada y la pared” porque ella quería cumplir la ley
como funcionaria.
Pregunta.
¿Por qué se negó a entregar las llaves para que abriera su instituto para
celebrar el referéndum ilegal del 9 de noviembre de 2014?
Respuesta.
Me negué a entregar las llaves porque la Directora de los Servicios
Territoriales no me lo ordenó por escrito, mediante acto administrativo. La
consulta catalana que impulsó el gobierno de Artur Mas, según el Tribunal
Constitucional y la carta remitida por la Delegada del Gobierno a los
directores de los centros públicos, era ilegal. Por tanto, si el director del
centro no disponía de una orden, sería presumible que el centro se había
abierto para albergar la consulta por iniciativa del propio director del
centro. Los directores no son los propietarios del centro, pero sí los
responsables de todo cuanto pueda ocurrir en las dependencias del mismo,
incluso en período de vacaciones escolares.
Las
responsabilidades judiciales serían, sin orden escrita, del propio director. Me
parecía que yo, como funcionaria, no debía incurrir en una ilegalidad y no entendía
cómo nuestros superiores jerárquicos pretendían dejarnos en una situación de
indefensión. Daba la impresión de que pretendían escudarse en nosotros,
eludiendo así su responsabilidad.
"Sin orden escrita las
responsabilidades judiciales serían del director; daba la impresión de que
pretendían escudarse en nosotros", cuenta Dolores Agenjo
P. - ¿Los
días previos a esa fecha, recibió usted como directora del centro presiones
verbales o escritas de la Generalitat y de su conselleria de Educación, encabezada
por Irene Rigau, para que abriera el colegio y participara en el 9N?
R. En
octubre fuimos convocados todos los directores de Barcelona-Comarcas a una
reunión en la calle Caspe de la capital catalana, sede de los Servicios
Territoriales. La convocatoria se remitió por correo electrónico e indicaba
como motivo informar sobre la jornada de reflexión de la cual algunos centros
seríamos sede. En caso de no poder asistir, se nos instaba a comunicarlo
urgentemente vía telefónica, de manera que se entendía claramente que era muy
importante nuestra asistencia. Una vez en la reunión, la directora de Servicios
Territoriales nos dijo que todos los centros seríamos sede electoral y que
buscáramos tres voluntarios entre el profesorado, uno de los cuales se ocuparía
de las cuestiones informáticas y otro sería el coordinador. Añadió que iríamos
recibiendo información sobre lo que había que hacer, que recibiríamos material
que deberíamos custodiar en el centro y facilitar las mesas y las sillas para
las votaciones. Por último, dijo que, si entre los voluntarios no había nadie
del equipo directivo, deberíamos entregar las llaves del centro a uno de los
voluntarios.
P. - ¿Pero
les enviaron una orden por escrito de parte de la Generalitat para abrir los
centros públicos educativos para permitir instalar las urnas?
R. Un
director preguntó si nos iban a facilitar una orden por escrito para entregar
las llaves, a lo que la directora respondió que no era necesario, que la
Generalitat es la propietaria de los centros educativos y que simplemente
debíamos entregarlas si así se nos requería, aunque solo fuese verbalmente.
Ante la insistencia de otros directores, añadió que como veía que ese tema nos
preocupaba, estudiaría la posibilidad de facilitarnos algún escrito. Antes de
concluir la reunión, yo pregunté si era obligatorio reclutar voluntarios.
Inmediatamente algunos directores se anticiparon a su respuesta diciendo que
obviamente si la Directora de Servicios Territoriales nos hacía esta petición
se debía entender como obligatoria.
Yo insistí
en que quería que me respondiera la directora de Servicios Territoriales,
quien, después de una breve vacilación, me contestó que no era obligatorio,
pero sí pertinente y que, si algún profesor se dirigía a mí para ofrecerse como
voluntario, yo debía comunicárselo al Departamento de Enseñanza.
P. Veo que
esa reunión le dejó realmente preocupada…
R. Así las
cosas, la sensación entre bastantes directores fue la de sentirnos entre la
espada y la pared, la sensación de que si cumplíamos la ley y nos negábamos a
colaborar íbamos a quedar en una situación muy difícil delante de nuestros
superiores, de los cuales dependían nuestros cargos y nuestra evaluación. Si,
por el contrario, complacíamos a la Directora de Servicios Territoriales
podíamos incurrir en una grave responsabilidad de la que se nos podría pedir
cuentas. A algunos, además, esta colaboración nos suponía violentar nuestras
convicciones. La situación era, por tanto, de tensión y de honda preocupación.
Durante el tiempo que medió desde la reunión hasta el 9 de noviembre, los
directores mantuvimos una reunión para hablar del tema e intercambiamos
numerosos correos electrónicos en los que expresábamos nuestros temores y
malestar.
P. ¿Y usted
accedió a convocar a voluntarios para el 9N?
R. La Directora
de Servicios Territoriales convocó una nueva reunión, pero, esta vez solo con
los directores que habían colaborado aportando voluntarios. Como yo no quise
prestarme a esa tarea, no recibí la nueva convocatoria y pensé que ya no me
dirían nada más pues había quedado claro mi voluntad de no participar en
modo alguno en la “jornada de reflexión”. Sin embargo, el jueves 6 de
noviembre, me llamó una persona del Departamento de Enseñanza diciéndome que
era el coordinador de los voluntarios y que vendría al centro para que le
entregara las llaves. Como le contesté que sin orden escrita no lo haría, al
cabo de poco tiempo me llamó la directora de Servicios Territoriales para
requerirme la entrega de las llaves. Me reiteré en mi petición de la orden
y me contestó que ya lo consultaría. Esa misma mañana hablé con otros dos
directores que tampoco habían entregado las llaves y que se sentían muy
angustiados por la situación. Dolores Agenjo saltó a la luz pública hace poco
menos de un año cuando decidió, de forma valiente, respetar la ley y la
sentencia del Tribunal Constitucional que declaró ilegal la consulta
independentista del 9 de noviembre de 2014. Agenjo se negó a entregar las
llaves a la consellería de Educación de la Generalitat para que pudiera abrir
el instituto que dirigía en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y se pudieran
instalar las urnas, algo que declaró ilegal el Alto Tribunal. Varios profesores
nos sentimos presionados al no recibir la orden de entrega de llaves para abrir
los centros educativos el 9N por escrito.
Dolca Catalunya
ResponderEliminarEs lo que tiene convivir tanto tiempo con Artur, el trilero del carrer Tuset, que se te pegan sus malas artes. Irene Rigau ha declarado que el butifarrèndum fue obra de voluntarios (bé, uns voluntaris als que la Generalitat va regalar 13 milions d’euros) y que no existió presión de ningún tipo sobre nadie. Todos los directores de colegio e instituto estuvieron encantados de abrir sus centros para el buti del 9-N. Y nosotros vamos y nos lo creemos, oi Irene?
Cuando más satisfecha estaba la Rigau de su “astucia”, va y aparece Dolores Agenjo, la heroica directora de un instituto en L’Hospitalet, para explicarnos que eso es una mentira: que sí existireron presiones desde la Generalitat y que los “voluntaris” eran gente que no quería que la entonces consellera Rigau los incluyera en ninguna lista negra. Vamos, que la Rigau se comportó como se comportan los gobiernos totalitarios.
Jesus Javier Royo Zamora
ResponderEliminarasi le va a cataluña asi, esta desgraciadamente plagada de vagos, separatistas y corruptos, eso no tiene arreglo; a mi juicio el gobierno central, deberia suspender la autonomia catalana, aunque eso suponga que tengamos que pagar la bancarota de toda cataluña, ¿sera eso lo que este buscando el Mas? mira que seria, igual no es tan tonto comno creemos?
Conchita Monsó
ResponderEliminarNunca. Aparentan pero nada más