Valencià per collons... para algunos

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Vamos a ver. Anem per faena. Lo del señor Marzà, y por extensión lo del Consell, es de traca. No hay por dónde pillarlo. El impositor Fray Marzà de Torquemada (el Frare de la Torre Cremada, no se me sulfure el conseller de Educación) va a acatar las observaciones jurídicas que le hace el Consell Jurídic Consultiu sobre el decreto impositivo del valenciano en instituciones y administraciones públicas. Pero a su manera. Los empleados públicos y población en general tienen que hablar per collons el valencià. Pero los jefes del tinglado, como que no fa falta. 

El impositor, a lomos de su jamelgo catalanista, quiere que tú, yo, hijos, nietos, el frutero pakistaní y la policía sanitaria mortuoria nos comuniquemos en su lengua, una de las dos oficiales de la Comunidad Valenciana, hasta para dar el pésame. Está claro que el híbrido catalano-valenciano que el cacique desea dictar como orden suprema es un idioma en auge, fundamental  en Europa, Corea del Norte y las islas del Pacífico Sur, como poco. 

Pues bien. Hay que ser mameluco, pero que muy mameluco, para imponer a golpe de decreto algo que no quiere la gran mayoría. Por cada paso que da el de la Torre Socarrada  para obligar al ciudadano libre a usar un idioma, dos pasos que avanzamos los que creemos que, a saber, cualquier imposición es una irresponsabilidad, además de una cabildada contra derecho. Porque yo, alicantino y español, me acojo a mi Constitución y ejerzo mi derecho y mi deber de conocer y usar el castellano. 

La coña mayúscula de este despropósito está en que de nuestros políticos, los mismos de la colla de Marzà, alguno que otro (alguna que Oltra) hay que no tiene ni pajolera idea de valenciano. Y como el desconocimiento es de tamaña envergadura, aplicando el principio de igualdad (igual da), se inventan la exención para ellos. Los impositores, los promotores de la sinvergüencería, en castellà, para que se les entienda. El resto, a parlar valencià en el bidé. Manen ous. 

Entonces, y con el diccionario en la mano (el de la RAE), expongo. Idiotas son los que cometen idioteces (busquen la segunda acepción). Impresentables son aquellos de escasa calidad moral o intelectual (de su intelecto no discuto, pero de la moralidad del juego planteado sí). Descerebrados los que muestran poca inteligencia (aquí nada qué decir, ¿no?). Y reata, pues eso, una reata. Mezclen los calificativos, añadan supuestamente y aplíquenselos. Y, por favor, no enarbolen la bandera de la igualdad. Ustedes, la reata, son los que establecen los agravios. 

Finalizo. Soy empleado público, representante de los trabajadores en la Diputación de Alicante, alicantino hasta la incineración y le digo a usted y a los suyos que no pienso acatar esta memez. Se lo digo ahora, mañana y cuando sea, dónde sea y como sea. Ahora bien. Si llega el día en el que ustedes, los tiranos de la lengua, se expresan en valenciano (no en catalán) con claridad y dignidad, igual me animo y me saco el elemental. O igual no. Para eso está la libertad.

Información - Tomás Salinas García 17.03.2017 | 04:56

Comentarios

  1. Leunam Ogando

    Valencia por cojones es España, expulsión de todos los que no respectan sus tradiciónes,

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