La encuesta del CIS
El sondeo del CIS de octubre ha ratificado otras encuestas
aparecidas el pasado fin de semana y puesto en estado de shock a los
principales partidos políticos. Podemos en diez meses ha sido capaz de poner su
partido como la primera fuerza en intención de voto sin tener un siquiera un programa
y carecer de líderes regionales que pudieran hacer en este momento. Este hecho
es absolutamente desestabilizador con independencia de que la formación de
Pablo Iglesias llegue al Gobierno.
El insólito prestigio de Podemos es proporcional al
descrédito de los partidos tradicionales, desde el PP y el PSOE a Convergència
y el resto de los movimientos regionales. Tres profesores compañeros de asonadas en la universidad que dieron con los males de la política actual sin necesidad plantea alguna solución que pueda ser viable, Iglesias,
Monedero y Errejón, con la inestimable colaboración de la progresía
periodística (la misma que ha medrado en un sistema de concesiones arbitrarias
y subvenciones descontroladas), está a un paso del asalto definitivo gracias a
la inconsistencia, inmoralidad e incompetencia del PP y el PSOE y merced
también a la escalofriante frivolidad y complicidad de unos medios de
comunicación que operan sin la más mínima noción de responsabilidad, ética y
rigor.
Lo que está claro es que en esta encuesta los electores han
manifestado su inmensa indignación contra PP y PSOE que no hacen absolutamente
nada para cortar los casos de corrupción dentro de sus filas. Lo preocupante en
este momento es que una formación política liberticida que tiene en los
regímenes cubano y venezolano sus referentes aparezca como gran alternativa a
la falta de regeneración democrática de PP y PSOE.
Ni Mariano Rajoy, ni Pedro Sánchez, ni Soraya Sáenz de
Santamaría ni Susana Díaz en Andalucía han tomado verdadera conciencia del problema que les ha venido encima por lo que no han siquiera empezado a embridar la corrupción,
el trinque, la mordida por definición, ese tres por ciento catalán que es una
mancha de aceite en toda España. Existe la impresión de que no hay mando ni control. Ideas no hubo nunca. El funcionariado se alarma ante la voracidad
de los cargos de confianza, la doblez de los políticos y el estado general de
confusión. No hay regeneración sino quema de papeles, saqueo y retirada a la
carrera. La impresión que trasladan los prebostes, sean nacionales, autonómicos
o municipales, es la del desconcierto total y el sálvese quien pueda.
El panorama que ofrece la estimación de voto del último sondeo del CIS, una
vez cocinado, no por previsible resulta menos demoledor: la formación de Pablo
Iglesias, con el 22,5% del voto, estaría muy cerca del PP, que sigue en caída
libre y ya sólo obtendría un 27,5%, y del PSOE (23,9).
El sistema agoniza, España se cuartea y la aportación del
CIS es ratificar los índices de audiencia de Pablo Iglesias, el hipster al
que se matan por entrevistar grandes maestros del periodismo como Jordi Évole y
Evaristo Mejide, dos monstruos que no se han caracterizado precisamente por
denunciar la corrupción en Cataluña, en Andalucía o en Madrid. Lo suyo es dar
masajes al poder y el poder en ciernes es ese tridente de profesores en
el que Errejón es el intelectual, Monedero el estratega e Iglesias la cara
del cartel, una suerte de Jesucristo Superstar entre revenido y blandito.
En cuanto a los dos grandes partidos, a falta de seis meses
de las elecciones aún están a tiempo de reaccionar y de hacer frente a Podemos,
especialmente el PP, si promueven la regeneración y la democracia interna y
la participación de sus bases, Es una condición urgente e inexcusable: la
mera estrategia del voto del miedo a la ultraizquierda liberticida de Iglesias
y Monedero, aparte de indigna, sería muy posiblemente insuficiente. Los votos
atribuidos a Podemos en las encuestas son hasta ahora una muestra del hartazgo
de los ciudadanos contra los defectos del bipartidismo tal y como ha funcionado
hasta ahora. En realidad piden un cambio de comportamientos de los políticos y
los partidos tradicionales. Mal debe de estar la situación política del país cuando
tantos ciudadanos se manifiestan dispuestos a saltar al vacío con tal de no
seguir así un día más.
hippolytus64
ResponderEliminarNo, no soy adivino. Es lo mismo que nos acaba de pasar con ZP y como la otra vez no nos matamos (evitamos un rescate ya descontado por los mercados), esta vez queremos invitar formalmente a los señores de negro: adelante, están Uds. en su casa. En cuanto a la corrupción creo que sería infinitamente mayor que ahora porque el fenómeno Podemos ha surgido de una situación de caos / confusión y aunque sus dirigentes fueran honrados van a recibir mucha gente de aluvión con ganas de trincar. Saludos.
hippolytus64
ResponderEliminarCreo sinceramente que si Mariano Rajoy va a ser recordado como "El Breve" (aunque todavía está por ver), Pablo Iglesias sería "El Efímero", salvo que restringiera las libertades y limitase la libertad de expresión para impedirlo. Ya estamos viendo lo que dice hoy JP Morgan sobre la deuda de España, de manera que no sería aventurado estimar lo siguientes escenarios:1) Aplicación del programa maximalista; 12 meses en el poder y default de la economía 2) Puesta en práctica de un programa atenuado de aumento del gasto público; aumento intenso del paro y problemas con el pago de la deuda -máximo de 4 años en el poder, al cabo de los cuales habría que recortar el exceso de gasto multiplicado por dos, con recortes sociales intensos y un aumento adicional del paro- 3) Seguimiento de las directrices de Bruselas: desencanto de sus bases y cabreo generalizado. En los tres caso recibiría una patada en el trasero de los mismos que le iban a votar ahora.
Lupercio
ResponderEliminarEsto demuestra que la gente en este país es imbécil.
Estos tipos que se reúnen tanto con los bolivarianos del 4º mundo se retiran de las municipales para que no se les vea la patita, y los sinquecualos a votarles como locos. Inaudito.
Antonio Martínez
ResponderEliminarEntonces si es verdad está en cuesta, Ciudadanos el partido de Albert Rivera, sería ahora mismo la 4 fuerza política de España.