Listas manchadas de sangre que salpican de lleno a Pedro Sánchez
La ignominia que supone que 44 etarras vayan en las listas de EH Bildu en las próximas elecciones municipales del 28 de mayo, siete de ellos con asesinatos a sus espaldas, responde al plan de los herederos políticos de ETA de atraer a «un mínimo núcleo militante», con «pasión por la lucha» y que «tengan claro que nuestro pueblo sigue siendo un pueblo oprimido» y que esa «lucha y el proceso de liberación continúa».
Su proyecto viene claramente marcado en la ponencia de 64 páginas presentada por Sortu, el ala más dura de Bildu, y en la que se apostaba decididamente por «empoderar a los integrantes del bloque histórico» para que «la organización represente la tradición histórica y los objetivos estratégicos del movimiento de liberación nacional vasco, porque tiene una visión completa del proceso de liberación».
De modo que los socios de Sánchez se han limitado a cumplir con sus objetivos. Resulta ciertamente atroz que en una democracia una formación política concurra a las urnas con terroristas con las manos manchadas de sangre, pero no nos engañemos: por muy repulsivo que resulte, lo que ha representado un odioso y repugnante punto de inflexión es que el socialismo haya decidido unir su destino político a los etarras de Bildu. Estos no engañan; Pedro Sánchez, sí.
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