Los daños colaterales de la "Reforma Laboral"

El esperpento vivido el jueves en el Congreso con la aprobación de la denominada "derogación ley laboral de Rajoy" convertido finalmente en el parto de un ratón, que como hecho novedoso ha puesto por primera vez de acuerdo a la patronal y sindicatos, pero en cambio ha dejado un montón de damnificados en el seno de los partidos políticos, que también querían su protagonismo .Díaz ha logrado aprobar su reforma laboral con mas votos en contra que a favor gracias a un fallo del PP, que podría ser finalmente anulada por la via judicial, algo que no la refuerza ante los ojos críticos de su partido.

La reforma laboral, ley estrella de Yolanda Díaz, iba a ser la propulsora de su proyecto político, pero convalidándose con el sí de Ciudadanos y el error de un diputado del PP se tornó en martirio. 

Primero, porque del fracaso de negociar con los socios Díaz queda debilitada al no conseguir que ERC se incorporara al grupo a pesar de humillarse publicamente. Porque la «geometría variable» que intentó Pedro Sánchez estalló a última hora con el no de UPN; en tercer lugar  porque el apoyo de Cs niega el semblante de izquierdas de la reforma que la vicepresidenta quería dar a la contrarreforma. Y cuarto, porque quedó retratada la soledad de la ministra que no tiene cargo en Podemos y es un verso suelto en Moncloa.

Pedro Sánchez, que, pese a ser el presidente menos votado de la democracia, se comporta como un macarra de guarderia, ha fagocitado la separación de poderes hasta unos extremos que convierten en juego de niños «la muerte de Montesquieu» decretada por Alfonso Guerra. pero con lo acaecido en esta votación ha visto peligrar toda la legislatura y pasado los momento de apuro desde el principio de su mandato. Aprobar una ley parlamentaria con más de la mitad de la Cámara Parlamentaria en contra, ya es por si mismo un fracaso.

Meritxell Batet, ha violentado los usos democráticos con flagrante olvido de su principal deber, que no es otro que el de garantizar la protección de los derechos de todos los parlamentarios, con independencia de su adscripción partidaria, tendrá que enfrentarse a una catarata de querellas judiciales por su presunto acto de prevaricación. Lo de Batet constituye una prevaricación que nos sitúa en el mismo plano que esa Venezuela que tanto mola a los diputados de Podemos.

El PP tampoco sale bien parado de la trifulca, O bien tiene como diputado un irresponsable que vota a favor del enemigo por tres veces por error o bien viendo el cariz, se pactó a toda prisa con el PSOE para asegurar la ayuda de la CE. Todo esto puede tener tener poco recorrido y se verá en muy pocos días. Ahora, quedamos a la espera de la querella contra la socialista por acusar al PP de haber comprado los votos de los diputados decentes, cuando fue precisamente el PSOE el que sobornó y chantajeó a UPN. Lo que esta fuera de control establecido, es la denuncia penal de un particular, por delito informático.

Todos los partidos han mostrado sus vergüenzas. El voto en contra de los dos diputados de UPN ha sido quizá uno de los actos mas democráticos de la jornada que es la fidelidad a los principios del partido, a la vista que su presidente Javier Esparza había pactado el voto a sus espaldas de sus militantes, a cambio de varios millones y en contra del ideario del partido. Todo ello, frente a la obscena acusación de Adriana Lastra de compra la compra de estos diputados por el PP, cuando este hacho no es mas que la obtención del apoyo por parte la dirección de UPN bajo compra por varios millones o el chantaje de asalto a la alcaldia de Pamplona  por parte de los bilduetarras y socialistas. Si no hay una rápida reacción UPN va a quedar partido en dos y estará visto para el desguace.

Debería preocupar a la opinión pública la deriva excesivamente partidista que están tomando algunas instituciones fundamentales del Estado, que pervierten el equilibrio constitucional. No es sólo una cuestión de formas, lo que ya es de por sí reprobable, sino del cuestionamiento de la legitimidad institucional. 

Porque no todo vale en democracia para sacar adelante un proyecto político. Mucho menos si, como en el presente caso, quienes deben velar por el respeto a los derechos fundamentales se comportan como hooligans del Gobierno.