El gasto desmesurado de una administración lenta e insostenible, condiciona la recuperación
Los tiempos demandan de la Administración una austeridad que con Sánchez no se produce. Al contrario, cuanto más se vacían los bolsillos de los ciudadanos, más crece la lista de ‘enchufados’ a costa del dinero público.
Ese, al menos, es el caso de España. La macroestructura de 22 ministerios alumbrada por el pacto de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos se convirtió desde su mismo nacimiento en la más costosa de la historia y la tormenta perfecta que ha sobrevenido después, con una pandemia que ha forzado hasta el límite las costuras del presupuesto público y una crisis energética que también está acarreando costes elevados para las arcas del Estado, no ha impedido que tanto su tamaño como su coste hayan continuado aumentando sin freno.
El fin de la austeridad, o del 'austericidio' como se prefiere decir desde el Gobierno, no sólo ha traído menos miramientos a la hora de tirar de gasto público para solucionar cualquier problema o una menor preocupación por la reacción de los mercados ante eventuales desviaciones del déficit o la deuda, también ha roto las amarras que durante más de una década han guiado por el camino de la contención a los gobiernos a la hora de conformar la factura que su estructura supone para las arcas del Estado.
En solo cuatro años, el gasto de la estructura del Gobierno de Pedro Sánchez se ha incrementado casi en un 30 por ciento respecto a lo que venía ocurriendo en los Gobiernos anteriores, cuando tanto el aumento de la plantilla de altos funcionarios y asesores como sus salarios quedaron paralizados, cuando no suspendidos, entre 2010 y 2017. Son años que se corresponden con la última etapa de Ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero, y después, de Mariano Rajoy prácticamente hasta 2018, cuando fue apartado del Gobierno por la moción de censura. Este coste en la estructura del Gobierno incluye tanto el gasto en las nóminas de altos cargos, muchas de ellas superiores a los 80.000 euros anuales, como la inversión de confianza, creando para ello a menudo plazas de empleo público artificiales o ‘ad hoc’ para dar cobertura a auténticos ‘dedazos’ en los ministerios.
De hecho, lo ocurrido durante el mandato de Sánchez, incrementando este gasto exponencialmente, ha alcanzado cifras récord nunca vistas en nuestra Administración. Si en 2011, por ejemplo, el gasto en altos cargos (ministros, secretarios de Estado, subsecretarios…) era de 110 millones, y Rajoy lo llegó a reducir hasta 98, actualmente con Sánchez es de más de 140 millones anuales. En sus años de legislatura y desde 2018, Sánchez ha gastado sucesivamente 114, 123, 130 y ahora esos 140 antes citados. No hay límite para la creación de un aparato de asesores interminable y mastodóntico. Y, por cierto, parece que innecesario toda vez que tanto la deriva política como la económica de este Gobierno desmienten que ese ejército de altos cargos estén, al menos, realizando su trabajo con un mínimo de eficacia. El gasto realizado en la contratación de asesores, ‘personal de confianza’ y ‘enchufados’ ha aumentado cerca de un 60 por ciento.
En realidad no se trata de una práctica ilegal. O sí, como cuando el Tribunal Supremo anuló meses atrás varios nombramientos en el Ministerio de Igualdad porque esos altos cargos no cumplían los requisitos necesarios para ocupar esas plazas. Sin embargo, la nómina sigue aumentando. Y todo ello, en un contexto económico inédito en los últimos cuarenta años, con una inflación próxima al 10 por ciento, con un presupuesto público constreñido por la exigencia de ayudas derivadas de la pandemia, de la nevada Filomena, del volcán de La Palma o del shock energético, y sobre todo, con un déficit que ya supera también el 10 por ciento y una deuda pública por encima del 120 por ciento.
La cantidad de 140 millones de euros puede parecer irrelevante si se compara con el total del presupuesto español. Puede parecer lo que coloquialmente se denomina el ‘chocolate del loro’, y cabe la tentación de pensar que 140 millones arriba o abajo son ‘peccata minuta’. Pero pudiendo tener un gesto simbólico hacia la opinión pública rebajando el peso de los sueldos públicos a los ciudadanos, La Moncloa y todo su aparato de propaganda ministerial no solo persisten en ellos, sino que los aumentan. Por eso cobran sentido iniciativas como por ejemplo la proposición no de ley presentada por el PP que reclama incrementar el control al gasto público y reducir la estructura del Gobierno como señal de una contención que también exige Bruselas -y no solo los países frugales-, sino también otros organismos como la Airef o el Banco de España.
Los tiempos demandan de la Administración una austeridad ejemplarizante que no se produce. Muy al contrario, cuanto más se vacían los bolsillos de los ciudadanos, más crece la lista de ‘enchufados’ a costa del dinero público.
Antonio Perez
ResponderEliminarTODO UN ROBO....
Marisol Nieto
ResponderEliminarA pedirlos que devuelvan a las ARCAS DEL ESTADO TODO LO DEMASIADO COBRADO HASTA HOY!!!
Y SI NO, LES DESPEDIMOS DE SUS CARGOS! ELLOS , SON NUESTROS EMPLEADOS Y DEBEN OBEDECERNOS SI, O SI!
Marisol Nieto
ResponderEliminar... EMPEZANDO POR TODOS LOS MONTANTES DE LOS RECIBOS DE LA LUZ DURANTE ESTOS ÚLTIMOS AÑOS !!!
Juan Manuel Garcia Navarro
ResponderEliminarCuántos parásitos!!!
Juan Manuel Garcia Navarro
ResponderEliminarEl gasto que supone a todos, los españoles alimentar a tanto chuiringuito lo que es insostenible es tener que pagar ministerios que no,sirven para nada
Pablo Sesentaydos Pablo Luque Pavon
ResponderEliminaresta foto refleja el problema que padecemos en España, que hay demasiados zanganos viviendo del sudor ajeno
Katy Martin Martin
ResponderEliminarQue quiten diputados, ministros y que hagan como el Italia, ya está bien de gobierno de tres al cuarto, no valen para nada
Francisco Cousillas Romero
ResponderEliminarSaqueadores
German Perez Garcia
ResponderEliminarNos roban por todos los lados, para mantener a esta gentuza
RMir Mir
ResponderEliminarAhí está la clave para mantener el estado de bienestar. Fuera subvenciones a partidos y sindicatos, fuera chiringuitos ideológicos, fuera autonomías y limitar el gasto en inmigración al billete de vuelta.
Manuel Granda Lostau
ResponderEliminarHabría que quitar tantas instituciones, tanto personal duplicado y triplicado,….empezando por el senado.
Maribel Sagues Cardona
ResponderEliminarPanda de inútiles!!
Sergio Garcia Rios
ResponderEliminarEs igual quien gobierne España ya esta arruinada .
Carlos Rivera Huidobro
ResponderEliminarTerrible y inasumible.
Juan Manuel Garcia Navarro
ResponderEliminarEl gasto para mantener a tanto parásito