Del "Estado de alarma" al "Estado de caos"

Siete días ha tardado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en valorar el resultado electoral del 4-M en la Comunidad de Madrid. Tras un clamoroso silencio de varios días, en los que el presidente rechazó incluso comparecer en rueda de prensa en la cumbre informal de la UE en Oporto, la Secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno ha improvisado esta tarde una comparecencia desde Atenas en la que Sánchez asumió el varapalo sin paliativos recibido en las urnas en Madrid.

Sánchez admitió, a regañadientes, que “los resultados han sido rotundamente malos”, por lo que hizo un llamado a “aprender de los errores con humildad”. Una petición que, hasta la fecha, no ha ocurrido en su partido, que ha apostado por atacar a los electores de Isabel Díaz Ayuso y a los medios de comunicación.

Sobre el levantamiento del estado de alarma y las imágenes de fiestas callejeras durante el pasado fin de semana, Sánchez ha negado la voluntad de su Ejecutivo de acometer reformas legales, como deslizó el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, en el diario El País, y se ciñó a que "el Gobierno de España tiene los instrumentos suficientes para hacer frente a la pandemia".

Insistió en la capacidad de cogobernanza del Consejo de Política Interterritorial, "con todo el acerbo que hemos acumulado", y habló de "un momento muy esperanzador de lograr inmunidad de grupo en los próximos 100 días". Pese a todo, abogó por que "no podemos bajar la guardia", aunque "la vacunación está yendo muy bien. el virus está circulando y debemos preservar toda la seguridad".

Hemos pasado del estado de alarma al estado del caos. Es la famosa "cogobernanza" de Pedro Sánchez: el Gobierno no hace nada en los temas espinosos y pasa la responsabilidad de tomar medidas a las CC.AA. Si funcionan, La Moncloa se apunta el tanto. Si fracasan, se lava las manos.