El "Pacte del Botánic" a punto de saltar por los aires

La vicepresidenta y consellera de Políticas Inclusivas de la Generalitat, Mónica Oltra.|Jorge Gil (Europa Press)

La Fiscalía avala investigar a Oltra por el caso de abusos a una menor por parte de su exmarido

El cerco judicial a Mónica Oltra se estrecha. La Fiscalía ha respaldado este viernes que se investigue a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana y consejera de Igualdad por su gestión de un caso de abusos a una menor tutelada por parte de su exmarido, al detectar «indicios relevantes» de delito y dada su condición de aforada por los cargos que ocupa. Eso sí, con el silencio de toda la izquierda y de los sectores feministas, que no sé cómo toleran su presunto abuso de poder contra una niña de catorce años que vio obstaculizado su proceso porque la ex mujer de su abusador detentaba un cargo público tan relacionado con su caso.

Ahora, la Fiscalía apoya que el Tribunal Superior de Justicia investigue a la Vicepresidenta, cuya consejería estaba implicada en el caso. La verdad, el cargo no aguanta más. Es demasiado bochornoso que Oltra siga siendo nada más y nada menos que Consejera de Igualdad y de Políticas Inclusivas. Pero detrás de su dimisión irremediable, vendrá la de Ximo Puig por los líos judiciales con su hermano, que causará el fin del Pacte del Botanic roto en mil pedazos.

A finales de mayo, cuando el hermano del presidente valenciano, Francis Puig tuvo que comparecer ante el juez como investigado por presuntas irregularidades en la adquisición de subvenciones públicas entre 2015 y 2018. Un hecho de vital importancia dado que, de confirmarse este supuesto, se trataría del primer caso de corrupción en administraciones en la Comunidad Valenciana en un período de gobiernos socialistas.

Pero al margen de lo judicial, que marca el futuro político de Oltra por mucho que se empeñe en lo contrario, en lo personal el pacto también hace aguas. De nuevo, salen a relucir las pasiones: Ximo Puig, el presidente, se separaba de su mujer por un ‘lio de faldas’ con su consellera de Justicia, Gabriela Bravo. Bravo y Oltra no se soportan ni en lo personal ni en lo político. Tanto es así que la pareja del presidente, a la sazón consellera, deslizaba públicamente que la vicepresidenta tendría que dimir mejor hoy que mañana.

Con este ambiente de guerracivilismo entre PSOE y Compromís, por cuestiones políticas y el odio africano que mutuamente se tienen Bravo y Oltra, se mina aún más con los casos de corrupción que salpican cada vez más al Consell, al presidente Puig y familia y al PSPV-PSOE.

Por si fuera poco, ahora salta el llamado ‘caso Azud’ que salpica de lleno y de forma grave al PSPV-PSOE. El sumario ha desvelado decenas de facturas que ascienden a 1,3 millones de euros que revelan sobornos a personas históricamente cercanas al socialismo valenciano. Unas facturas, de entre 2007 y 2012, que según la Fiscalía podrían ser falsas y encubrir adjudicaciones urbanísticas y una posible financiación ilegal y de la campaña electoral de 2007.

Los socialistas quieren aguantar como sea hasta el final de la legislatura, mayo de 2023, pero ahora mismo el Consell es un polvorín. Si no estalla por lo que determinen los tribunales de Justicia, estallará por asuntos personales y si no es el caso lo hará por discrepancias políticas entre sus socios… o por todos los supuestos conectados a la vez. 

Ximo Puig y Gabriela Bravo, presidente, consellera y pareja sentimental.