A Sánchez se le amontona la faena

Ha sido regresar de sus vacaciones y Pedro Sánchez ha tropezado con la dura realidad, su cambio de gobierno no consigue coordinarse al quitarse la cobertura de los perros de presa defenestrados Calvo, Celáa, Äbalos o Redondo. A su disfraz por todas partes le aparecen descosidos, Encima los incendios, las inundaciones por todo el país, lo de Afganistán, el volcán de La Palma y anteayer los datos del PIB del INE, que no le ayudan a recomponer la figura. Sin olvidar el fantasma judicial por la declaración de la ex de Exteriores...

A causa de ello ha tenido que anular uno tras otro sus viajes promocionales a África y a Nueva York, Pedro Sánchez parecía calmado y hasta anestesiado después de la mesa en la Generalitat, de presidente a presidente, de Estado a Estado. El independentismo estaba oxidado y mohíno. 

Y reapareció Puigdemont.

Y ha emergido la ponzoña. En sólo unos días, se ha amontonado tal cantidad de detritus que resulta imposible tunear al terrible engendro. El independentismo parecía calmado y hasta anestesiado después de la mesa en la Generalitat, de presidente a presidente, de Estado a Estado. El independentismo estaba oxidado y mohíno. Unos pincharon en la Diada, los otros se zamparon lo de Mondragón. 

Pero esta semana hemos asistido a nuevas apariciones de ese pestilente artefacto que sostiene a Sánchez. Ofensiva contra el castellano en el Senado, que derivará en la Cámara de Babel. Asfixia por inmersión a Guardia Civil y Policía en Baleares, donde gobiernan los socialistas. Persecución a los docentes que hablen en español en la universidad catalana. Desprecio sin precedentes a la oposición democrática en la sesión de control, 16 ministros ausentes. Negociación de presupuestos con Bildu, que exige ilegalizar a Vox por "alimentar el odio". Hablan de odio las hienas y pirañas, los concubinos del terror. La resurrección de Puigdemont, que todo lo altera.

Sus nuevos asesores monclovitas se esforzaban en presentar un Pedro Sánchez afable y plácido, tan humano que casi franciscano. Le han paseado por residencias, por centros de refugiados, por bosques calcinados. Estaba ahora en pleno despliegue de solidaridad con los mártires del volcán, a La Palma ida y vuelta con escala en Nueva York, una entrega encomiable, un sacrificio inusual que busca abiertamente trocar los inhóspitos chiflidos en venturosos aplausos. O sea, un líder bienamado.

Sánchez no tendrá mas remedio que mutar de nuevo, desde su actual imagen empática y bonancible volver al perfil inclemente y despótico con el que se manejaba antes de la remodelación del verano. 

A estas alturas ya no engaña a nadie, la farsa no funciona.. De golpe y porrazo el horizonte se ha tornado brumoso, incómodo e impredecible para la Moncloa donde algunos parecen escuchar el inesperado runrún de las urnas...