En Moncloa echan en falta a Iván Redondo

Iván Redondo y Pedro Sánchez, en una imagen de archivo

Más de cuarenta días después de la profunda crisis de Gobierno con la que Pedro Sánchez sorprendió a propios y extraños a primeros de julio, el principal objetivo del presidente no se ha cumplido: el PSOE sigue sin remontar en las encuestas y, de hecho, según el último sondeo publicado los socialistas estarían algo peor ahora que en el momento inmediatamente posterior a los cambios en los ministerios.

La situación en Afganistán y las vacaciones de Sánchez han dejado en evidencia la falta de acoplamiento del nuevo equipo de comunicación. Seguramente no hay ningún otro Gobierno afectado que haya tratado de convertir esta actuación tardía, negligente y torpe en Afganistán en una operación de autobombo como la que está haciendo el de Sánchez. Esto ha permitido a la oposición cargar contra el presidente por su postura distante al conflicto.

Sánchez reestructuró gran parte del gobierno durante el mes de julio. El equipo de comunicación no fue una excepción. Sánchez cesó a Iván Redondo como jefe de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, un hombre clave hasta en el círculo de confianza de presidente. Oscar López - antiguo presidente y consejero delegado de Paradores Nacionales- sustituyó a Redondo. De los nuevos ministros solo puede decirse que la acción exterior ha mejorado con la destitución de la desdichada Gonzalez Laya y la incorporación de Jose Manuel Albares

La salida de Iván Redondo del equipo de comunicación del gobierno español ha pasado factura a La Moncloa. El presidente español ha cometido errores de comunicación durante la crisis de Afganistán. Pedro Sánchez -de vacaciones en Lanzarote- se ha limitado durante estos días a manifestarse a través de Twitter sobre la situación de Afganistán tras la entrada de los talibanes en Kabul. Una actitud que contrasta con la de los principales líderes europeos que han interrumpido sus días de descanso para comparecer ante los medios.

Ahora con el regreso de Sánchez de vacaciones en Lanzarote y con sus sorpresivas apariciones junto a las autoridades europeas en Torrejón o la llamada obligatoria de Biden por el uso de Morón, se pretende relanzar la maltrecha imagen de un gobierno cuyo presidente se niega a comparecer antre el Parlamento y cuyos ministros se continúan contradiciendo cuando ni siquiera han empezado a funcionar.