Después de los indultos, el independentismo plantea sus exigencias

 Pere Aragonès: "Cataluña debe convertirse en una república con todas los derechos y libertades"

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, en una comparecencia acompañado del resto de consejeros, ha dicho que los presos indultados "salen con la cabeza bien alta y con las ideas intactas, con la voluntad de construir una República catalana".

"Cataluña debe convertirse en una república con todas los derechos y libertades", ha reivindicado, además de recordar que en las últimas elecciones el independentismo "superó el 50% de los votos en unas elecciones". "La independencia es la mejor herramienta para mejorar la vida de los ciudadanos del país", ha asegurado.

"Exigimos al Estado que ponga fin a la represión y retire las demandas de extradición contra los exiliados", ha dicho, además de considerar que "es hora de poner fin a la represión, de un referéndum acordado que cuente con el aval internacional". "Es el momento de volver a hacer política y que se respete la voluntad popular del pueblo de Cataluña", ha sentenciado.

La liberación de los presos desinflama la confrontación que ha caracterizado estos años de procés, pero ahora llega la hora de la política. Y si Sánchez, que apeló al sentimiento y la concordia en su discurso en el Liceu, afronta la hora del relato, el president se juega una legislatura que su pacto con los antisistema preconiza que será breve, pues en dos años, el dirigente de Esquerra se ha comprometido a monitorizar su mandato.

Que en dos años se puede acordar y convocar ese referéndum es más que improbable. Aragonès ha prometido que dedicará todos sus esfuerzos a ese objetivo. El republicano aseguró ayer que los indultos dan credibilidad al diálogo. Pero la reacción de sus socios demostró que se trata de una victoria pírrica. 

Hoy por hoy, un independentismo dividido y descolocado ante el adiós al inmovilismo del PSOE, solo tiene un denominador común: la "amnistía" y la "autodeterminación". Una reclamación que el Gobierno no está dispuesto a conceder. Dicho de otra manera, Aragonès deberá probar que es capaz de sacar rendimiento de una mesa de diálogo con el Ejecutivo español que, a regañadientes, ha aceptado JxCat. Y en dos años, tiene previsto rendir cuentas ante la CUP.