Carme Forcadell - La romería al TSJC

Hoy los alcaldes independentistas han tenido que madrugar para viajar a Barcelona y constituirse en romería  desde la sede del Parlament hacia la sede de Tribunal Superior de Justicia para presionar a la justicia en apoyo de Carme Forcadell como ya habian hecho varias veces en apoyo de Artur Mas, Irene Rigau o Francesc Homs. Esta vez no han tenido que viajar a Madrid como  hicieron la última vez para lo de Homs. A este paso como siga trabajando la justicia y como se imponga esta costumbre, veremos como estos alcaldes, muchos procedentes de lugares remotos, se aumentan el sueldo y las dietas ya que esta nueva obligación no está presupuestada. Viendo la cabecera de la manifestación, tengo que decirles que la palabra "desobediencia" exhibida en otras ocasiones, es la mas adecuada.

El independentismo catalán tuvo en la mañana de este viernes su foto de unidad y transversalidad de la que ha carecido durante los últimos meses. La declaración de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, fue toda una escenificación en la que estuvieron presentes varios cientos de alcaldes (la mayoría con su vara de primer edil), la plana mayor del Gobierno catalán y los primeras espadas de la Cataluña independentista. Allí se mezclaron dirigentes de Junts pel Sí (JxS), de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP) y de la CUP, que durante unas horas dejaron de tirarse los trastos a la cabeza para arropar a Forcadell.

Hoy la Forcadell ha tenido que explicar al juez porque había desobedecido a las advertencias del Tribunal Constitucional y habia convocado un pleno para repetir lo de las cajas de cartón del 9N hace tres años. Forcadell se niega a contestar al juez, pero le pide que garantice su inviolabilidad.

Los argumentos utilizados por Forcadell en el tribunal son similares a los empleados por los dirigentes soberanistas: existe la sensación de que el Gobierno del Estado "utiliza el poder judicial para resolver un problema político". E insistió varias veces en que no había desobedecido a nadie, sino que había actuado en todo momento conforme a la ley, al haber permitido votar unas resoluciones que habían sido consideradas inconstitucionales.

Su hilo argumental fue similar a las alegaciones que habían presentado sus abogados el pasado 1 de septiembre: sólo permitió que se debatiesen las conclusiones de una comisión de estudio parlamentaria. "Y esta actividad de estudio y análisis no puede ser considerada nunca contraria a una sentencia o una resolución judicial es porque su propia naturaleza impide que pueda darse dicha confrontación en términos jurídicos-materiales".

No va a ocurrir nada que vaya a impedir a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría seguir cruzando el puente aéreo Madrid-Barcelona como Petra por su casa, con esa actitud solícita y jovial de quien entra a compartir piso, que parece ser la nueva estrategia de Estado para que el referéndum independentista de Cataluña se fatigue o, como mínimo, se aplace un poco, hasta que el bipartidismo PSOE-PP se recomponga. Pensamiento positivo y cornucopia tropical. Pelillos a la mar y mira-todo-lo-que-te-traigo. La vicepresidenta lleva en el rostro la contrición por los errores del PP con Cataluña, y un muestrario de viajante de perfumes en el maletín. 

El mal trago de la presidenta del Parlamento catalán, declarando ante la juez por permitir el debate sobre la hoja de ruta independentista, es necesario para recordar que hay mastines cuidando la finca, y uno se llama Fiscalía. Pero no pasa nada. Suelen llevar cadenas de momento. Es parte del nuevo juego. El mismo que mantiene la corrupción de la familia Pujol en el limbo y modula los electro choques a Artur Mas, cabecilla del nido del cuco secesionista. Disuasión y papel de regalos. La visita de la virreineta. No vamos a dejar que un simple paseíllo por los juzgados estropee el comienzo de una incipiente amistad.