El saqueo de Andalucía 132 – El jardín electoral de Susana

Si Susana Diaz hubiera sabido la imputación en este momento por el Tribunal Supremo de Chaves y Griñán, para antes de las elecciones anticipadas, probablemente ella no hubiera tomado esta decisión tan arriesgada aunque ahora lo niegue. El objetivo de Díaz es intentar, una vez pasadas las elecciones autonómicas y municipales de mayo, presionar a Pedro Sánchez para que desconvoque esas primarias y ser ella designada cabeza de lista del PSOE a las generales. Sin embargo, con la sombra de la apertura de juicio oral por los ERE, esos planes están ahora mismo en duda.

A los andaluces les preocupa ahora más cuando los dos expresidentes van a dejar sus escaños para ponerse a disposición de la justicia, que las promesas de quien no tienen ninguna garantía de cumplirse ya que si gana las elecciones no tarde mucho tiempo antes de irse a Madrid.

El problema inmediato al que se enfrentan Pedro Sánchez y Susana Díaz es salir el embrollo en el que ellos mismos se han metido, uno de los efectos colaterales del pulso que ambos entablaron para determinar quién de los dos limpia mejor, si Don Limpio o la Hechicera –aunque la primera en enarbolar la bandera de la tolerancia cero contra la corrupción había sido Díaz, fue tras la expulsión fulminante de todos los usuarios de las tarjetas negras de Caja Madrid decretada por el secretario general cuando la presidenta de Andalucía, para no quedarse atrás, dijo, aunque luego precisara que se refería a la concreta imputación de un delito, aquello que ahora los persigue: “Cualquier persona imputada, cualquiera, dejará su escaño”–.

Como los matrimonios en trámites de divorcio no amistoso, Pedro Sánchez y Susana Díaz se comunican a través de terceros, aunque en este caso son segundos: los números dos de Ferraz, César Luena, y de Andalucía, Juan Cornejo. Ambos secretarios de Organización han analizado tête à tête la nueva situación creada por la providencia del juez instructor del caso de los ERE en el Tribunal Supremo al convocar a Manuel Chaves y José Antonio Griñán para que comparezcan como imputados. Y el acuerdo es que, si se les llega a culpar de algún delito, será la dirección federal la que les exija la devolución de sus respectivos escaños y les abra un expediente de suspensión de militancia.

El objetivo de Díaz es intentar, una vez pasadas las elecciones autonómicas y municipales de mayo, presionar a Pedro Sánchez para que desconvoque esas primarias y ser ella designada cabeza de lista del PSOE a las generales. Sin embargo, con la sombra de la apertura de juicio oral por los ERE, esos planes están ahora mismo en duda. Más aún cuando en el PSOE andaluz no se descarta que a algunos de los citados a declarar en el Tribunal Supremo sí que se les abra juicio oral: “Chaves y Griñán no irán a juicio, pero con Zarrías, Viera y hasta Moreno hay más dudas”, admiten dirigentes socialistas andaluces.

Lo que no ha alterado en absoluto la citación de Chaves y Griñán es la mala relación existente entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. Y en Madrid y Andalucía los militantes del PSOE están preguntándose con que se ha tomado una medida tan radical de destituir a Tomás Gómez por una presunta imputación ni siquiera formalizada cuando en Andalucía entre ERES, cursos y otros temas judicializados de corrupción existen más de 300 imputados del PSOE o UGT varios de ellos del propio equipo de gobierno de Susana Díaz.