¿Bolsillos transparentes?
Desde hace unos días se aprobó por el Congreso, la Ley de Transparencia. Ya se puede consultar la página web sobre
la transparencia de nuestras instituciones algo que requerirá algún tiempo para
meterse en entresijos ya que salvo casos muy vistosos la mayoría de los grandes despilfarros están
escondidos en partidas con nombres estruendosos e inescrutables. Mas fácil es llegar a conocer
los sueldos que perciben los políticos y muchos de ellos han causado asombro
por su escasa dotación.
El sueldo de Rajoy es uno de los casos llamativos cuando
se compara con muchos de sus asesores que ganan mas que él. Lo que acaba de hacer el Gobierno
informando sobre los sueldos de los políticos, no deja de ser una farsa o
intento de despistar al personal simulando una transparencia que no existe. El
ciudadano que en estas cuestiones ha aprendido mucho ultimamente ha llegado a
la conclusión que esto tiene trampa y que los políticos españoles perciben mas
dinero que no figura en sus nóminas.
A nadie le interesa el sueldo que tiene un político, lo que
nos interesa saber a todos es lo que realmente entra en sus bolsillos durante
el año, pero teniendo en cuenta todo aquello que, de una u otra forma, se
transforma en dinero a través de privilegios, poder, influencias, corruptelas,
etc. Se dice que el político en España gana menos que el de otros países
europeos. Los que creen esto, no sólo tienen razón, sino que, además, están
equivocados.
Para empezar, no cabe duda de que el costo para el
mantenimiento de la raza política en este País resulta muy superior al de
cualquier otro Estado democrático, por el excesivo número que tenemos, y
padecemos. Este dato se desmadra si hablamos de lo que produce, o rinde, con su
trabajo un político español (respetando las honrosas excepciones) Pero, además,
hay que sumar lo que ganan al traducir en dinero contante y sonante lo que
ahorran por los conceptos que ya hemos señalado; es decir, por todo cuanto les
viene dado por las leyes que han aprobado ellos, y para ellos, al margen de la
opinión del pueblo, que es quien les paga; coches con chófer, tarjetas de
crédito con amplias coberturas, o sin límite, los bono-taxi, dietas por
desplazamiento dentro de las mismas ciudades donde residen, y viven algunos, y
otras innumerables prebendas (algunas desconocidas aún) que representan un
valor incalculable y que no lo reflejan en la nueva Ley de Transparencia.
Algunos valores son tan incalculables que, a veces, tiene
que calcularlo la Justicia... Los políticos europeos (sobre todo los
gobernantes, como aquí) carecen de los “sustentos colaterales” (que no daños)
de que aquí gozan y disfrutan los nuestros; viajan en metro, en autobús, o en
clase turista en los aviones, las tarjetas de crédito tienen un control férreo
y el mínimo uso indebido, por poca que sea la cantidad, hace presentar la
dimisión al responsable, y, en definitiva, no tienen ninguno de los privilegios
de nuestros gobernantes.
Se mire como se mire, nuestros gobernantes y políticos más
destacados, por su excesivo número y prebendas exclusivas en el concierto
político civilizado, añadidas al “sueldo legal transparente” hace que ganen
unas cifras muy superiores, y que resulten los más caros del mercado europeo ¿A
quien le interesa conocer una parte de lo que ganan nuestros gobernantes? Por
si fuera poco, nos quedamos con la desesperanza de que nuestra raza política
autóctona es una especie animal que no peligra su extinción.
mañico26/12/14 21:06
ResponderEliminarEsto debía haber sido así siempre. Si se hace una obra publica, se tiene que saber el coste, se tiene que saber el coste en todo. Mas transparencia con ciertos negocios ... mas inspecciones.. hay mucho trabajador sin pagar s.s y trabajando en "b"... luego a llorar...
Huáscar
ResponderEliminarPara hablar de una verdadera Transparencia, Rajoy tiene que explicar por qué su nombre figura en los papeles de Báscenas como beneficiario de un Sobresueldo sin declarar a Hacienda, y como él, también Cospedal, Arenas, Acebes, Aznar, etc.
Atticus Finch Ceuta
ResponderEliminarPuesto 64 de 99 en el ranking mundial de Leyes de Transparencia. Nuestra Ley es menos transparente que las de India, Liberia, Nicaragua, Etiopía, Yemen... No podemos saber ni a dónde viajan nuestros diputados y senadores con nuestro dinero. Vale ya de engañarnos. Somos mayores de edad. Nos engañaron en su día con un Tribunal de Cuentas, que ni es tribunal ni examina las cuentas, que sólo vale para mamandurrias. Ahora tratan de engañarnos con una Ley de Transparencia que consagra la opacidad. Según todas las instituciones internacionales que estudian la transparencia, nuestra Ley es un engaño más.