Machismo, el de tu churri, mona

La moción de censura sirvió para dar a conocer una nueva y ¿prometedora? oradora en el Congreso. Después de un discurso de dos horas y media de Irene Montero cuyo contenido fue exclusivamente dedicado a recitar y repetir  hasta la náusea los casos de corrupción del Partido Popular, obviando los propios y de la izquierda en general, sazonándolo con acusaciones de machismo a todos y cada uno de los integrantes del Partido Popular. La cuestión es que Montero y su partido dan lecciones contra el machismo. Mientras, Tania la antecesora escuchaba tu discurso detrás de la columna donde Pablo la tiene postergada.

Montero es la primera mujer que presenta una moción de censura. Los que destacaban esto como un gran logro, ¿celebraron otras primeras veces de una mujer cuando no era de un partido afín al suyo? Lo dudo. De ahí que, en esos lares, no concite el mismo entusiasmo, a decir verdad ninguno, que una mujer de centro o de derechas sea la primera ministra de la democracia, o la primera presidenta del Senado o del Congreso, o la primera presidenta de una comunidad autónoma. La ideología, ante todo. En dos horas y media solo concitó dos ideas, corrupción y machismo. Ana Oramás si hizo el retrato demoledor de su churri en solo seis minutos.

Podían haber invertido los papeles, y haber ido Iglesias de telonero y ella de estrella. Si vas dando lecciones contra el machismo, eso hubiera sido predicar con el ejemplo. Algo antiguo, lo sé. Pero también es antiguo y cansino que el machismo siempre sea lo que hacen los demás. El ajeno.

La intervención de Montero, en la que teóricamente se exponía la justificación de la moción de censura, ha recibido elogios. Yo mientras escuchaba el discurso de Montero por la radio me desesperé: ¡qué desorden!, ¡qué falta de ligazón!, ¡qué repetitivo!. Dos horas y media para repetir a gritos lo mismo. Hay quien se ha atrevido a decir que estábamos ante una nueva Clara Camoamor, no por su defensa de la mujer sino por los ataques constantes generalizados y gratuitos a los hombres. Pero era un discurso con doble lectura, ella a lo mejor solo se referia a uno... se refería a su churri.

Rafael Hernando dio con la tecla y consiguió sacarle el veneno que lleva encima al decir lo que dijo sobre la ‘chillona’ Montero y el "macho alfa" Iglesias es una de tantas verdades; ni hay ofensa ni hay nada que objetar, Nada más empezar, por sus expresiones y su actitud sobrada dialécticamente, se veía que tumbaría al adversario. No solo lo ha tumbado sino que lo ha destrozado: a él y a su llorona barragana. Tampoco hizo comentarios de mal gusto; lo que sucede es que ‘Podemos’ no encaja; no lo hace en las formas ni en las aspiraciones ni en los objetivos del devenir de España.