Ellos son el problema, no la solución

Podemos: censura a la democracia

Pablo Iglesias ha decidido trasladar el plató de La Tuerka al Congreso de los Diputados y ha mantenido secuestradas las televisiones, como si lo que está alli ocurriendo tuviera interés para el resto de los españoles. La razón fundamental de la nueva astracanada neocomunista es la deslegitimación del régimen de libertades sancionado en la Constitución.

Pablo Iglesias se ha gustado tanto sobre la tribuna de oradores que empleó más de dos horas y media en su primera intervención desgranando el programa con el que pide el voto al Congreso -basado, cómo no, en una subida de impuestos- y sin relatar que lo que pretende hacer aparte de criminalizar al Partido Popular. No cuenta con los votos suficientes para que salga adelante, por lo que va a ser un dia perdido, con el consiguiente despilfarro de  tiempo  y dinero, que con toda seguridad se va a prolongar al miércoles con el objetivo de Iglesias de convertirse en el líder de la oposición en detrimento del PSOE.

Tan soporífero que hemos visto al portavoz del PP Iñigo Mendez de Vigo absorto en la lectura de un libro y bostezos en su propia bancada y para los alcaldes del cambio que había en la tribuna de invitados -a alguno, como el de La Coruña Xulio Ferreira que aparte que ha estado jugando al Candy Crash, se le vio cabecear por momentos-, llegó a indignar al resto de la Cámara. Porque entre él e Irene Montero sumaron mas de siete horas y media seguidas de propaganda podemita, desde las 9 hasta las 16'52 horas y a esta hora han parado para comer.

La tarde se está dedicando a las comparecencias de los partidos minoritarios por lo que el interés ya ha decaído. Hasta mañana no van a comparecer PSOE ni Ciudadanos que ya han manifestado que no piensan votar a favor de Pablo Iglesias, ya se puede adelantar que esta moción ya había fracasado antes de empezar.

Doce horas de aburrida repetición  a Podemos ñe ha salido el tiro le ha salido por la culata, pues el espectáculo que han ofrecido tanto Pablo Iglesias como su segunda, Irene Montero, no sólo los incapacita como gobernantes, sino como aspirantes a liderar algún día la oposición al Partido Popular. Han vuelto a dejar claro que son unos revolucionarios de salón, el peor producto de la degradadísima universidad pública española.

La razón fundamental de esta astracanada neocomunista es la deslegitimación del régimen de libertades sancionado en la Constitución. Los perros de Maduro, los aduladores de Lenin, Castro y demás megacriminales de la peor ralea, lo que quieren es someter a censura la democracia liberal. Nuestra democracia necesita reformas y mejoras, pero en ningún caso pasan por conferir el poder a quienes, lejos de ser una solución, representan uno de los grandes problemas que tiene planteados España.