La negociación entre el PSOE y Podemos al borde de la ruptura.

 Y las elecciones generales del 10 de noviembre, un poco más cerca. Curiosamente las dos formaciones han vuelto a poner al frente de cada delegación quienes ya fracasaron en intento de investidura el pasado julio. Un síntoma que ambos no desean explorar nuevas rutas para un acuerdo.

A pesar de las malas sensaciones, ninguna de las dos partes ha dado por muerta la negociación. Y han anunciado que seguirán hablando e intercambiando papeles en los próximos días. Pero no se ha concretado fecha para una próxima cita. Lo cierto es que la posibilidad de un pacto se aleja a medida que pasan los días, y desde La Moncloa ya sitúan la fecha límite para el acuerdo en la mañana del 16 porque prevén que el rey celebre la nueva ronda de consultas entre los días 16 y 17. Para eso quedan solo diez días, ocho si descontamos el fin de semana, en el que no hay previsto contactos.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, considera que se dan ya todos los presupuestos para poder ser investido, a falta solo de que el partido de Pablo Iglesias dé su brazo a torcer y apoye su propuesta de un programa común progresista. El mensaje que ha trasladado el secretario general del PSOE este sábado es que solo falta que Podemos transija para que eche a andar la legislatura. "Tenemos los votos, porque los españoles votaron socialista y progresista; tenemos los escaños y tenemos el programa común progresista", ha reflexionado Sánchez en un acto de partido en Toledo. "Lo único que necesitamos, y es a lo que invito a Unidas Podemos, es a que dé un paso al frente, a que desbloquee, a que tengamos una investidura para una legislatura progresista y un Gobierno progresista".

Desde el PSOE buscan grietas entre los miembros de la comisión negociadora que puedan allanar la investidura sin que haya una coalición de gobierno. Hablan de distintas sensibilidades, de falta de información en las confluencias y hasta llegan a calcular que una veintena de los 42 diputados estarían en contra de ir elecciones y a favor, por tanto, de aceptar un acuerdo programático con responsabilidades institucionales lejos del Consejo del Ministros.

Pablo Iglesias contaba de antemano con ello. De ahí que incluyera hace unas semanas, además de a Pablo Echenique y a Ione Belarra en la mesa de negociación con los socialistas, a Jaume Asens (En Comú Podem), Yolanda Díaz (Galicia en Común), Enrique Santiago (Izquierda Unida y Partido Comunista de España) y Juantxo López de Uralde (Equo). La ampliación de esa comisión buscaba cohesionar al grupo confederal, lograr que todas las sensibilidades estuvieran representadas en las reuniones bilaterales y de paso garantizar un discurso único durante la dura negociación que vendría.

PSOE y Podemos han vuelto a la mesa de diálogo este jueves para desatascar la investidura de Pedro Sánchez. La reunión ha fracasado. Los equipos negociadores, liderados por la vicepresidenta Carmen Calvo y Pablo Echenique, han sido incapaces de acordar nada.  Los dos partidos han cerrado sin avances una maratoniana reunión de más de cuatro horas en el Congreso de los Diputados. Y se han emplazado a seguir hablando sin que de momento nadie ceda un milímetro en sus respectivas posiciones de salida.La próxima semana será crucial.

Fuentes de Podemos han dicho que o bien Sánchez tiene decidido llevar el país a elecciones o bien se reserva una oferta de coalición en el último minuto como ocurrió antes de la investidura fallida de julio. Y que la formación morada ha propuesto negociar "en serio" un gobierno: programa y equipos para desarrollarlo. "Nos hemos emplazado a seguir hablando, pero nos vamos preocupadas", ha dicho Belarra. "Han venido a mostrarnos un programa electoral, se han mostrado inamovibles con las posiciones que ya mantenían y han venido a mostrar una tercera vía que en realidad es la única vía del PSOE que es la del partido único"