La izquierda radical, atrapada en sus contradicciones

La masacre terrorista de Bruselas pone de nuevo frente a su espejo a la izquierda radical que ya ha sido capaz de armar un discurso totalmente irracional para evitar condenarlos e intentar justificar estos atentados y oponiéndose a las medidas de control policial en aeropuertos y a la creación de una policía europea centralizada para estos casos y a una futura acción conjunta y contundente de Europa contra los nidos de este grupo de criminales.

El mismo día de la masacre terrorista en Bruselas, los comunistas de Podemos se retrataban en el parlamento navarro se negaban  a suscribir una condena de los atentados por el mero hecho de que en ella se comunicaba que las banderas de España y Europa se izarían a media asta, este miércoles el grupo municipal de Aranzadi-Podemos, con tres concejales en Pamplona, ha señalado que no va a suscribir "mociones o posiciones políticas que tengan como eje el término 'condena', propio del lenguaje punitivo de la derecha, de los jueces o de la religión, y que ha alimentado la lógica belicista y de odio que durante las últimas décadas ha provocado una espiral de guerras devastadoras y del terrorismo más brutal". Al final no han tenio mas remedio que rectificar.

No menos nauseabundas han sido las declaraciones del alcalde podemita de Zaragoza, Pedro Santisteve, quien, si bien ha mostrado su condena y su repulsa por los atentados, ha manifestado que Europa "se desmorona" y eso es "producto de las agresiones que hemos hecho los países occidentales a terceros países y de alguna forma nos vuelve esa violencia que hemos contribuido a sembrar en el mundo". Otro tanto se podría decir del alcalde de Valencia,  Joan Ribó de Compromís, quien ha achacado los atentados a la guerra de Irak. Ellos funcionan con el automatismo mental de la izquierda en todos echando la culpa a la civilización occidental de cada uno de los atentados en occidente.

Ante declaraciones de esta índole, en la que las culpas por los atentados se reparten entre víctimas y verdugos, resulta evidente que los yihadistas no son los únicos que destilan su odio contra occidente por mucho que sean los que lo expresen de la forma más criminal. Los islamistas y la extrema izquierda coinciden en ver en occidente, en la democracia liberal y en el capitalismo a un mismo demonio.

A la vista del odio contra la sociedad occidental que de destilan las diversas confluencias de la formación de Pablo, no es de extrañar que hayan tenido el apoyo financiero de regímenes tan abyectos como el iraní o el venezolano. Lo que no tiene lógica alguna es que se permita a esta formación asistir como “observador” a las reuniones de un "pacto antiyihadista" cuando ni siquiera es capaz de condenar clara y abiertamente el terrorismo. Lo que no tiene lógica alguna es que los partidos democráticos sigan incluyendo en sus reuniones como observadores a esta formación radical y antisistema de cualquier alianza de gobierno con independencia de cuál sea el ámbito territorial.

Si de algo tiene que servir la cacareada "unidad de los demócratas" es, para empezar, para realizar un frente común contra todas esas formaciones totalitarias que, como Bildu o Podemos, han dado pruebas suficientes que solo tratan de dinamitar políticamente nuestras instituciones y comparten sus fobias con los terroristas. Es absolutamente imprescindible que estas formaciones condenen estos actos indiscriminados contra ciudadanos indefensos si aspiran a llegar a gobernar en algún momento nuestro pais. 

Ciudadanos ha sido la única formación del pacto antiyihadista que ha formulado reparos a la asistencia de estas reuniones de estos partido que justifican estos atentados y culpabilizan a las víctimas de sus desgracias. El Partido Popular y sobre todo el PSOE de   Pedro Sánchez con su intento desesperado para pactar con estas fuerzas antisistema deberían de  hacérselo mirar, no sea que una sobredosis de democracia les lleve a la destrucción de España como nación.