Cobrar por aburrirse

A pesar de que había prometido dejar su puesto como vocal no ejecutivo de Gas Natural por se aburría después de haber cobrado 500.000 euros desde 2010 por su labor, Felipe Gonzalez ha recapacitado y ha decidido prorrogar su estancia en el consejo de administración de una empresa a la que dedica unas cuantas horas de su tranquila vida, pasando a cobrar la modesta cantidad de 126.500 euros por once reuniones al año.  

 El expresidente, que renunció a sus responsabilidades porque ése era su deseo, ha lamentado las descalificaciones recibidas y ha asegurado que dedicó parte de su vida a "intentar que en este país hubiera una mayor calidad de vida", renunciando posteriormente a una compensación por gastos de oficina a la que tienen derecho los presidentes del Gobierno.

Gas Natural fichó a González en 2010 por su conocimiento del contexto político y empresarial a nivel mundial y en especial, en Latinoamérica, y por su relación y buenos contactos con mandatarios y grandes empresarios del subcontinente. De Lula da Silva a Carlos Slim (el magnate mexicano, del que es amigo, le contrató como asesor aúlico, con oficina personal en el elitista barrio de Polanco) pasando por Michelle Bachelet y otros pesos pesados del mundo político y empresarial latinoamericano.

 González ha sido increpado durante su intervención por un asistente al acto, que le ha acusado de haber "renunciado al marxismo" y que le ha llamado "farsante", lo que ha motivado que fuera desalojado de la sala. Este asistente ha criticado que los políticos estén "cuarenta años en el cargo" y que no den "soluciones al hambre que se está pasando hoy día".