Amaia Egaña
La cara más trágica de los desahucios ahora ya tiene nombre
en el País Vasco, Amaia Egaña, la mujer de 53 años que ayer se suicidó
tirándose desde el balcón de su casa en la calle Escuela Artes y Oficios, de
Baracaldo, justo cuando la comitiva judicial acudía a su domicilio a echarla de
él por unas deudas contraídas con La Caixa. Amaia, tras subirse a una silla, se
arrojó al vacío desde un cuarto piso perdiendo la vida en el acto. Un gesto que
resume muchas desgracias, sobre todo la de su familia que ayer no se explicaba
qué había pasado.
«Todo es tan confuso, no entendemos nada todavía», informaba
la voz rota y perdida de su cuñado, Iñaki Asensio, sobre la triste muerte de
una mujer que hasta el jueves estuvo trabajando en la empresa Transportes
Colectivos, donde era jefa de recursos humanos. «Su marido no sabe nada del
desahucio, no entendemos lo que ha hecho», insistía Iñaki. Y es que parece ser
que nadie pudo adivinar la angustia que vivía y menos la radical y trágica
decisión que iba a tomar, conmocionando a todo un país roto por la crisis
económica.
Amaia había nacido el 23 de septiembre de 1959 en el hogar
de uno de los históricos militantes del PSE en Gipuzcoa, Ramón Egaña, que
durante mucho tiempo fue además el presidente de la Agrupación Socialista
eibarresa. Era la tercera de cuatro hermanos, todos chicos. Sus primeros años
transcurrieron en aquel Eibar de ambiente fabril, casonas derruidas, desmontes y
barrios obreros entre las calles Vista Alegre y Chiquito de la localidad, su
primer marco de juegos. Muy pronto cambió sin embargo la comba y las gomas de
saltar para pasar a militar en las juventudes de un recién legalizado PSOE.
Allí la conoció Yolanda Motrel a finales de los setenta, compañera de ideas
políticas, quien recuerda a una Amaia que «siempre estaba trabajando metida en
las oficinas del partido». Cuando llegaban las elecciones «se quedaba hasta la
una de la mañana haciendo el escrutinio y después si había que ir a San
Sebastián nos decía: '¡Chicos, yo cojo el coche y hasta Donosti'». Memorias que
comparte con Marisa Larrauri, quien ayer no pudo evitar echarse a llorar sin
consuelo cuando recordaba a su amiga de los veinte años: «Divertida, extrovertida
a tope y con un punto de carácter».
Fue en una de las múltiples reuniones, encuentros y
asambleas cuando a mediados de los ochenta conoció a José Manuel Asensio, quien
se convertiría en su marido. Entonces ella era concejal en Eibar por la sustitución
de un compañero que se mudó de ciudad, pero cuando en 1986 concluyó la
legislatura dijo adiós a los paisajes del Bajo Deba y los cambió por los de la
Margen Izquierda del Nervión. Fue entonces cuando se trasladó a vivir a
Barakaldo, donde justo su marido iniciaba una carrera política de la mano del
entonces alcalde socialista Carlos Pera. Concejal de Seguridad Ciudadana
durante doce años, donde llegó a ostentar el cargo de jefe de la Policia Local. Aquellos fueron los tiempos «más complicados» de su vida.
«Todos los días reuniones en su casa, atender llamadas de madrugada, en los
tiempos duros además de la violencia y la droga», enumeraba ayer una conocida
suya. La pareja mantenía una buena amistad con Patxi López y su entorno.
La vida golpeó a Maia con la muerte de sus dos hermanos mayores.
«Uno apareció muerto en casa y el otro se dejó morir sumido en una gran
depresión», resume una amiga de la familia. Los pesares no lograron sin embargo
borrar la sonrisa de su boca. Hace 21 años nació su único hijo y en 1990 entró
a trabajar en la empresa Transportes Colectivos, concesionaria de Bizkaibus, de
donde llegaría a alcanzar la jefatura de Recursos Humanos.Aunque parezca increíble, estuvo en su puesto laboral hasta
el jueves pasado, apenas horas antes de que en un acto desesperado se arrojara
al vacío. Los miembros del comité de empresa no podían creer que la «alegre»
Amaia, que pasó la jornada entre reuniones, enviando correos electrónicos y
actualizando su agenda para los encuentros diarios que mantenía con los
representantes de los trabajadores, fuera a poner fin a su vida de esa manera.
«Hablamos hasta las doce y media del mediodía y la vi normal, como siempre, no
parecía tener ningún problema», sostenía ayer uno de los miembros del comité. "Solamente hace dos años debió pedir la baja de enfermedad «por depresión» y,
según conocidos suyos, «estaba algo más nerviosa últimamente, pero siempre fue
así, explosiva y a la vez muy reservada, con mucho mundo interno».
Es muy lamentable que ella ante el inminente desahucio tomara
una decisión tan extrema y si esta muerte sirve para aliviar aquellas situaciones
desesperadas gracias a que ha precipitado un cambio de actitud de los banqueros
y políticos en general. Dicho esto, me permito disentir de todas las opiniones
en cuanto a la culpabilidad de la entidad bancaria sobre este suicidio. Esta
señora estaba trabajando el día anterior, tenía un buen cargo y cobrando un
buen sueldo su marido también. Podían haber hecho frente perfectamente al
problema. Para llegar a tomar esta decisión, con toda seguridad que existían otras causas... Pero ya se
sabe... ella pertenecía a un partido político que ahora quiere ponerse la
medalla en su nombre por esta causa en un increíble alarde de cinismo. Su caso no tiene nada que ver con los casos de desahucios que desgraciadamente estamos viendo todos los días.
Jorge De Cal Torrella
ResponderEliminarNo tendrán culpa los bancos del desahucio de Amaia... pero ¿de los otros 400.000... Qué me dices?... y sacar a colación que por ser ella del PSOE este se mueve ahora en propio beneficio electoral y quiere apuntarse el tanto es un superlativo alarde de cinismo por tu parte, y denostar al pueblo de Baracaldo ENTERO que dijo ¡¡¡Basta!!!. El PPPSOE rechazaron en las cortes 3 veces revisar la ley de desahucios; pero ahora, antes de la muerte de Amaia, el PSOE, al menos había hecho propuestas, y a Rajoy le había solicitado una reunión... lo que no quita de ser tan culpable como el Pp de no haber hecho nada en años.
¿Se ve que no escuchaste a María de los Dolores de Cospedal … hoy mismo?
... "Rajoy es el único presidente que ha hecho algo por los desahucios, está muy sensibilizado"... ¡¡¡hay que ser Cínica!!!.
Santiago Nuevo
ResponderEliminarAqui hay mucho por aclarar..
tribeca212
ResponderEliminarYo he leído que la hipoteca la tenía su hermano y ella firmó como avalista, sin decirselo a su marido, pues el piso estaba a su nombre. El hermano fue el que dejó de pagar y entonces se produjo el embargo de su casa como avalista. Si esto es verdad, no me imagino como estará el hermano.
ResponderEliminarInma Ruiz De Julián
Pues sí, es un poco repugnante el uso partidista que todo el mundo está haciendo de esta historia. Se ve que esta mujer estaba viviendo una tragedia personal de distinta índole a la mayoría de casos de desahucio. Lo que no quita para que haya que replantearse por completo este asunto, y por favor, sin necesidad de suicidios. Ya hay mucha gente viviendo en la calle, en albergues, en casa de los abuelos o de unos amigos como para mirar para otro lado o tener que aferrarnos a casos como éste para cambiar las cosas.
Concha Martin
ResponderEliminarDe este suicidio, no han tenido la culpa, ni la crisis, ni los bancos. Probablemente nunca sabremos que hizo esta pobre mujer con el dinero de la hipoteca, es casi seguro que padecía algún tipo de enfermedad, de tal manera que ni el marido sabía que les iban a embargar el piso. Al menos eso es lo que yo he leido, lo que no significa que sea cierto. DEP