Inmovilismo educativo
La
semana pasada han ocurrido varias cosas en el campo de la educación que, aunque
no tienen mayor importancia consideradas individualmente, ponen de manifiesto
algunos de los graves problemas a los que se enfrenta hoy la educación de los
ciudadanos.
Hace
unos días tuvo lugar en todo el país una huelga en el sector de la enseñanza,
que afectó también a la universidad. Aunque su seguimiento fue muy pequeño y la
gran mayoría de los estudiantes la recibieron con la más absoluta indiferencia,
puso de manifiesto la oposición de una parte del profesorado y –lo que es aun
más importante– de muchos órganos de gobierno a cualquier programa de reducción
de gastos y racionalización de los ingresos; y esto ocurre en una institución
que, si algo necesita, es precisamente racionalización y sentido común.
Casi
al mismo tiempo tuvo lugar un boicot de la mayor parte de los rectores
españoles a una reunión con el ministro por su oposición a un decreto, bastante
sensato, por cierto, que trata de poner un pequeño parche en una crisis
económica muy grave de la que parece difícil que la universidad pueda salir sin
modificar de forma sustancial sus actuales estructuras. Una universidad que
parece haber perdido el norte y no se da cuenta de que sólo tiene futuro si es
capaz de introducir cambios sustanciales en su organización y gestión.
Piden
más inversión, más profesores, lo que en la práctica podría traducirse en una
enseñanza más personalizada nos da peores resultados. ¿Qué falla ahí?
Invertimos cantidades importantes en educación y pese a todo nuestro resultados
no son buenos, en algunos aspectos han empeorado en los últimos diez años.
A
un rector de una universidad española que, preguntado por el exceso de centros
universitarios que existe en nuestro país parece que contestó: "Decir que
sobran universidades es antisocial". Sorprendentemente a este buen señor
no le parece antisocial quitar a todos los ciudadanos españoles una parte de
sus ingresos para mantener centros de enseñanza irrelevantes que muy poco
aportan a quienes los pagan.
Es
evidente que con el decreto del ministerio no se arreglan los problemas de una
universidad. Cuando el país ha hecho un enorme esfuerzo en dotar de fondos a la
institución universitaria y el resultado es que, de forma sistemática, ninguna
universidad española ocupa un lugar destacado en el contexto mundial y en los
índices más conocidos todas se encuentran más allá del número 200, parece claro
que algo ha fallado... y, desde luego, sigue fallando.
España
tiene importantes carencias en materia educativa. Basta con observar los
informes internacionales –referencias incuestionables a nivel mundial– para
darse cuenta de la terrible desventaja en la que se encuentran los alumnos
españoles en relación a los de otros países desarrollados. Según datos del
último informe PISA, España ocupa el tercer puesto por la cola de un total de
19 países en Lectura. Nos superan países como Grecia, Portugal, Francia o Reino
Unido.
También
estamos por debajo de la media europea en Matemáticas y Ciencias. Ante estos
resultados lo más recurrente, sobre todo por aquellos que siguen negando que el
problema pueda estar en el modelo educativo, es dirigirse a comparar el
esfuerzo económico que realizan los países de nuestro entorno y cuanta es la
inversión en el nuestro en lo que a educación se refiere. Curiosamente no es
este un terreno donde nuestro país se encuentre en desventaja. El gasto de
España en educación es un 20% superior al de la media de la OCDE y de la Unión
Europea. Tampoco nuestra situación es precaria en relación al profesorado.
Nuestra ratio en relación al número de alumnos por profesor en educación
secundaria se sitúa en 8,5 frente al 12,1 de la Unión Europea. Sin embargo
tenemos un abandono educativo temprano, el 28,4%, que dobla la media europea.
Si
dirigimos nuestra mirada hacia la universidad los datos son similares.
Importante esfuerzo económico, el gasto por alumno entre 1995 y 2008 se
incrementó un 38% frente al 14% de media de la OCDE y a pesar de la amplia
oferta, 79 universidades, ninguna entre las 150 primeras del mundo.
A
lo largo de las últimas décadas se ha creado un número desproporcionado de
centros universitarios, la mayoría de los cuales tienen unos niveles de calidad
muy bajos; y, lo que es aun más peregrino, con ínfulas de convertirse en
centros de investigación. Se duplican funciones y se mantienen titulaciones y
departamentos sin un mínimo sentido de la oportunidad y sin importar lo más
mínimo lo que le cuestan al contribuyente. Las consecuencias están a la vista.
Es
evidente que algo falla en el sistema educativo español. Estamos destinando
importantes recursos a un sistema fallido. Un sistema que desterró de las aulas
la cultura del esfuerzo, el respeto por el profesorado, la búsqueda de la
excelencia, la transparencia, la rendición de cuentas. Un sistema que se
desarrolló en el conformismo y que justificó su existencia en la inversión sin
límites.
Estamos
a tiempo de cambiarlo. El peor enemigo de la educación española es el inmovilismo.
Ninguna de las medidas adoptadas por el gobierno para la racionalización del
gasto incidirá en la calidad del actual sistema. Son medidas similares a las
que se aplican en el resto de Europa con mejores resultados. Lo único que puede
incidir en la mejora de la calidad es la reforma del sistema. Comenzando por
dotar al profesorado de un Estatuto que diseñe un verdadera carrera
profesional, cambiando el sistema de acceso, reformando la Educación
Secundaria, ampliando el Bachillerato a tres años –como existe en la mayoría de
países europeos– fortaleciendo los contenidos comunes y las materias
instrumentales, aplicando una política de evaluación y transparencia, en
definitiva, olvidando el modelo educativo socialista para dirigirnos a la
educación del futuro.
En
pocas palabras, es el momento de empezar a ver de otra forma la universidad
española. Para un ministro de Educación lo importante deben ser los ciudadanos,
no los burócratas que hoy controlan nuestros centros universitarios.
Arsbin
ResponderEliminarEl tema es más sencillo que todo eso: competencia. Si los centros compiten entre sí en dar la mejor formación a fin de captar más alumnos y por tanto más ingresos, la calidad de la instrucción pública mejorará. Todos quieren llevar a sus hijos a los centros que mejor instruyan. En este sentido deben ser los propios centros los que a su vez, dado el caso, admitan o no a sus alumnos. Un centro que instruya mal será desechado por los compradores de instrucción. Un centro que instruya bien será más solicitado y hasta tal punto que será él, el centro, el que seleccione a sus alumnos. ¿Cómo se mide esto? Me refiero a la calidad de la instrucción, dado que el potencial, saber, o lo que interese al centro lo mide el centro según sus propios intereses: pues con controles externos, es decir, exámenes externos, de manera que el profesor instructor sea distinto al tribunal calificador. Si bien esto último habría que hacerlo de manera que no se perjudique a la libertad de cátedra. Una solución, como otra que pueda haber mejor, puede ser que el profesor instructor adelante su programa (y contendidos) al tribunal calificador y que éste realice el examen y calificación.
jucoaz
ResponderEliminarEstamos dando vueltas a la noria una y otra vez y encima no sacamos agua.
Se repiten los mismos tópicos, mentiras y nadie hace nada.El PP estuvo dos legislaturas y no movió un dedo.Me dirán que elaboró una ley, sí lo hizo, no llegó a aplicarse porque estaban en la luna de Valencia, y lo hicieron en el último momento.
Estoy cansado de oir y leer iempre lo mismo.
1MA
ResponderEliminarEl problema del profesorado existe, porque la selección no es objetiva en estos momentos. Conozco personalmente unos casos increíbles.
Además hay dos problemas que se van a añadir a esta selección en un futuro, una es la falta de profesores en determinadas ciencias, como matemáticas o Físicas, debido a la subida de tasas, a los recargos que se van a aplicar por segundas matrículas, y a la mayor exigencia de los requisitos para tener beca.
Y otro problema yo creo que va a ser, los cambios que tienen estos tíos en la cabeza, de ir a una especie de MIR en la educación, con lo cual la gente se va a matar para terminar físicas, matemáticas o Químicas, y luego los van a tener preparando una especie de mir y más tarde cobrando una miseria, con lo cual la gente lógicamente se irá más temprano que tarde a otra carreras ante la falta de perspectivas.
Antonio José Rebollo Palacios
ResponderEliminarel éxito en los sectores universitarios fué impresionanteenorme e histórico.(parece que este articulista sólo se informa a través de los medios ultras del "periodismo" expañol,su falta de objetividad lo delata.Esto más que un análisis parece un panfleto ideológico cargado de falsedades.¿hacer competitiva la enseñanza como si se tratase de puro Busines?.¿educar para ser competitivos?,¿menos recursos para mejor educación?.La mayor injusticia es la desigualdad-esto nadie lo duda- ¿y qué mayor injusticia que la desigualdad de oportunidades?.Si suben las tasas y recortan becas hay que ser muy tonto para no saber a quienes se expulsaran de las universidades y del conocimiento...El sueño de la derecha expañola de tó los tiempos fue el control de los titulos universitarios en sus manos.para su corporativismo histórico:pongo un ejemplo.de biznieto de notario,nieto e hijo de notario y padre de notario..habiendo parné se aprueban todas las carreras.
Suptoiret TheEternal
ResponderEliminarel día a día de un catedrático universitario es en si mismo una huelga
Fran Navarro
ResponderEliminarLo que tienen que hacer no es reducir el gasto en universidades sino aumentar el ingreso, y esos se hace procurandole un trabajo a los universitarios, haciendo la universidad más flexible, y no la mierda esa de bolonia, que es para lo que es, para recuperar la estabilidad social en la que el que no pueda tenga que currar pa que los niños de papá y mamá vayan a la universidad, porque en definitiva sólo los mejores tienen derechos, sólo los que tienen pasta tienen el derecho de disfrutar de eso.
Suptoiret TheEternal
ResponderEliminarpues para aumentar el ingreso se han subudo las tasas universitarias. pide y se te proveera
Fran Navarro
ResponderEliminarPero si suben las tasas y no dan soluciones a la situación de la mayoría de la gente, en muchos casos universitario, mal asunto
No me parece mal que suban las tasas, pero que den soluciones al paro antes. Evidentemente hay un conflicto de prioridades. Además, se pueden solucionar de muchas otras maneras, por ejemplo, las becas más rígidas, más complicadas y el precio igual de social. Si esa reforma universitaria ezs de zoquetes hechas para los que están hechas y no hay
Suptoiret TheEternal
ResponderEliminarsi te dan un prestamos que vas a devolver cuando encuentres trabajo al terminar la carrera, ¿que problema es el dinero que cueste? el problema será que se haya equivocado de carrera lo que en el sistema actual significa que alguien en la economia ha perdido su trabajo para nada.